Por Eros Ortega Ramos*
El sábado 09 de enero el año en curso, la subestimación del Sistema de Transporte Colectivo (STC) de la Ciudad de México, mejor conocido como “Metro”, ubicada en la calle de Delicias en el Centro Histórico sufrió un aparatoso incendio que provocó la hospitalización de cinco trabajadores debido a la intoxicación por humo, así como un fallecimiento. Asimismo, a causa del incendio las líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6 tuvieron que cancelar sus operaciones hasta nuevo aviso. De acuerdo con la versión oficial dada a conocer por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el incendio fue provocado por una falla en los transformadores ubicados al interior del propio inmueble.
Hasta el momento, las autoridades todavía se encuentran a la espera de los resultados que arrojen los peritajes oficiales ya que las especulaciones no han cesado desde que se dio a conocer la noticia. Una de las principales tiene que ver con la falta de mantenimiento ya que en una entrevista publicada por el diario “Milenio” a diferentes trabajadores de la subestación conocida como “Buen Tono”, los transformadores averiados llevaban más de un año sin recibir ningún tipo de mantenimiento. Una imagen del incendio se puede ver a continuación:
Fuente: https://www.infobae.com/america/mexico/2021/01/10/que-causo-el-incendio-en-la-subestacion-del-metro-que-tiene-semiparalizada-a-la-cdmx/
Ante esto, miles de usuarios manifestaron su molestia en las principales redes sociales, argumentando que el Metro es su único medio de transporte ya que no tienen la posibilidad de adquirir un automóvil particular para movilizarse por la ciudad. Fue así como la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) informó un día después del siniestro que brindaría servicio provisional de las 07:00 a las 00:00 horas hasta que el servicio en las líneas afectadas pudiera reestablecerse en su
totalidad. Al respecto, la Jefa de Gobierno aseguró en una conferencia de prensa que, con base en los más recientes reportes de mantenimiento, las instalaciones eléctricas del STC se encontraban en proceso de revisión, por lo que no se tenía sospecha alguna de que pudiera suscitarse una catástrofe de esta índole.
Pero lo que realmente indignó, creo yo, a los miles de usuarios afectados, así como a gran parte de la vox populi de este país fueron las polémicas declaraciones de la directora del STC tiempo después del incendio. Resulta que, en conferencia de prensa, Serranía Soto en conjunto con la Jefa de Gobierno se deslindó de responsabilidades, responsabilizando por consiguiente al personal de la Gerencia de Instalaciones fijas por el lamentable siniestro, al tiempo de asegurar que ella únicamente era la directora general del Metro:
Solamente reiterar que, por estatuto, el mantenimiento y los programas de mantenimiento son responsabilidad de la Gerencia de Instalaciones Fijas y sus subgerencias por especialidades… a ver yo soy la directora general del Metro, solamente (UnoTV, 11/I/21).
Dicho lo anterior: ¿O sea que por ser la directora general de este medio de transporte queda exenta de toda responsabilidad cuando de un siniestro se trata? ¿De qué privilegios goza para que en el momento de aceptar responsabilidades y determinar sanciones por negligencias o malos manejos adquiera inmunidad absoluta? Porque entonces, si ella como directora del STC no tiene responsabilidad alguna en los hechos ocurridos durante el sábado en la madrugada: ¿De qué sirve tener a una directora al frente de dicho sistema? ¿No cree usted? ¡El cinismo total!
De ser válido un argumento de esta naturaleza, la propietaria del entonces Colegio Enrique Rébsamen, Mónica García Villegas, el cual se derrumbó parcialmente durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017 matando a 26 personas, entre ellas a 19 infantes, hubiera fácilmente argumentado que no era culpable de la construcción irregular de un departamento sobre el área de los salones de clase, ya que ella únicamente fungía como “propietaria”, no como ingeniera, arquitecta o encargada de la obra, desligándose fácilmente de toda responsabilidad y evitando de esta manera haber sido hallada culpable del delito de homicidio doloso por el que se le condenó a 57 años de prisión. No pretendamos defender lo indefendible.
De acuerdo con diferentes especialistas en infraestructura, en los últimos tres años el STC Metro ha contado con ingresos escasos para cubrir la totalidad de sus costos reales de operación (o al menos esa es la versión oficial que se ha manejado), por lo que la calidad y sustentabilidad de su servicio ha decrecido considerablemente:
El siniestro sucedió en un contexto de recortes presupuestarios en los últimos cinco años, a los que se suman irregularidades no solventadas del periodo 2015-2018 por al menos 29 millones 314 mil 112.35 pesos, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF) […] De acuerdo con datos del Gobierno capitalino, entre 2015 y 2020 los ingresos del STC Metro –como proporción del
presupuesto neto de la Ciudad de México– cayeron 29.3 por ciento real. El impacto de los recortes se agrava si se considera que, en los últimos siete años, de acuerdo con información de la ASF, uno de cada 68 pesos invertidos y auditados del STC Metro fue irregular (SinEmbargo, 13/l/21).
Por eso no existe argumento alguno que absuelva a la directora de su responsabilidad ante este desastre. El STC desde hace años se convirtió en una bomba de tiempo que al fin explotó, perjudicando a millones de personas en estos difíciles tiempos de pandemia. Después de la catástrofe: ¿Hasta dentro de cuánto tiempo los “accidentes” volverán a presentarse como consecuencia de la irresponsabilidad, ineficiencia y corrupción de los que se encuentran al frente del Metro?
Gracias por su lectura.
Twitter: @erosuamero
Facebook: Eros Ortega Ramos
Correo electrónico: sociologia_uameros@hotmail.com
*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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