Hace algunos meses en una de tantas charlas que sostengo en el transcurso de los días con mi padre, me platicó que uno de sus cuñados tenía serios problemas para dejar de fumar. Como desafortunadamente era un mal hábito que había adquirido desde su adolescencia por haber crecido en una familia de fumadores, en su vida adulta se había convertido en un grave problema que lo estaba llevando a un consumo desmedido de cajetillas a la semana. Éste ya había llevado a cabo diferentes estrategias para dejar el cigarro; desde medicación, parches y cigarros electrónicos, hasta pláticas en un grupo de ayuda con un famoso COACH que por unas cuantas cesiones de 60 minutos le cobró 3000 pesos, situación de la que hablaré más adelante.
El punto es que ninguna de ellas había resultado exitosa, mucho menos la última que le costó varios billetes de la más alta denominación. También me platicó que durante ésta misma conversación el afectado de forma desesperada le pidió un buen consejo para dejar de fumar debido a la confianza que le tenía, ya que sabía que su interlocutor había terminado la carrera de Psicología hace algunos meses. Al final de la conversación, el cuñado de mi papá estaba muy agradecido por los consejos y las palabras de aliento que le había externado, no sin antes haber renegado por la exuberante cantidad de dinero que había gastado en las cesiones con ese famoso Coach que, a su parecer, no le pedía nada a los consejos del psicólogo con el que acababa de platicar.
Es aquí cuando me llamó mucho la atención el negocio del COACHING en este tipo de situaciones, por lo que empecé a indagar en la web para sacar mis propias conclusiones respecto a lo que hace. De esta manera, supe que el Coaching se enfoca principalmente en las significaciones y en las decontrucciones de esas mismas significaciones que la persona tiene acerca de un hecho o evento en particular. Por eso uno de sus principales objetivos es modificar la interpretación negativa que se tiene de determinado hecho en específico por una interpretación positiva, con base en la motivación y en la búsqueda de estrategias para concretar cambios significativos en las diferentes áreas de la vida del cliente en donde se presente el conflicto. En pocas palabras: “El coach genera preguntas puntuales, trabaja con la mente, los significados, las creencias, las actitudes, los comportamientos y las acciones de las personas, para que ejecuten lo que requieren, y así logren lo que nunca han hecho” (Forbes, 24/V/16).
Algo que es inobjetable y que debe que quedarnos muy claro es que todos en algún momento de nuestra vida pasamos por altibajos, crisis y desmotivaciones que nos hacen dudar si debemos continuar en el camino hacia nuestro objetivo anhelado, por lo mismo tenemos que hallar las alternativas más pertinentes de acuerdo a
nuestras necesidades y puntos débiles que nos permitan seguir adelante. Una de ellas puede ser el Coaching, por ejemplo. Dicho lo anterior, quiero aclarar que con el presente artículo de opinión no estoy sosteniendo que tal proceso metodológico sea un engaño en su totalidad, ni que no le sirva a mucha gente como apoyo para sobrellevar conflictos psicológicos, emocionales o laborales, más bien lo que intento expresar es que actualmente se ha convertido en un campo lleno de gente oportunista que ha conseguido lucrar con la baja autoestima y otras necesidades psicológicas que padece mucha gente en la actualidad. ¿O acaso no le parece una exageración cobrar 3000 pesos por dar un par de consejos y unas cuantas charlas motivacionales a un fumador compulsivo para que logre deshacerse de su vicio? A mí me parece que sí.
Y como era de suponerse, con la creciente expansión de todo tipo de información por las benditas redes sociales no falta el gurú de la omnipotencia que todo lo puede, el cual convence a los necesitados de motivación a inscribirse a cursos, conferencias y talleres que les costarán un ojo de la cara por semejantes precios tan elevados, si es que quieren lograr un cambio positivo en su vida: “¿Qué pasa en la web? Ahí hay de todo. Coaches que estudiaron y lo aplican, otros que seudoestudiaron y lo seudoaplican, y la mayoría restante que no son coaches, y no lo aplican” (Forbes, 24/V/16). El grave problema radica en estos últimos. Asimismo, no faltan los pseudocertificadores o “certificadores internacionales” que garantizan a su clientela la oportunidad de convertirlos en “nuevos coaches”, siempre y cuando paguen la jugosa cantidad monetaria que se les impone.
Por eso es sumamente importante recordarle a esa gente que está en búsqueda de motivación que existen otras opciones más allá del Coaching, con verdaderos profesionales en el estudio de la psique humana. En este sentido, desafortunadamente en nuestro país aún persiste la ignorancia respecto a la labor que desempeñan los estudiosos de la mente, o sea; los psicólogos, los psicoanalistas y los psiquiatras. Pero no vamos a analizar a detalle lo que cada uno de éstos hace respecto a su área de estudio y trabajo, ya que no es el propósito de éste escrito, lo único que quiero dejar en claro es que quien piense que el Coaching reemplaza a cualquiera de las disciplinas anteriormente mencionadas está cometiendo un grave error. Y considero, desde mi muy particular punto de vista, que eso es exactamente lo que está pasando en la actualidad.
Mucha gente de hoy en día está recurriendo al Coaching como única alternativa para tratar sus problemas de motivación cuando no es la única opción, mas sí una de las más populares debido al auge de los nuevos coaches que aparecen de un día para otro gracias a los milagrosos métodos motivacionales que sólo ellos conocen. Debido a esto, es necesario cambiar la perspectiva que se tiene de esas otras alternativas que no únicamente se dedican a recobrar la motivación, sino también a la búsqueda de la génesis del o los problemas que dan origen a la falta de ésta.
Así, se llega a la conclusión de que si verdaderamente se quiere salir del problema, lo primero que se tiene que hacer es estar consciente de que el Coaching únicamente funge como una herramienta de motivación, más no como la solución en sí. Sólo de esta manera podremos llegar al fondo de la problemática que nos aqueja para poder entenderla en su totalidad, apoyándonos de otras disciplinas más especializadas en la materia que para su perfeccionamiento no únicamente requieren de certificaciones, sino de toda una vida dedicada a la investigación de la mente humana.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana. |
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