A finales del mes de diciembre del año 2018, Andrés Manuel López Obrador presentó un plan de gobierno para combatir el robo de combustible, mejor conocido como “huachicoleo”, a lo largo de la República Mexicana, ya que de acuerdo a cifras oficiales: “el robo de combustibles le provoca al estado unas pérdidas de 60.000 millones de pesos al año, unos US$3.000 millones” (BBC, 09/I/19). En este plan se incluyó la participación de más de 10 dependencias federales para el combate al robo de gasolina, entre las más sobresalientes se encuentran: la Secretaría de Marina, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO).
Dicho plan, que tiene como propósito terminar con las tomas clandestinas, además: “prevé que 4 mil elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Marina resguarden 58 instalaciones estratégicas de Pemex, entre ellas seis refinerías, 39 terminales de almacenamiento y despacho, 12 estaciones de rebombeo y el control de ducto” (AnimalPolítico, 27/XII/18).
Como ya se veía venir, las acciones emprendidas por el Gobierno Federal en contra del robo en Petróleos Mexicanos (PEMEX) poco a poco comenzaron a causar estragos alrededor del país, y es que uno a uno fueron apareciendo en la lista diferentes estados de la República que presentaban una supuesta “escasez” del combustible y en el peor de los casos, ausencia del mismo; Tamaulipas, Querétaro, Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Michoacán, Estado de México y casi al final la Ciudad de México. Aunado a esto, tal y como desde hace años vienen haciendo algunos de los pseudo noticieros más populares de la televisión nacional, se empezó a esparcir información alterada y falsa respecto a la estrategia que el Presidente, sin previo aviso, implementó para combatir el huachicoleo a lo largo del país.
Dicha situación, como era de esperarse, dio inicio con las llamadas “compras de pánico” en diferentes gasolineras de la República Mexicana y de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), provocando severo caos vial y un empeoramiento de esa “escasez” que, si bien era una consecuencia momentánea de la estrategia, vino a agravarse debido al súbito aumento de la demanda de combustible en muy poco tiempo, producto de la desesperación y las suposiciones de los propietarios de motocicletas, automóviles particulares, camionetas, tráileres, y demás vehículos que necesitan del combustible para funcionar.
La realidad es que dicha escasez nunca existió como tal, ya que de haber sido así: ¿No cree usted que el transporte público se hubiera paralizado casi en su totalidad provocando que millones de personas no llegaran a sus respectivos centros de trabajo por varios días, o que las tiendas departamentales hubieran presentado escasez de alimentos debido a la suspensión de su transportación,
o que los niños, adolescentes y universitarios hubieran tenido que faltar a sus respectivas clases porque no podían llegar a sus escuelas? Obviamente sí, y no sólo eso, todo el país hubiera entrado en una severa crisis sin precedentes debido a la ausencia del valioso combustible, pero no, lo único que pasó fue que el Gobierno cerró las válvulas de cuatro de los trece oleoductos de Petróleos Mexicanos en donde se sospechaba, los huachicoleros hacían su agosto durante todo el año.
Por eso cuando se empezó a dar a conocer toda la corrupción en la cual esta empresa era partícipe, los desinformadores no dudaron en hacer lo que mejor saben; alarmar a la población y fomentar el desorden. Tan es así que incluso hasta en fotografías reenviadas miles de veces por WhatsApp se llegó a hablar de un supuesto desabasto en Walmart, situación que por supuesto, la empresa inmediatamente salió a desmentir.
Así, en unos días se hizo costumbre ver enormes filas alrededor de las gasolineras, tanto de vehículos en espera de cargar combustible, como de gente con todo tipo de recipientes para almacenarlo. Asimismo, desde el lado positivo, se logró que la calidad del aire se incrementara debido a la disminución de coches en las carreteras, que los congestionamientos viales en avenidas principales de la ciudad duraran menos y que, por increíble que parezca, algunas personas decidieran usar la bicicleta para transportarse en distancias cortas; todo un efecto dominó el que se logró con unos cuantos días sin gasolina.
Pero viendo la otra cara de la moneda, lo más importante que se evidenció para nuestra desgracia como sociedad, fue la vergonzosa pérdida de memoria de gran parte de la población mexicana ante una situación de esta naturaleza, misma que se dejó llevar, como otras penosas veces en el pasado, por los rumores, las suposiciones, los chismes infantiles y la información falsa que “quien sabe quién” se encargó de circular en algunas de las principales redes sociales, al más puro estilo del brote de influenza por allá del año 2009 o del pánico moral provocado por los saqueos en varias partes del Estado de México por allá del 2017, ¿Recuerda?
De esta forma, las famosas compras de pánico que empezaron a efectuarse de manera masiva por parte de aquellos engañados, tal y como lo mencioné anteriormente, es la más clara muestra de la manipulación mediática que todavía logra poner a muchos en jaque debido a conclusiones absurdas esparcidas por ignorantes y grupos fácticos que tienen como único fin, sembrar la incertidumbre y el enojo en aquellas personas que carecen de información verídica respecto al que siempre fue el verdadero problema; la escandalosa corrupción que imperaba en PEMEX.
Obviamente las molestias, los cuestionamientos y las calumnias a causa de la estrategia que implementó López Obrador para combatir dicha corrupción que desde hace sexenios venía consolidándose en esta enorme empresa iban a ser inevitables, pero pese a las críticas que le ocasionó, los números no mienten: “En cinco días, la administración de Andrés Manuel López Obrador redujo en 55.8 por ciento el robo de combustible a Pemex” (Televisa.NEWS, 27/XII/18).
Porque no debe de olvidar, estimado lector, que con su famosa Reforma Energética, el Gobierno Federal además de aumentar el precio de la gasolina mes con mes, como con la Premium que hoy sobrepasa los 21 pesos, permitió la proliferación de tomas clandestinas de combustible, haciéndose de la vista gorda con el saqueo que AMLO decidió combatir y que, aunque como sociedad nos traiga molestias y contratiempos, al final nos beneficiará como consumidores de un combustible que nos es vendido al doble de precio por un país vecino que impotentemente, ve cómo se avecina el final de su mina de oro.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana. |
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