Por Eros Ortega Ramos*
El monstruo de la violencia de género y feminicida sigue ahí, casi intacto y en espera de que esta efervescencia social que ahora se percibe como invencible, se apacigüe por el desprestigio y las polarizaciones contradictorias y excluyentes que el feminismo radical se empeña en practicar, pero de esto hablaré un poco más adelante, por ahora conozca un poco más de los datos del horror:
· “La Ciudad de México acumula 231 feminicidios en los últimos cinco años; 50 de ellos fueron cometidos en los primeros nueve meses de 2019.
· De 2015 a la fecha, suman 3,578 feminicidios a nivel nacional. Solo de enero a octubre de 2019 se registraron 833 casos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
· De enero a agosto de este año, 292 mujeres han sido víctimas de abuso sexual en la Ciudad de México; cuatro denuncias son por violación tumultuaria, según el portal de Datos Abiertos del gobierno capitalino.
· Entre 10 y nueve mujeres son asesinadas cada día en México, de acuerdo con la ONU” (ExpansiónPolítica, 25/XI/19).
· “El Estado de México ocupa el primer lugar en asesinatos de mujeres y el segundo en feminicidios en 2019, sólo detrás de Veracruz, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. De las 5 mil 516 mujeres desaparecidas, mil 474 no han sido localizadas” (LaJornada, 26/XI/19).
La marcha feminista llevada a cabo el día 25 de noviembre del año en curso, como en otras ocasiones en el pasado, fue una clara muestra de la desesperada necesidad que tienen miles de mujeres en este país de hacerse escuchar; de decirle al mundo que ya llegaron a un hartazgo sin precedentes por la cultura machista, que no tienen porqué seguir soportando malos tratos, subordinaciones, humillaciones, violaciones y asesinatos, que también existen y que deben ser tomadas en cuenta, que tienen derecho a decidir qué hacer y qué no hacer con su sexualidad, que no necesitan de “méritos” o “favores” para sobresalir en una sociedad como en la que viven y se desarrollan, y que no tienen porqué vivir con miedo permanente día tras día debido a la posibilidad de perder la vida a causa de un Estado por demás incompetente. De esto no debe de haber duda alguna.
Pero, por otra parte, también fue una muestra de intolerancia, violencia y adoctrinamiento que, por más de que cause escozor en determinados sectores de la sociedad (sean radicales o no), es una realidad que no puede ni debe ocultarse. Resulta irónico que, por ejemplo, se agreda a todos aquellos hombres que participan en este tipo de movimientos sociales por el simple hecho de ser hombres, esto incluye a los policías, por supuesto ¿O acaso por haber nacido varones son, per se,
peligrosos acosadores, violadores o asesinos de mujeres en potencia? ¡Claro que no! Y quien piense lo contrario necesita ayuda psicológica de manera urgente, ya que no existe ningún argumento científico que sustente semejante aseveración. Ningún ser humano nace siendo un violador o asesino, más bien es la sociedad en la que se desarrolla la responsable de moldear su moral, su ética y, por consiguiente, sus comportamientos buenos o malos. Dicho esto, la violencia aquí y en cualquier parte del mundo es condenable, sin importar si es ejercida hacia hombres o mujeres. Por eso este tipo de radicalismos dañan la legitimidad de un movimiento social que, de forma incongruente, pretende erradicar la violencia con el ejercicio mismo de la violencia. Un poco contradictorio ¿No le parece?
Respecto al adoctrinamiento, observe la siguiente fotografía:
Fuente: https://info7rm.blob.core.windows.net.optimalcdn.com/images/2019/11/26/ninavandalizando.jpeg
Me parece insensato que un infante de esa edad asista a eventos de este tipo, y no porque no deba de educársele desde una edad temprana a criticar y a no practicar la violencia (sea ésta de cualquier índole) sino porque: ¿Qué tiene que hacer un menor de edad al interior de una manifestación con un aerosol en la mano? Porque creo que estamos de acuerdo que no iba a clases de manualidades o algo por el estilo. ¿Acaso está aprendiendo a exigir sus derechos mediante el vandalismo? Y si así fuera: ¿Qué no se supone que hay espacios y momentos para todo? Pero lo más importante: ¿No se pone en riesgo su seguridad e integridad física al interior de un movimiento de esta naturaleza? EL HECHO DE INVOLUCRAR A LOS NIÑOS EN LA EXIGENCIA DE DEMANDAS DE CARÁCTER FEMINISTA ME PARECE INACEPTABLE. Y no estoy hablando de la educación que como infantes tienen derecho a recibir, sino a ese ADOCTRINAMIENTO impuesto por parte de adultos que, desde su desventajosa condición, no tienen posibilidad de rechazar.
Ahora el gobierno tiene la obligación de dar respuesta a las demandas que, si bien han sido aprovechadas por infiltrados y feministas radicales que, aunque lo nieguen practican la misandria para desprestigiar un movimiento como éste, por otra parte, han logrado poner sobre la mesa una grave problemática social que se ha venido
acrecentando desde hace años debido a la inacción de las autoridades correspondientes; la violencia de género y feminicida. Porque la vida de ellas no es menos importante que la de ellos ¡Alto a la violencia hacia hombres y mujeres por igual!
Gracias por su lectura.
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Correo electrónico: sociologia_uameros@hotmail.com
*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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