Por Eros Ortega Ramos*
El viernes 01 de noviembre del año en curso, la catedrática, conferencista, politóloga
y ahora fiel opositora al gobierno de AMLO, Denise Dresser, publicó en su cuenta
de Facebook lo siguiente:
Cabe mencionar que, para un servidor, desde hace tiempo la señora Dresser ha
perdido casi toda credibilidad en cuanto a análisis político se refiere, y no se debe a
que constantemente critique (muchas veces con fundamentos irrisorios) al régimen
actual, ya que toda oposición debe de ser tolerada y no intimidada en cualquier
gobierno que se hace llamar democrático, sino a su indiferencia y silencio para con
los regímenes antecesores al actual. Rara vez vi en el pasado que con este mismo
fervor criticara y exigiera cuentas a Peña Nieto o, si retrocedemos un poco más, a
Felipe Calderón con sus patéticas estrategias antinarco que lo único que hicieron
fue agravar más la situación de violencia e inseguridad a lo largo del país, porque
vuelvo a hacer énfasis en una aclaración que considero fundamental para
contextualizar la situación que se ha vivido en Culiacán: El narcotráfico y sus miles
de muertos no aparecieron por arte de magia en la actual administración, sino desde
mucho tiempo antes con una guerra desatada en contra de aquellos que desde la
hegemonía priista se han dedicado a construir imperios monetarios a costa de la
droga. De ahí mi casi nula credibilidad a las suposiciones y afirmaciones de esta
persona. Pero, en esta ocasión, tengo que reconocer que su exigencia respecto a
las aclaraciones que el presidente tiene que dar derivadas del caso Culiacán es
totalmente válida e inclusive necesaria.
Concuerdo con la politóloga en el párrafo que dice: “Es insuficiente afirmar que el
operativo se suspendió para evitar un baño de sangre mayor. Necesitamos conocer
las fallas de coordinación y en la toma de decisiones. Las vidas de civiles, y militares
no deben de quedar en la impunidad y en el cobijo de la mentira y la
desinformación”. En mi artículo de opinión anterior respaldé la decisión del
presidente de dar marcha atrás al desorganizado operativo llevado a cabo en
Culiacán para evitar la muerte de civiles inocentes, empero, no sólo podemos decir
“borrón y cuenta nueva” haciendo de cuenta que nada de esto pasó.
Y es que ni siquiera hay concordancia en las declaraciones emitidas tanto por parte
del presidente como por parte del secretario de seguridad, Alfonso Durazo. Si usted
recuerda, hace unos días López Obrador dijo en una de sus conferencias que no
tenía conocimiento del operativo que se llevaría a cabo para aprehender a Ovidio
Guzmán: “Yo no estaba informado, no me informan en estos casos, porque hay una
recomendación general que se aplica, le tengo mucha confianza al Secretario de la
Defensa” (AnimalPolítico, 22/X/19). Sin embargo, Durazo lo contradice al
supuestamente afirmar que sí tenía conocimiento de la operación que estaba por
efectuarse: “El secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, dijo a los senadores en
una reunión privada que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenía
conocimiento del operativo en Culiacán, Sinaloa; sin embargo, evitó ahondar si éste
fue parte de la decisión final de liberar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El
Chapo Guzmán Loera” (ElUniversal, 30/X/19). ¿Entonces a quién le debemos de
creer? ¿Quién de los dos miente y con qué intención lo hace?
Pero lo que me parece aún más preocupante es que, de acuerdo a las mismas
supuestas declaraciones de Durazo, existe una posibilidad de que haya habido
filtración de información a los grupos criminales que desataron el caos en Culiacán
poco tiempo después de que se detuvo a Ovidio. Y si es así: ¿Quién filtró la
información y con qué propósito? ¿Acaso hablamos de “infiltrados” en el gobierno
que trabajan para la mafia mexicana? Tal parece que la cinematografía de Scorsese
o Coppola no está muy lejos de la realidad, al menos en México.
En lo que va de este sexenio, el gobierno morenista encabezado por AMLO le ha
apostado a una nueva política anti-guerra, bastante cuestionable por cierto,
sustentada en incentivos económicos (como las becas) y en el combate a la
corrupción en distintos ámbitos; tanto gubernamentales, como sindicales y civiles.
Hay que reconocerle que al menos, intenta probar con fórmulas diferentes
esperanzado en obtener resultados diferentes. Pero no es suficiente, por lo mismo
es crucial que de este operativo fallido reconsidere a quien deposita su plena
“confianza” en asuntos de seguridad, porque si este tipo de eventos se repiten en
un futuro, de nada servirá haber desechado las estrategias de Calderón y Peña
Nieto que por tantos años laceraron al país.
Gracias por su lectura.
Twitter: @erosuamero
Facebook: Eros Ortega Ramos
Correo electrónico: sociologia_uameros@hotmail.com
*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual
estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de
México |
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