Por Eros Ortega Ramos
A mediados del mes de febrero del año en curso, escribí un artículo en donde narré el atroz homicidio de la joven Ingrid “N”, de 25 años, quien murió destazada y desollada en manos de su entonces pareja, Érick Francisco “N”, de 46 años, en la colonia Vallejo, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero, en la CDMX. En el mismo artículo mencioné la importancia de privilegiar el análisis de los motivantes en este tipo de crímenes de odio, poniendo énfasis en las causas por encima de las consecuencias, para de esta manera poder proponer hipótesis o, en el mejor de los casos, teorías tentativas que nos ayuden a comprender qué motivos están propiciando que se asesine a las mujeres en determinado territorio.
Tan sólo una semana después de que se dio a conocer este “feminicidio” (lo pongo entrecomillado ya que como actual investigador de este tipo de homicidio tengo mis reservas en catalogarlo así en esta ocasión), un nuevo caso de asesinato conmovió al país entero. Se trata de la niña Fátima Cecilia Aldrighett Antón de 7 años, quien desapareció el 11 de febrero mientras esperaba a su madre al salir de su escuela. Tiempo después de que fue reportada su desaparición, distintos videos de vigilancia mostraron que una mujer, con el nombre de Gladis Giovana Cruz, se había llevado a la niña del colegio a donde asistía hasta una vivienda localizada a unas cuantas calles del inmueble. En los mismos videos también se observa que la menor camina agarrada de la mano de la mujer, con quien se le ve platicando mientras se alejaban del lugar. Cuatro días después, el 15 de febrero, fue hallado su cuerpo sin vida dentro de un costal con una bolsa de plástico, el cual presentaba signos de tortura y abuso sexual, así como también la ausencia de algunos de sus órganos vitales, a no más de 5 km de su escuela.
Como era de esperarse, con la presión de los reflectores de la opinión pública en las declaraciones del Gobierno de la Ciudad, la fiscal Ernestina Godoy, catalogó al brutal asesinato de la menor como “feminicidio”, debido a la violación que sufrió antes de morir. Por su parte, el secretario Omar García confirmó el veredicto: "Fue un crimen atroz, fue un feminicidio. Es una tragedia verdaderamente grave. No fue por dinero el móvil. De ahí a las intenciones que haya tenido el sujeto, en su momento la Fiscalía General de Justicia lo comentará" (BBC, 23/ll/20). Cabe recordar que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCM) detuvo a Mario Alberto Reyes Nájera junto con Gladis Giovana Cruz, quienes después de haber sido señalados como los principales sospechosos de la sustracción de la niña, serán procesados por los delitos de secuestro agravado y feminicidio.
Es hasta este punto en donde vuelvo a hacer énfasis en la importancia de tipificar correctamente a un homicidio por cuestiones de género como feminicidio, o, en otras palabras; por el simple hecho de ser mujer, evitando caer en la generalización
respecto a todo asesinato violento hacia mujeres. Digo esto porque: ¿Realmente cree usted que a Fátima la asesinaron únicamente por esta razón? ¿Considera que fue privada de la vida sólo por una misoginia irracional? ¿O cree que existan otras motivaciones que llevaron a los culpables a asesinarla de esa manera? No olvide que, tal y como también lo expuse anteriormente: el sostener que a las mujeres las están matando únicamente por cuestiones de género puede ser un arma de doble filo en la búsqueda de explicaciones y soluciones al problema del feminicidio, ¿Por qué razón? Porque si aseguramos que la única y principal razón de su asesinato es por el simple hecho de ser mujeres, sin otras razones de por medio, corremos el riesgo de excluir del análisis variables de índole antropológico, sociológico e inclusive psicológico que pueden ayudarnos a determinar el comportamiento y proceder del o la feminicida (porque las mujeres también cometen este tipo de asesinatos).
Como respuesta a esta grave problemática que va en ascenso, un colectivo de mujeres del estado de Veracruz llamado “Brujas del Mar”, hace unos días lanzó una convocatoria de paro nacional en protesta por los feminicidios en el país. Propusieron que el día 09 de marzo ninguna mujer (de la edad que sea) realice labores domésticas, asista a la escuela, comercios, trabajo, ni que salga a las calles. Con dicho paro “lo que buscan es visibilizar el peso social que tienen las mujeres –que en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, representan el 51,3% del total de la población– y exigir políticas públicas que frenen la ola de violencia de género, que, aseguran, no es nueva, pero que va escalando” (CNN, 21/II/20). Ante la convocatoria, distintas organizaciones tanto de la sociedad civil como del ámbito empresarial y político, incluidos partidos de raigambre conservadora como el PAN, se han sumado a la protesta. Parece ser que, con semejante oportunismo, pretenden enterrar su pasado de impunidad con lamentables casos como la guardería ABC ¿Recuerda? Porque es el más claro ejemplo de cómo la derecha reaccionaria y puritana es capaz de apropiarse de movimientos sociales con tal de recuperar el poder que por obra de la misma ciudadanía les fue arrebatado. Pero ese es un tema que trataré en otra ocasión.
Lo que quiero dejar en claro es que los crímenes atroces de Ingrid y Fátima vienen a poner sobre la mesa la ya vieja y alarmante problemática de HOMICIDIOS que se extiende por el país, y digo homicidios porque no únicamente las mujeres son asesinadas en México, tan sólo entre 2014 y 2016, de acuerdo con la antropóloga Marta Lamas, hubo 57,288 hombres asesinados y 7,582 mujeres: siete veces más hombres que mujeres. Asimismo, con base en cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre 2015 y 2017 se perpetraron 8,269 homicidios de mujeres, de los cuales 1,719 fueron categorizados como FEMINICIDIOS, y el resto como homicidios dolosos normales. En ese mismo periodo, la misma fuente reportó 60,757 homicidios dolosos contra varones; también una proporción de siete hombres por cada mujer. Mis preguntas son: ¿Y después de que las autoridades catalogaron al terrible asesinato de la niña Fátima como
"feminicidio" qué sigue? ¿Seguiremos reduciendo a "cuestiones de género" los asesinatos de mujeres? ¿Seguiremos diciendo que a las mujeres las matan por el "simple hecho de ser mujeres"? ¿Seguiremos ignorando que por cada mujer hay siete hombres que son privados de la vida? Pero la más importante: ¿Qué medidas se tomarán, además de las punitivas, para intentar -al menos- no ya erradicar, sino reducir, en la medida de lo posible, los asesinatos de MUJERES y HOMBRES?
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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