Por Eros Ortega Ramos*
A principios de diciembre del año 2019, el principal representante de la guerra emprendida contra el narcotráfico durante el sexenio del expresidente, Felipe Calderón Hinojosa, también conocido como el máximo jefe de la policía mexicana y el “gran estratega” antinarcóticos, fue detenido en Dallas Texas, Estados Unidos. Resulta que Genaro García Luna, quien fungía como secretario de Seguridad Pública en ese sexenio panista (del 2006 al 2012), fue acusado por la misma corte de Nueva York que sentenció a Joaquín “El Chapo Guzmán” a cadena perpetua, de tener nexos con el Cártel de Sinaloa: “García Luna se enfrenta a tres cargos por crimen organizado y la justicia estadounidense lo señala como el brazo del Gobierno que permitió al cártel más poderoso del mundo, a cambio de sobornos millonarios, operar con total impunidad en México” (ElPaís, 11/XII/19).
Cabe recordar que desde antes de que se convirtiera en secretario de Seguridad Pública, García Luna estuvo al frente de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) durante el sexenio de Vicente Fox Quesada. Menciono esto porque a pesar de las graves negligencias en su actuación al frente del puesto, tal y como argumentaré a continuación, Calderón no escatimó en ascenderlo durante su periodo presidencial en el rubro de seguridad.
Primeramente, el 19 de enero de 2001 escapa del penal de Puente Grande, logrando esconderse, por más inverosímil que parezca, en un carrito de lavandería, al más puro estilo de las películas hollywoodenses de acción. Ya para el 22 de febrero del 2014 es nuevamente detenido en un edificio ubicado en Mazatlán, Sinaloa, durante un operativo coordinado entre la Marina y el Gobierno de los Estados Unidos. Pero el Chapo Guzmán no se dio por vencido, ya que el 11 de julio del 2015 consigue huir de la cárcel del Altiplano, ubicada en el Estado de México, a través de un túnel. Para su desgracia, el gusto le duraría poco tiempo ya que el 08 de enero del 2016 sería nuevamente reaprehendido mediante una operación conjunta de las áreas de inteligencia, seguridad y procuración de justicia mexicanas.
Pero antes de exponer lo que yo llamo la -impunidad- de Calderón, recordemos la ventaneada que sufrió el ferviente crítico de AMLO en el país vecino: Vicente Fox Quesada. Remontándonos al juicio contra el Chapo Guzmán que tuvo lugar en Nueva York, de acuerdo con declaraciones del hermano de Ismael “El Mayo” Zambada, Jesús “El Rey” Zambada, principal socio de Joaquín Guzmán en Sinaloa, García Luna recibió millonarios sobornos en al menos dos ocasiones durante la gestión de Fox para permitir que el Cártel operara sin contratiempos en suelo mexicano: “El primer soborno, que se produjo en un restaurante en 2005, ascendía a tres millones de dólares. García Luna estaba al mando de la AFI en ese momento.
A este le siguió otro de entre tres y cinco millones en 2007 cuando García Luna ya era secretario de Seguridad Pública” (ElPaís, 11/XII/19).
Regresando con el exmandatario que “no sabe nada de nada” respecto al caso García Luna, con base en declaraciones del Comisario General de la Policía Federal Preventiva (PFP) durante parte de la gestión de Calderón (del 2006 al 2008), Javier Herrera Valles, el panista tenía conocimiento de los vínculos de su Secretario de Seguridad Federal con dicho cártel. Mediante dos cartas enviadas al expresidente, Herrera Valles notificó a Calderón de los ilícitos en los que García Luna estaba implicado, empero, jamás recibió respuesta por parte del entonces mandatario: “Herrera Valles dijo que la primera carta, enviada en febrero a Calderón, le fue entregada a García Luna por “una traición” del entonces Secretario de Turismo federal, Rodolfo Elizondo, a quien Herrera Valles le había entregado una copia” (AristeguiNoticias, 12/XII/19).
Cuando se dio a conocer la noticia de la detención de Genaro García, los reflectores de la opinión pública inmediatamente dirigieron su atención hacia Felipe Calderón, quien no tardó en deslindarse de la situación vía Twitter: “Estoy conociendo por redes sociales la versión del presunto arresto de Genaro García Luna. Desconozco detalles y estoy pendiente de la información que confirme el hecho, como de los cargos que, en su caso, se le imputen. Mi postura será siempre en favor de la justicia y la ley” Es aquí cuando me pregunto: ¿Acaso él no había dicho en una ocasión que “nada pasa sin que el presidente sepa”, cuestionando las decisiones de López Obrador? Porque si es que alardeaba de una reputación intachable con tan contradictorio dicho: ¿Entonces en este caso no aplica para él? Juzgue usted mismo.
Sin embargo, pese al escándalo desatado por la detención de García Luna con la evidente implicación de exmandatarios en complicidades y sobornos con cárteles de la droga, Calderón sigue como si nada, firme con su objetivo de registrar su propio partido político, y es que, de acuerdo con la ley electoral, la Agrupación México Libre cumplió ni mas ni menos que con las 200 asambleas distritales requeridas para conseguir su registro como, sorprendentemente: partido político nacional. Ante esto, la celebración no podía faltar: “Margarita Zavala, exprimera dama y el expresidente Felipe Calderón, promotores del nuevo partido, festejaron en sus redes sociales haber llegado a esa meta con una asamblea distrital en la alcaldía Xochimilco de la ciudad de México, y en los distritos mexiquenses Hueypoxtla y Villa del Carbón” (ElUniversal, 15/XII/19).
No nos engañemos, si es que en el peor de los casos, dicha organización política llegara a conseguir su registro ante el INE para aparecer en las próximas boletas electorales, es prácticamente imposible que alcance la victoria en la siguiente contienda presidencial, pero el problema que aquí nos concierne no es que sea la misma ciudadanía la que mantenga que mantener a otro partido palero vividor del heraldo, el problema es que a pesar de estar embarrado hasta las narices en el caso
García Luna, las autoridades no actúen al respecto, iniciando una exhaustiva investigación para deslindar de responsabilidades y castigar a quien haya delinquido, o dejado delinquir, al amparo del poder que otorga la presidencia de este país, reafirmando así la impunidad de la que goza un exmandatario que si no es juzgado por la justicia, sí lo será por la propia historia.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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