Por Eros Ortega Ramos*
Después de varias semanas de haber iniciado una cuarentena por recomendación del Gobierno Federal como consecuencia de la propagación del Covid-19, distintos empleados de la empresa “Grupo Salinas” se han visto obligados, literalmente, a seguir laborando en sus respectivas oficinas diariamente pese al riesgo de contagio que representa el contacto con la gente en espacios cerrados. Con base en un excelente reportaje publicado por el sitio -Animal Político- titulado: “Trabajadores de Grupo Salinas denuncian casos de COVID-19 tras ser obligados a ir a sus oficinas”, los casos de contagio al interior del consorcio reportados se han dado en TV Azteca, ADN 40 y Banco Azteca: “Aun cuando la empresa propiedad de Ricardo Salinas acusó el viernes a las autoridades de Salud de mentir sobre la información de la pandemia, los trabajadores de Grupo Salinas fueron informados por sus mandos, al menos, de cuatro casos positivos en las direcciones de Banca Digital, Auditoría, Normatividad y Mercadotecnia de Banco Azteca, ubicadas en el edificio corporativo de Avenida Insurgentes Sur, conocida como Torre Esmeralda, donde laboran alrededor de 2 mil personas” (AnimalPolítico, 19/IV/20).
Ya he hablado en artículos de opinión previos respecto al cinismo y la irresponsabilidad que el empresario ha mostrado hacia sus trabajadores sin preocupación alguna, pero no está de más mostrar, por increíble que parezca, hasta dónde puede llegar la ambición de un magnate que no tiene el más mínimo respeto hacia la salud y la vida de los seres humanos. Citando el mismo reportaje publicado por este sitio web de noticias, observe los argumentos tan irrisorios, e inclusive ofensivos (en referencia a nuestra inteligencia como lectores) que se les dan a los trabajadores respecto al virus que, aunque Salinas Pliego se empeñe en minimizar, ya ha cobrado la vida de más de 2,500 personas hasta el día de hoy:
“Un trabajador de Banca Digital relató que el director de esa división, Juan Carlos Arroyo, les comunicó esta semana de un caso positivo de coronavirus entre el personal a su cargo. “Nos dijo que un compañero había dado positivo en COVID-19. Después de eso, fue uno de Protección Civil de Grupo Salinas y dijo que iban a hacer los protocolos para sanitizar su lugar, que nosotros mantuviéramos la calma, que no pasaba nada, el mismo discurso que dio Ricardo Salinas: que se moría más gente por infartos o por diabetes y que estuviéramos tranquilos, que tal vez nos iba a dar, pero que a algunos les iba a dar una ‘gripita’ y a otros sí les iba a dar como se ha visto en los medios”, relató. “En la misma junta estaba el psicólogo de Grupo Salinas, nos dijo: ‘vamos a estar abiertos para ayudarlos, sin miedo, si quieren platicar conmigo; no pasa nada, ustedes manténgase positivos: si están positivos, su sistema inmunológico va a estar alto y el virus es
probable que no les haga nada; si están preocupados, cansados, el virus los va a atacar más fuerte’” (AnimalPolítico, 19/IV/20).
¿Comparte la misma indignación que un servidor ante excusas tan nefastas? Espero que sí, porque el empresario ha sobrepasado todos los límites morales y probablemente legales, más ahora que hasta de médico y psicólogo quiere ejercer al visualizar que el coronavirus les va a dar poquito a aquellos que piensen cosas bonitas y que no se espanten, y se manifestará en la mayoría de sus trabajadores en forma de “gripita” y que, desafortunadamente, habrá algunos que probablemente morirán pero, es un riesgo que está dispuesto a aceptar, claro está.
Pero ante todo este preámbulo de la vergüenza en donde el empresario es el principal protagonista, hay una persona en particular que ha sido duramente criticada por no haber actuado desde un principio con apego a la ley contra Pliego quien, con toda la desfachatez del mundo, se sigue negando a cerrar temporalmente sus empresas: Andrés Manuel López Obrador.
El 04 de mayo del año en curso, por primera vez desde que el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, declarara la fase 3 de la contingencia sanitaria por el Covid-19, un funcionario de la administración obradorista se encargó de exhibir públicamente a Ricardo Salinas Pliego. Resulta que durante la ya tradicional conferencia mañanera ofrecida por el tabasqueño ese día, la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde, sostuvo que la empresa liderada por el también contador público se ha negado reiteradamente a cerrar sus instalaciones pese a que pone en riesgo la salud y vida de más de 10 mil trabajadores a lo largo del país: “Respecto a las empresas que se niegan e insisten en no cumplir con las medidas y detener sus actividades, tenemos a Grupo Elektra en diferentes partes del país, con más de 10 mil trabajadores. Es un centro de trabajo no esencial que se niega al cierre” (SinEmbargo, 04/V/20).
Por su parte, López Obrador argumentó que se ha optado por implementar la estrategia del convencimiento para persuadir a las empresas a que no expongan a sus trabajadores, invitándolas a cerrar temporalmente. Ante esto, el mandatario ha sido duramente criticado por el trato preferencial que hasta la fecha ha tenido hacia Salinas Pliego, a quien por cierto considera “su amigo”, según sus propias palabras: “Yo espero que para el lunes próximo no haya ninguna empresa que incumpla con lo establecido por las medidas sanitarias. Vamos a esperar, ya no está Coppel porque seguramente ya aceptaron cerrar. Entonces hay que esperarnos, este es el método que se eligió, el convencimiento” (SinEmbargo, 04/V/20).
Con todo lo anteriormente mencionado, es clara e injustificable la inacción de AMLO respecto a la ejecución de sanciones a todo aquel empresario que se niegue a acatar las medidas sanitarias declaradas. ¿O acaso hablamos de un caso de compadrazgo y privilegios que involucra al que por muchos años se ha amparado en su inquebrantable honestidad? Con toda sinceridad espero que no. No hay pero
que valga en una situación como esta, ya que hablamos de la salud e integridad de las personas, por lo que, si la estrategia del convencimiento ha sido aprovechada a conveniencia para burlar al Estado, debe de ser el mismo Estado, en representación del jefe del Ejecutivo, quien tiene que actuar con todo el peso de la ley.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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