Por Eros Ortega Ramos*
A finales del mes de septiembre del año en curso una adolescente sueca acaparó los reflectores de la opinión pública alrededor del mundo al pronunciar un apasionado discurso en contra de los principales líderes mundiales por su inacción ante las consecuencias del cambio climático. Cabe resaltar que dicho evento tuvo lugar en, ni más ni menos, la cumbre del clima llevada a cabo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Parte del emotivo discurso, que inclusive ocasionó el llanto de la adolescente, se transcribe a continuación:
“-¿Cuál es tu mensaje a los líderes mundiales el día de hoy?:
-Mi mensaje es que los estaremos vigilando […] Esto está todo mal, no debería estar aquí. Debería de estar de vuelta en la escuela, al otro lado del océano, pero ustedes vienen a nosotros los jóvenes, buscando esperanza ¡Cómo se atreven! Ustedes se han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías y aun así yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo, muriendo. Ecosistemas completos están colapsando, estamos al inicio de una extinción masiva y ustedes sólo hablan de dinero, en cuentos de hadas y en eternas promesas de crecimiento económico ¡Cómo se atreven! […] Por más de treinta años la ciencia ha sido clara ¡Cómo se atreven a desviar la mirada y venir aquí a decir que están haciendo lo suficiente cuando las políticas y soluciones necesarias aún no están a la vista! Dicen que nos oyen y entienden la urgencia, pero no importa cuán triste o enojada esté, yo no quiero creer eso porque si realmente entienden la situación y aun así siguen fallando a la hora de actuar entonces significa que son malvados y me niego a creer eso. Ustedes nos están fallando, pero los jóvenes han comenzado a entender su traición, los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes y si eligen fallarnos, les digo: ¡Nunca los perdonaremos! No dejaremos que se salgan con la suya, justo aquí, ahora, es donde marcamos el límite. El mundo está despertando, el cambio se acerca, les guste o no”.
Como usted puede apreciar, estimado lector, nos encontramos ante un arriesgado discurso pronunciado por una adolescente que ya tiene bajo el brazo una breve pero trascendental trayectoria en cuanto al activismo social por el cambio climático se refiere. Recuerde que en el mes de agosto de 2018, cuando sólo tenía quince años de edad, Thunberg se ausentó de sus actividades escolares para manifestarse a las afueras del parlamento sueco, llevando consigo un cartel en donde exigía acciones climáticas más contundentes. Poco tiempo después de este evento, diversos estudiantes integraron colectivos con exigencias similares a las de Greta, mismos que organizarían un movimiento de huelga climática escolar con el nombre de “Viernes para el futuro”, inspirado en los días viernes que eran cuando la activista no se presentaba a clases para llevar a cabo sus protestas. Progresivamente sus
exigencias lograron tener un eco entre la opinión pública, al grado de darla a conocer mundialmente como una de las activistas más jóvenes del planeta, misma que haría acto de presencia en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático realizada el año pasado. Esto dio paso a diferentes huelgas estudiantiles cada semana alrededor del mundo, las cuales incluían a miles de alumnos preocupados por las consecuencias del calentamiento global.
Dicho todo lo anterior, desde mi punto de vista nos encontramos ante una honesta pero ingenua activista social que ha sido cruelmente utilizada para hacerle creer al mundo que los líderes de los países más contaminantes toman cartas en el asunto ante una problemática para muchos irreversible. Donald Trump es el mejor ejemplo de lo que digo: “No se trata de algo nuevo. El presidente estadounidense ya ha mostrado su ignorancia en otras ocasiones con antelación. Mismamente, el año pasado Trump comentó irónicamente que a Estados Unidos le iría bien “un poco” de calentamiento global para combatir las bajas temperaturas que llegaron a marcar los - 40 ºC en ciertas zonas del país. Su atrevida ironía es solo comparable con su ignorancia científica” (NationalGeographicEspaña, 22/XI/18).
Otro lamentable ejemplo de igual forma involucra al magnate, luego del esperanzador discurso que dio la joven activista. Resulta que con una publicación en Twitter cargada de sarcasmo, Trump se burló de las palabras de Thunberg. Juzgue usted mismo: “Parece una niña muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué lindo verla!”, escribió Trump en Twitter, respondiendo a un video del discurso de Thunberg en la cumbre de acción climática de las Naciones Unidas más temprano ese día” (CNN, 24/XIX/19).
Qué empático resultó el Presidente de los Estados Unidos, mismo que sin ningún titubeo anunció su retiro del Acuerdo de París desde el año 2017, el cual ratifica el pacto que distintas naciones firmaron para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Quizá hasta este punto usted se pregunta: ¿Y la ONU que hizo al respecto? A lo cual le respondo que únicamente aceptar y limitarse a aconsejar, tal y como lo ha venido haciendo a lo largo de su historia ante crisis mundiales de diferente índole.
Lo maravilloso del discurso de Greta es que logró llegar a millones de personas alrededor del planeta, lo trágico es que los dueños del poder no deseen actuar al respecto. El alarmante incremento del calentamiento global es un fenómeno amenazante que ya había sido previamente advertido por científicos, intelectuales y famosos desde hace varios años, ¿Pero entonces por qué este tema no había tenido un revuelo tan significativo desde mucho antes como el que logró esta adolescente? Desde mi punto de vista, únicamente nos encontramos ante una estrategia político-económica de marketing edificada desde el interior de la clase empresarial y política mundial.
Los que ostentan el poder tienen muy claro que para seguir gozando de los beneficios que éste otorga, tienen que legitimar su proceder con acciones que
aparenten empatía con temas de esta naturaleza. Nos encontramos ante un plan perverso de simulación orquestado por los que se creen amos del mundo, aquellos a los que no les interesa jugar con los buenos deseos de los niños y adolescentes, siempre y cuando le digan al mundo lo que quieren escuchar: “Hagamos al planeta grandioso de nuevo”-Emmanuel Macron, Presidente de Francia.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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