Hace unos días se lanzó una convocatoria para marchar en contra de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), programada a iniciarse desde el Ángel de la Independencia el próximo domingo 11 de noviembre del año en curso a las 11:00 horas, a través de una página de Facebook titulada “SI al Nuevo Aeropuerto en Texcoco - NAIM”. Dicha página, por increíble que parezca al menos para un servidor, ha logrado un total de 6.133 likes desde el día en el que fue creada, o al menos esa cantidad fue la que aparecía el día 02 de noviembre en el que la consulté a las 19:30 horas. La imagen promocional se muestra a continuación:
Imagen tomada de la página de Facebook: “SI al Nuevo Aeropuerto en Texcoco – NAIM”.
Como supuse que pasaría, la cómica convocatoria despertó ese lado satírico que caracteriza a gran parte de los cibernautas que hacen uso constante de esta red social, pregonando consignas que más que exigir –justicia-, enarbolaban un humorístico clasismo desintencionado que tenía como base la crítica social hacia aquella clase adinerada que desde un principio mostró su negativa ante la cancelación de un proyecto que únicamente beneficiaría a algunos de los más ricos de este país. Tales ingeniosas consignas se muestran a continuación: “Es un honor, luchar por el patrón”, “Ni en combi, ni en Metro, yo quiero mi aeropuerto”, “Amigo, banquero, tu lana está primero”, “NAIM, aguanta, el rico se levanta” (Proceso, 01/11/18).
El caso del NAIM expone una faceta de la clase pudiente de este país que aunque hoy se pretenda ocultar con “advertencias”, “consejos” y demás eufemismos bondadosos, es una realidad pocas veces vista que actualmente se ha ventilado ante el pueblo: la de DESESPERACIÓN. Tal y como lo escribí en mi anterior artículo de opinión, hablamos de una reacción completamente lógica debido al impacto económico que representa la cancelación de este inmueble a los bolsillos de los EMPRESARIOS e INVERSIONISTAS, no a los de la ciudadanía en sí. ¡Vamos! La crisis ya está aquí, ya se ha venido sintiendo desde hace años en los bolsillos de los trabajadores, ya se ha esparcido inclusive hacia otros sectores ajenos al económico, como por ejemplo al educativo y al cultural. ¿O a poco se ha sentido ese crecimiento económico del que tanto presumía Peña Nieto con sus utópicas reformas? Yo creo que no, y a las pruebas me remito.
Porque siendo realistas, habría que preguntarnos si realmente se avecina una crisis económica aún más grave que la que tenemos actualmente ante tal decisión, o si no es más que pura faramalla política orquestada por “los de arriba” con la intención de infundir miedo e incertidumbre hacia un Presidente Electo que, tal y como lo prometió en su campaña política, canceló la construcción del inmueble. Y a esto también habría que agregarle un pequeño análisis respecto a la que yo le llamo la “delegación de culpas” hacia aquellos que no piensan como los adinerados en este proyecto, o sea, hacia los mexicanos comunes y corrientes. En otras palabras; si no te adaptas a lo que nosotros decidimos con el Nuevo Aeropuerto en donde no hubo ninguna consulta ciudadana de por medio, serás el culpable de la crisis económica, de la devaluación y de que los empresarios extranjeros ya no quieran invertir en nuestro país ¡Qué conveniente! ¿No?
Esto lo podemos ver con las acusaciones de los inconformes, “ya que sabemos ésta obra es el detonante del desarrollo de México ante el mundo. Como es sabido por muchos mexicanos y más allá de nuestras fronteras, la consulta ciudadana que realizó AMLO y su equipo de transición fue ejecutada fuera de todo marco legal y violó artículos constitucionales lo que le da un carácter de un ejercicio inválido fuera del apego a las leyes y a derecho”, y aclaro que tales palabras se muestran textualmente en el evento de la marcha en Facebook, no las dijo algún detractor conocido de Televisa, Milenio o El Universal, ni mucho menos son de mi autoría.
Dicho esto, para concluir puedo decir que la “marcha fifí” representa la cúspide de la ignorancia, del alineamiento y del servilismo con los que las clases media y baja aún siguen promoviendo los intereses de la clase alta, misma que, en el mejor de los casos, reparte migajas con ínfulas de caridad para aquellos que menos tienen. Por eso, con todo y sus errores logísticos y de organización, la consulta ciudadana ha resultado en un duro golpe al “crecimiento del país”, pero ojo; sólo a consideración de los ricos, como Slim o su yerno. Y aunque se sepa que el dinero de los AFORES está invertido ahí, que lleva un retraso de dos años en su construcción, que tenga un sobrecosto de más de 45%, que costará más de 13,000 millones de dólares, que se disecará un lago para construirlo, que será construido
sobre un terreno que se hunde, que les fueron expropiadas tierras a habitantes de esa zona para su construcción, que han asesinado a personas aledañas a la misma zona y que han despojado a campesinos de sus ejidos para no echar atrás el proyecto, hay gente, que aparte de que no tiene un sólo peso invertido en tal construcción, no es empresaria y tristemente nunca lo será, se pronuncia orgullosamente a favor del despilfarro del NAIM. ¿Qué palabras se merecen? Sólo las más importantes; esperanza y concientización, en un país en donde los ricos se hacen más ricos a costa de los pobres, y los pobres se hacen más pobres apoyando a los ricos.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana. |
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