La noche del día jueves 25 de julio del año en curso, integrantes de diferentes organizaciones de aspirantes excluidos de instituciones públicas de educación media superior y superior, marcharon del Ángel de la Independencia rumbo a Palacio Nacional para exigir un mayor número de recursos presupuestales por parte del Estado hacia estos niveles educativos, así como la ampliación de la matrícula para que no hayan más estudiantes rechazados: “Entre los asistentes están miembros del Movimiento de Aspirantes Rechazados (MAR) del IPN; Frente Estudiantil por una Educación para Todos (FEET) de la ciudad de Puebla; Movimiento de Aspirantes Rechazados (MAR) de la ciudad de Morelia; Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES) de la Ciudad de México” (Milenio, 25/VII/19).
Pese al clima lluvioso, la marcha arribó al Zócalo Capitalino de la Ciudad de México alrededor de las 21:30 horas con un aproximado de 300 participantes, que decidieron pernoctar en el lugar con la finalidad de ser atendidos por el propio Presidente de la República en la conferencia matutina que ofreció un día después: “Durante casi dos horas y media, los quejosos, principalmente jóvenes, gritaron consignas por el derecho a una educación superior de calidad. Varios de quienes tomaron la palabra en el improvisado sonido que acompañó la marcha, destacaron que cerca de 250 mil aspirantes a educación superior se quedan sin opciones” (LaJornada, 26/VII/19).
De la misma forma, en su pronunciamiento respecto a las demandas que tienen, también reclamaron la indiferencia por parte de las autoridades para establecer un diálogo abierto con la finalidad de buscar soluciones viables que satisfagan los intereses de ambas partes: “Quieren ignorarnos, justificando que han hecho cambios para que esta exigencia quede resuelta con el proyecto de las mal llamadas 100 universidades Benito Juárez, el Instituto de Educación Superior Rosario Castellanos y, como medida desesperada, el plan Cero Rechazados” (LaJornada, 26/VII/19).
Recordemos que tal y como lo había escrito en otro artículo de opinión de mi autoría, por allá del año 2015, la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (COMIPEMS) registró una demanda histórica de aspirantes inscritos al concurso para ingresar a una institución pública de nivel medio superior, con más de 331,400 registros contabilizados. De esta manera, por segundo año consecutivo la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) únicamente aceptó a dos de cada 10 concursantes que solicitaron formar parte de esta institución para obtener un lugar dentro de sus aulas: “Al dar a conocer los resultados del examen, Javier Olmedo Badía, vocero del organismo, detalló que 182
mil 520 concursantes (55 por ciento del total) solicitaron ingresar a la UNAM, pero sólo fueron aceptados 35 mil 958, lo que representa 19.7 por ciento” (LaJornada, 30/VII/16).
Asimismo, un año antes de que se registrara dicha demanda histórica, 174,279 concursantes solicitaron un lugar en la máxima casa de estudios de este país, lo que equivale a más del 52% de los 331,405 aspirantes que realizaron examen de selección en el 2016. De este modo, sólo 20% obtuvieron un lugar, o sea, poco más de 33,000 personas registradas: “…este año se incrementó en 4.5 por ciento el número de jóvenes que buscaron ingresar al bachillerato público en comparación con el año pasado, lo que implica un total de 14 mil 212 concursantes adicionales” (LaJornada, 30/VII/16).
Ya en este año, más específicamente a partir del 05 de agosto, se publicaron los folios seleccionados del examen único para ingresar a una institución de nivel medio superior en la Gaceta Electrónica de Resultados del Concurso de Asignación a la Educación Media Superior de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. En esta ocasión, la COMIPEMS informó mediante un comunicado que se registraron un total de 325,403 concursantes, por lo que la demanda fue 1.5% más baja que la del año 2016. Por otra parte, de acuerdo a la información emitida por este mismo organismo público, más de 19,000 aspirantes no obtuvieron un lugar por el incumplimiento de alguno de los requisitos solicitados durante el concurso: “…en tanto que 11,262 de ellos no presentaron el examen y 9,773 carecían del certificado de secundaria. Además, cinco solicitantes causaron baja por haber incurrido en alguna irregularidad” (AnimalPolítico, 05/VIII/17).
Con todo lo anteriormente dicho, vuelvo a formular una interrogante que hasta la fecha no ha obtenido una respuesta congruente al problema social de los estudiantes excluidos en México: ¿De qué manera el gobierno ha intervenido para solucionar la problemática de rechazados anuales en las preparatorias y universidades públicas del país? Porque tal y como lo dije en aquella ocasión a través de este medio; la realidad es que la demanda no deja de incrementarse, pero la oferta disponible sigue sin aumentar, independientemente del porcentaje presupuestal que, tal y como los gobiernos priistas y panistas aseguraban, el Estado otorga cada año a la educación pública.
No únicamente es cuestión de estudiar arduamente para acreditar un examen de admisión, tal y como muchos aseguran debido a su visión limitada de la problemática, sino que también se tienen que crear más espacios y lugares que acojan a todas aquellas personas que deseen continuar con sus estudios. Un servidor cree que no es muy difícil de entender; SI LA CANTIDAD DE ASPIRANTES AUMENTA, LA CANTIDAD DE OFERTA TIENE QUE AUMENTAR EN LA MISMA MEDIDA.
Basta ya de ver a la educación únicamente como un negocio y aclaro, no estoy diciendo que el sector privado no deba de intervenir en la misma, más bien lo que
sostengo es que no hay que librar de responsabilidades al Estado, menos ahora que la situación se muestra tan desesperanzadora para las futuras generaciones.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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