Por Eros Ortega Ramos*
Resulta que el pasado miércoles 27 de mayo del año en curso, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y actual vocero del Gobierno Federal respecto al Covid-19, Hugo López-Gatell, mantuvo una reunión virtual con el grupo parlamentario del conservador, puritano y defensor de las causas nobles Partido Acción Nacional (PAN). Durante la reunión que duró más de cinco horas a través de la plataforma WebEx, 55 senadores y senadoras del partido se mantuvieron lanzando acusaciones en contra del funcionario en un conversatorio que más que reunión parecía interrogatorio, propio de un ejercicio de derecho procesal penal.
Pero lo que desató la polémica fue el desencuentro que el también epidemiólogo sostuvo con la senadora panista, Alejandra Reinoso, quién poco tiempo después de la reunión lo acusó públicamente de ejercer violencia política de género en contra de ella. El altercado (si es que así se le puede llamar) inició cuando la senadora le preguntó al Subsecretario de manera tendenciosa si se había arrepentido por no corregir algunas declaraciones de López Obrador respecto al coronavirus. En sus propias palabras:
“El presidente ha tenido una serie de comentarios desafortunados, como que ‘el coronavirus no es grave, sigan abrazándose, sigan saliendo a pasear, que no pasaba nada con este virus’. La pregunta es muy puntual: ¿se arrepiente de no haber señalado los errores del presidente, diciendo lo que era realmente correcto y que pudo haber salvado muchas vidas, sí o no?” (Proceso, 27/V/20).
A lo que el funcionario respondió de manera diplomática:
“Usted posiblemente, no lo asumo, lo tomo nada más como una posibilidad, tiene poca familiaridad con el sistema nacional de salud, quizá seguramente con la salud en general, dado que su campo de experiencia profesional está en las ciencias de la comunicación y las relaciones exteriores, tengo entendido”.
Pero su respuesta no terminó ahí:
“Cuando usted me hace preguntas que están prefabricadas u orientadas a asumir verdades inexistentes, como hablar de errores del presidente, como hablar de arrepentimiento o cuando habla deliberadamente de mentiras, pues simplemente priva, lo que seguramente muchos de ustedes conocen como: la carga de la prueba”.
En pocas palabras, el Doctor le dijo con los eufemismos más respetuosos posibles que no hablara de aquello que no supiera y que no iba a ser partícipe de ningún interrogatorio que tuviera como propósito desprestigiar tanto la imagen del mandatario como la suya.
Ante esto, a la senadora no le quedó de otra más que recurrir a la victimización, acusando al Subsecretario, tal y como lo mencioné anteriormente, de ejercer violencia política de género contra ella, al momento de desacreditar, según ella, su formación académica y profesional. Asimismo, anunció que haría un extrañamiento público en contra del epidemiólogo por la forma tan machista y violenta (posiblemente hasta misógina) mediante la cual se refirió a ella durante la comparecencia ante los demás miembros de la Cámara de Senadores. Y por si esto no fuera poco, también sostuvo que no descartaba promover la solicitud de renuncia tanto del propio López-Gatell, como de Jorge Alcocer, actual Secretario de Salud, y de Zoé Robledo, actual Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por su inaceptable ineptitud mostrada al frente de la institución con el manejo de la emergencia sanitaria.
Y es que, bajo la interpretación de la senadora, López-Gatell “fue grosero en sus expresiones” hacia su persona, por lo tanto, no titubeó en acusarlo de violento, y menos ahora que los enjuiciamientos públicos, reproducidos sin impedimento alguno por las principales redes sociales y legitimados falazmente en favor de los “derechos” y las “libertades” de las mujeres, eliminan toda presunción de inocencia a favor del hombre, catalogándolo, per se, como potencial perpetrador de actos violentos, violador, criminal y hasta feminicida.
Estamos hablando de la apropiación tramposa de un discurso feminista por parte del PAN, así como de las consecuencias nefastas que ha traído consigo ese feminismo radical que reproduce y relegitima el imaginario social de que las mujeres son “víctimas” por naturaleza y los hombres sus eternos enemigos. Hasta este punto es importante saber qué es la violencia política contra las mujeres según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): “La violencia política contra las mujeres comprende todas aquellas acciones u omisiones de personas, servidoras o servidores públicos que se dirigen a una mujer por ser mujer (en razón de género), tienen un impacto diferenciado en ellas o les afectan desproporcionadamente, con el objeto o resultado de menoscabar o anular sus derechos político-electorales, incluyendo el ejercicio del cargo. La violencia política contra las mujeres puede incluir, entre otras, violencia física, psicológica, simbólica, sexual, patrimonial, económica o feminicida” (CNDH, 2018: 2). Más claro ni el agua.
¿Realmente cree usted que, de acuerdo con la CNDH, el Subsecretario es culpable de lo que la senadora panista lo acusa, o más bien hablamos de un proceder miserable y oportunista por parte de una mujer, respaldada por un partido político de derecha, que busca desprestigiar a como dé lugar a un servidor público que inclusive fue invitado por la propia Organización Mundial de la Salud para formar
parte de su grupo en epidemiología de las enfermedades infecciosas en su calidad de experto, con la intención de embestir a un Presidente con un golpe bajo político que tenga como única finalidad desprestigiar su mandato?
Al final, será el tiempo el que determine si la acusadora actuó por consigna panista, amparándose de forma cínica en un tema tan delicado como lo es la violencia contra la mujer, o si realmente fue víctima de un hombre violento que, desde sus privilegios como funcionario público, actuó con dolo en contra de su persona. Lo malo es que, si con el tiempo se comprueba que la finalidad obedece a intereses políticos perversos, hablaremos de otro caso más de victimización por parte de una mujer que busca hacer daño a un hombre mediante el mal uso de sus derechos políticos.
Gracias por su lectura.
Twitter: @erosuamero
Facebook: Eros Ortega Ramos
Correo electrónico: sociologia_uameros@hotmail.com
*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
|