En un año exactamente, los mexicanos y los veracruzanos tendremos un nuevo Presidente de México y al nuevo Gobernador de Veracruz. Si bien ambos tomarán posesión meses después, la suerte de generaciones de mexicanos estará echada.
En un año terminará la pesadilla llamada Morena. Pero antes de eso, México vivirá un escenario sumamente complejo, con una crisis de fin de sexenio no vista desde hace 30 años. La historia y los tribunales conocerán de los agravios, la corrupción y los delitos cometidos por un morenismo voraz y revanchista que prometió ayudar a los pobres y que sólo lucró con ellos.
Tanto el Presidente de México como el Gobernador de Veracruz saben que sus gobiernos, son gobiernos fallidos. Que son los gobiernos más corruptos y violentos.
El Presidente ya reconoció que es el sexenio más violento de la historia. En México se cometen cuatro asesinatos cada hora, es decir, uno cada quince minutos. Cada homicidio es un nuevo récord para este gobierno, que suma ya más de 156 mil 350 muertes violentas.
Los abrazos y no balazos no fue una estrategia de seguridad. Fue un cheque en blanco a la impunidad de la delincuencia organizada. Por eso los delincuentes suelen “portarse muy bien” en las elecciones, como lo ha dicho cínicamente López Obrador.
Las cifras muestran también que son el gobierno más corrupto del que se tenga memoria. Todos los días, a nivel federal y en Veracruz, conocemos nuevos casos de corrupción arropados desde los gobiernos de Morena.
Desfalcos, contratos a modo y sin licitación, desvío de recursos, nepotismo, abuso de poder, conflicto de intereses, son algunos de los delitos que abundan en esta administración y que son solapados por el presidente López Obrador.
Y nunca hubo tanta pobreza en el país como ahora. Sólo en los dos primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en pobreza extrema.
El reparto de miles de millones de pesos no generó bienestar, sólo intentó comprar conciencias y lealtades, pero hasta en eso fallaron.
En Veracruz sucede lo mismo. El Gobernador de Veracruz, en su ceguera política, está dedicado a complacer al Presidente y no a servir a los veracruzanos. Es un gobierno autoritario y represor que tiene el mayor número de presos políticos de su historia.
El gobierno y los tres poderes del Estado están utilizando el presupuesto público, es decir, el dinero de los veracruzanos, para preparar una elección de Estado y enriquecerse brutalmente. Surgidos de la mediocridad, hoy presumen riquezas personales y familiares jamás imaginadas.
Por eso odian al INE, al INAI y a la Suprema Corte. Porque no quieren que esto se sepa. Porque los lastima la democracia, la transparencia y la justicia. Porque quieren imponer un presidencialismo imperial.
No permitiremos que el Presidente y el Gobernador se roben la elección de 2024. Se irán porque los echaremos del gobierno por el mandato popular.
La puntita
Cuitláhuac García declaró que no ve a la oposición rumbo al 2024. Y cómo no creerle. Si no ve que Veracruz ocupa el segundo lugar nacional en feminicidios; tampoco ve que ocupamos el primer lugar en homicidios de periodistas. Si no ha visto que se ha caído dos veces el elevador del hospital infantil, ni que los niños con cáncer siguen sin acceso a medicinas, ¿cómo va ver a la oposición que lo sacará el próximo año de Palacio de Gobierno?
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