Desde su gestación, los tres elefantes blancos de la 4T -el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya- sufrieron de las peores malformaciones posibles: corrupción, ilegalidad, incapacidad, improvisación, arrogancia, desprecio por el medio ambiente y, sobre todo, la obstinación presidencial por proyectos absolutamente inviables en lo operativo y lo financiero.
Hoy los tres elefantes blancos agonizan al igual que el régimen que los creó.
En principio, el Felipe Ángeles no es un aeropuerto nuevo sino la remodelación de uno que ya existía. Hoy se cumplen siete semanas de su fastuosa inauguración y el AIFA no tiene vuelos ni usuarios; opera sólo con cuatro líneas comerciales. El aeropuerto no interesa a nadie: ni a las aerolíneas, sus pasajeros, bancos o casas de cambio, menos aún a los prestadores de servicios turísticos.
La obra, “esencia de la 4T” como la calificó Claudia Sheinbaum, trabaja con sólo 12 operaciones diarias; durante el primer mes, apenas tuvieron un tráfico de 71 mil pasajeros, con lo que se colocó en el lugar 38 de la lista de aeropuertos de nuestro país. El aeropuerto Benito Juárez, por ejemplo, realiza 60 operaciones cada hora y en el mismo mes, más de millón y medio de personas utilizaron sus instalaciones.
Pero la malformación del Felipe Ángeles no es sólo el desinterés sino el riesgo que representa. Apenas el viernes pasado, la Federación de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA) advirtió a sus agremiados sobre los riesgos de seguridad en las operaciones de los aeropuertos de la Ciudad de México y el AIFA.
La respuesta del gobierno federal ha sido la misma: negar los hechos e imponer su voluntad de manera arbitraria. Para darle terapia de resucitación al AIFA, las autoridades prevén reducir, mediante un decreto, los vuelos desde y hacia el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de Ciudad de México, obligando a aerolíneas y pasajeros a mudarse al flamante elefante blanco.
En la refinería de Dos Bocas la agonía es la misma. En un inicio, el gobierno declaró desierta la licitación de la obra porque todas las empresas coincidieron en que era imposible realizarla en el periodo y por el costo establecido por el gobierno. Entonces, el Presidente decidió hacerla él mismo. El resultado es que costará más y tardará más tiempo de lo que habían ofrecido las empresas.
Para satisfacer el capricho presidencial, la refinería se inaugurará el próximo 2 de julio, sin embargo, el primer barril lo producirá hasta el mes de diciembre. El proyecto total de Dos
Bocas incluye 17 plantas, pero según los expertos, en julio sólo estarán terminadas cuatro. Al igual que el AIFA, se pondrá en marcha una obra a medias e inoperante.
El Presidente López Obrador prometió construir una refinería con sólo 8 mil millones de dólares y que la entregaría en 2022. La realidad es que la refinería costará 14 mil millones y estará terminada hasta el 2024. Cualquiera de las empresas concursantes lo habría hecho mejor.
Lo peor es que podría tener una vida útil muy breve. Más de 30 países -entre ellos México- y los principales fabricantes de automóviles del mundo se han comprometido a eliminar los autos de combustión para el 2035; Europa prevé hacerlo en el 2030. ¿Pretende López Obrador vender gasolina para carros eléctricos?
Aún en gestación, el Tren Maya es el tercer elefante blanco que no sobrevivirá. Según lo ha dicho el primer secretario de Hacienda de este gobierno, Carlos Urzúa, el proyecto nunca será rentable y su mantenimiento dependerá del subsidio del gobierno, es decir, lo vamos a pagar todos los mexicanos aunque no lo usemos.
La crisis ambiental que ha provocado ha encendido las alarmas internacionales. Más allá del debate mediático entre el Presidente, artistas, intelectuales y ambientalistas, lo cierto es que el Tren Maya se pasó por el arco del triunfo, con absoluta ilegalidad e impunidad, toda la normatividad en materia de medio ambiente.
Apenas la semana pasada, el gobierno reconoció que el Tramo 5 del Tren Maya ¡no tiene estudio sobre los efectos que tendrá en el medio ambiente! Resulta que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) no se ha realizado a pesar de que ya se derribaron más de 20 mil árboles debido al cambio de ruta de este tramo.
Hace una semana, un juez otorgó la segunda suspensión provisional en contra de la construcción en Tramo 5, por lo que las obras del tramo que van de Cancún a Tulum han vuelto a detenerse. Antes de concluir su administración, el Presidente inaugurará otra obra a medias. La muerte de los elefantes blancos es cuestión de tiempo.
La puntita
El Insabi se creó con 100 mil mdp del Fondo de Protección para Gastos Catastróficos que atendía a pacientes con enfermedades graves. Hoy no hay Fondo, no hay medicinas, no hay atención médica, no hay dinero... ni Insabi. ¡Somos la envidia de Noruega y Dinamarca!
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