Antes de la pandemia, la 4T ya había enfermado a México. El Covid19 y la crisis económica vinieron a ocultar el pésimo manejo de la economía del país, lo que ha provocado que más del 60 por ciento de la industria y el comercio tuvieran un cierre parcial o total, más de 15 millones de personas no tengan empleo y otros 10 millones de mexicanos estén pasando a engrosar las filas de la pobreza extrema.
Desde el año pasado, con la renuncia del Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el gobierno mostró que la crisis económica era inevitable. La economía nacional cayó -0.1% aún sin pandemia –la peor cifra en diez años-, lejos de la oferta del Presidente López Obrador de crecer al 4% anual. Hoy la 4T se ha confirmado como una impresionante fábrica de pobres y desempleados.
También antes de la pandemia, el empleo en México ya estaba en un tobogán. Según cifras del IMSS, durante 2019 se crearon sólo 342 mil 077 nuevos empleos, los que representaron 318 mil 833 menos que los 660 mil 910 que se generaron en el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto. Para el 6 de abril, a dos semanas de la jornada de sana distancia, ya se habían perdido 346 mil 878 fuentes de trabajo, es decir 4 mil 801 más que todos los generados el año anterior.
La promesa del Presidente de generar 2 millones de empleos en lo que resta del año no es más que un embuste más para los 15 millones de personas que hoy buscan trabajo.
Este año la caída de la economía está pronosticada en alrededor del 12%, equivalente al doble de lo que fue la “crisis de tequila” de 1995, resultado del famoso error de diciembre. Sin embargo, en esta ocasión el gobierno no tiene plan de recuperación como ya lo tienen el resto de los países del mundo.
De acuerdo al análisis del centro de estudios “The Economist Intelligence Unit (EIU), publicado por la BBC de Londres apenas el viernes pasado, México será el segundo país de América Latina que más tardará en recuperar su crecimiento económico –sólo atrás de Venezuela-, algo que se espera ocurra hasta el lejano año de 2025. Al menos en términos económicos, el sexenio de López Obrador, ya se agotó.
Pero no son las cifras macroeconómicas las que más preocupan a los mexicanos. Lo que más nos preocupa es la pérdida de empleos y la incapacidad del gobierno para generar condiciones de recuperarlos cuando pase la etapa crítica de la pandemia. Miles de industrias, empresas y comercios han cerrado de manera definitiva; por ello, cuando termine el confinamiento y millones de personas salgan a la calle a buscar trabajo, simplemente no lo encontrarán.
Este año la economía de Estados Unidos perdió aproximadamente 20 millones de empleos, sin embargo, en el mes de junio se lograron recuperar casi cinco millones de ellos, el mayor crecimiento registrado desde 1939 en que el gobierno empezó a tomar registro tras la gran recesión. La reacción de la economía estadunidense fue casi inmediata, lo que también ha permitido incluso que el monto de las remesas enviadas a México haya crecido hasta 18% en el mes de mayo. Remesas, por cierto, que López Obrador presume como si estas fueran mérito de su gobierno.
Estudios y encuestas confirman que en uno de cada tres hogares, algún integrante de la familia perdió su empleo y el 65% de los ingresos familiares fue menor, condicionado a perderlo. La crisis generó que el 37.4% de los hogares con ingresos limitados hayan tenido que recurrir a la venta de algunos de sus bienes, pedir prestado o echar mano de sus escasos ahorros para tratar de mantenerse a flote.
Más de 15 millones de mexicanos en capacidad de laborar se encuentran sin empleo porque la industria, la construcción, el turismo y el comercio, las principales fuentes de trabajo en este país, están colapsadas por al abandono del gobierno. Se canceló la inversión, la promoción turística y se abandonó el fomento a la producción.
La incertidumbre a que somete la 4T a los inversionistas extranjeros ha provocado que estos volteen a ver a otros países con la consecuente pérdida de cientos de miles de potenciales nuevos empleos en nuestro país. El turismo registra un desplome de 72.1%; la industria registró una pérdida inédita de 29.7%; y el 65% de los comercios en todo México han cerrado o suspendido sus actividades.
Esto no es sólo consecuencia de la pandemia: desde la llegada de la 4T a Palacio Nacional, a la industria sin chimeneas le mutilaron todos sus programas de promoción turística y el presupuesto para los Pueblos Mágicos se redujo a nada.
El gobierno de López Obrador ha dicho que no habrá rescates financieros ni apoyos económicos para las empresas y el comercio, como lo harán el resto de las economías del mundo. No terminan de entender que sin reactivación económica no habrá empleo para las personas ni ingresos fiscales para el gobierno, y sin el cobro de impuestos, tampoco habrá dinero para mantener a millones de empadronados en sus programas sociales. Es la tormenta perfecta.
Cuando nos alcanzó la pandemia, la 4T ya había enfermado a México. En realidad el Covid19 solo nos llevó a terapia intensiva.
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