Por Héctor Yunes Landa
En términos farmacéuticos, la mega farmacia que ha anunciado el presidente López Obrador para intentar resolver el desabasto que ha vivido el país a lo largo de todo su gobierno, no es más que un paracetamol para intentar aliviar el cáncer de la incompetencia y la corrupción.
El gobierno ha dicho que la farmacia será inaugurada antes de que concluya el año. Sin logística ni redes de distribución, sin capacidad para abastecer a miles de institutos, hospitales y clínicas de salud en todo el país, la mega farmacia tendrá el mismo destino que el Insabi: una efímera existencia y una rápida desaparición.
La salud pública es el mayor fracaso de este gobierno. El prejuicio sobre actos de corrupción nunca denunciados en la compra de medicamentos, desmanteló el sistema de salud y terminó premiando a quien se intentó castigar: ante la falta de medicinas en el gobierno, las cadenas de farmacias privadas resultaron las grandes beneficiarias.
La mega farmacia morenista no va a resolver los problemas de fondo: garantizar el abasto y terminar con los oligopolios.
En el mundo –no sólo en México-, existen compañías farmacéuticas que controlan el mercado. Esto se debe a que esta industria requiere una gran inversión, investigación y desarrollo, así como sortear un enorme marco regulatorio a nivel mundial y en cada país.
Envenenado por sus desvaríos, López Obrador decidió romper con las farmacéuticas que operan en el país, intentando abaratar costos y ahorrar dinero. El problema es que no hubo un plan alternativo, con lo que saboteó los sistemas de logística y distribución.
Y entonces tuvieron que entrar empresas comercializadoras, algunas de ellas vinculadas a los hijos del Presidente. En consecuencia, hubo más corrupción y menos medicinas.
Miles de mexicanos tuvieron que salir a las calles para exigir medicinas. El colectivo Cero Desabasto, calcula que tan solo el año pasado, en el IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena y Semar, se dejaron de surtir más de 15.2 millones de recetas, de las cuales 10.8 millones fueron negadas, es decir, ni un solo medicamento se les entregó a los pacientes. ¡Ni uno sólo!
Pero a la negligencia y la corrupción también se ha sumado la incompetencia. El registro por subejercicio en la compra de medicamentos es brutal. Por ejemplo, hasta el tercer trimestre de 2023 se le había asignado a la Secretaría de Salud (SS) en la partida de compras, 82,000 millones de pesos y sólo había ejercido 64,000 millones de pesos. Eso quiere decir que 18,664 millones de pesos no se ejercieron, en buena parte resultado de la desaparición del Insabi.
Hoy la responsabilidad de la distribución de medicinas a ha sido puesta nuevamente en manos del Ejército, encargado actualmente de las aduanas, los aeropuertos, el Tren Maya y tantas otras funciones que los distraen deliberadamente de su tarea sustantiva: la seguridad nacional.
A una semana de su supuesta inauguración, la mega farmacia está convertida aún en otro elefante blanco. Nadie ha podido garantizar que se tengan “todas las medicinas del mundo” y que estas puedan ser distribuidas a cualquier rincón del país en menos de 24 horas.
La puntita
Deseo a todos los veracruzanos que hayan pasado una extraordinaria nochebuena y disfruten de esta navidad. Que quienes enfrenten una enfermedad recuperen la salud, que todos tengan cobijo y que seamos generosos con quien vive tiempos difíciles. Hoy es un momento de renovación y esperanza. ¡Feliz Navidad! |
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