Por Héctor Yunes Landa
Como ya lo confirmó el Tribunal Electoral del PJF, el 2 de junio el país entero fue víctima de una elección de Estado.
No conforme con movilizar a todo el gobierno, instituciones y programas sociales a favor de los candidatos de Morena, hoy López Obrador –y no los órganos electorales- intenta imponer una sobrerrepresentación legislativa que los mexicanos no le dimos en las urnas.
¿Qué es la sobrerrepresentación legislativa? Cuando un partido político obtiene, mediante la interpretación ilegal y perniciosa de la norma, un porcentaje de curules superior al porcentaje de votos obtenidos o permitidos por la ley. Eso es precisamente lo que pretende hacer Morena, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores.
De manera indebida y sin tener facultades para ello, la Secretaría de Gobernación intenta adueñarse del 74% de la Cámara de Diputados habiendo obtenido sólo el 56% de los votos. Esto significa una sobrerrepresentación de casi veinte puntos cuando la Constitución sólo permite un máximo de ocho. Y lo mismo tratan de hacer en los congresos locales.
El Presidente sigue interviniendo en la elección de Estado. La autoridad responsable de determinar cómo estará conformado el Congreso federal es el INE.
Hace un mes, el INE informó que la representación proporcional busca que la composición del Congreso de la Unión sea lo más parecida a la votación que alcanzó cada partido político. Es decir, el objetivo es asegurar la representación de las minorías para garantizar la pluralidad política.
El INE debe mantener esta postura más allá de las presiones presidenciales. En caso de que el acuerdo de su Consejo General contravenga principios constitucionales de certeza y legalidad, entonces serán los tribunales electorales los que determinen esta conformación y no el Presidente, como pretende hacerlo.
Esta sobrerrepresentación, además de inconstitucional, vulnera la democracia porque no reconoce la voluntad popular ni la presencia real de los partidos políticos. Además, socava la división de poderes al otorgar a Morena poder absoluto mediante el sometimiento voluntario de la mayoría parlamentaria.
El espíritu de la Constitución es claro y concluyente: no debe darse una distorsión del voto y despojar a las minorías de espacios en el Congreso federal. Esa es la razón primordial de los diputados electos por la vía de la representación proporcional.
En su delirio de fin de sexenio, el Presidente está obcecado por una mayoría legislativa que nunca tuvo. Su autoritarismo necesita de la mayoría calificada en el Congreso federal para aprobar cualquier reforma constitucional, sin necesidad de dialogar con la oposición ni con los ciudadanos.
El nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum pretender acabar con todos los contrapesos constitucionales que deriven de la división de poderes, es decir, un poder legislativo dócil y obediente, además de un poder judicial acotado y sometido.
La sobrerrepresentación, sería el último clavo de la elección de Estado.
La puntita
Anuncia Rocío Nahle que la sede de la Secretaría de Seguridad Pública estará en Coatzacoalcos. AMLO también tuvo la ocurrencia de querer mandar las Secretarías a los estados y fracasó. Mientras, los panuquenses pueden dormir tranquilos: si algo se les atora en seguridad, tendrán que ir a Coatza a resolverlo.
Confirmado, en el próximo sexenio, los veracruzanos tendremos otro gobierno de ocurrencias y ciudadanos de primera y de segunda. |
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