Como desde el día de su detención en el aeropuerto de Los Ángeles, en Estados Unidos, las preguntas siguen siendo las mismas: ¿acaso el Departamento de Defensa de Estados Unidos habría otorgado al General Salvador Cienfuegos Zepeda la condecoración “Legión al Mérito”, en el grado de comandante, si hubiera tenido el menor indicio de lo que hoy se le acusa? ¿Habría hecho el General un viaje de turismo a ese país si tuviera la responsabilidad de vínculos inconfesables con delincuentes?
Las contradicciones sobre el perfil militar y su desempeño como Secretario de la Defensa Nacional están en el gobierno de los Estados Unidos y no en el de México, donde desarrolló una de las carreras militares más solidas dentro del Ejército. El 20 de septiembre de 2018, Salvador Cienfuegos fue reconocido con la "Legión al Mérito" en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry de la Universidad de la Defensa Nacional de los Estados Unidos.
Por eso surgen más preguntas: ¿Un militar con su experiencia y trayectoria, con un amplio conocimiento en comunicaciones, intercambiaría mensajes de texto con jefes del crimen organizado como si se tratara de cualquier civil? ¿Un general de cuatro estrellas, con una trayectoria impecable y todo el poder de las fuerza armadas a su disposición -más de 200 mil soldados desplegados día y noche a lo largo y ancho del país todo el tiempo-, estaría dispuesto a colaborar con una célula delictiva con presencia en una región específica del país?
Resulta inverosímil el caso que han presentado las autoridades de la DEA, un Agencia antidrogas cuyos agentes han sido cómplices de casos de corrupción y vínculos con narcotraficantes en todo el continente. La DEA no es impoluta.
El propio ex Procurador General de la República, Ignacio Morales Lechuga ha dicho que el actual Procurador de EU, William Barr, es un hombre que se caracteriza por realizar investigaciones basadas en indicios y no en pruebas contundentes; confirmó que durante su gestión, siendo homólogos, llegó a solicitarle la extradición de funcionarios del gobierno de México sin tener prueba alguna, sólo versiones de testigos protegidos dispuestos a declarar lo que sea por salvar la cárcel norteamericana.
Es preocupante también que sea un gobierno republicano quien realice esta detención en la víspera de las elecciones presidenciales en EU, descalificando al general Cienfuegos por su cercanía con los militares demócratas Chuck Hagel y Ash Carter, secretarios de la Defensa, así como del general Chuck Jacoby, quien estuvo a cargo del Comando Norte.
Al general Cienfuegos lo conocí apenas tomó posesión como Secretario de la Defensa Nacional. A lo largo de seis años, él como titular de la Sedena y yo como Senador de la República, tuvimos múltiples encuentros donde siempre mostró un profundo conocimiento de la realidad del país y de su responsabilidad como garante de la seguridad nacional.
En mi calidad de Presidente de la Comisión de Protección Civil del Senado, compartimos tareas muy delicadas en los casos de desastres naturales a lo largo del país; fui testigo de cómo estuvo al pendiente de las tareas del Ejército a través del Plan DN-III y el desempeño de la tropa en la salvación y protección de la población civil. Lo confirma el testimonio de las comunidades afectadas.
Por su investidura siempre tuvo un profundo respeto por las instituciones de la República. Fue el promotor de un Ejército moderno, más capacitado y mejor instruido. No abusó del poder ni exigió privilegios.
Durante la celebración del centenario del Ejército Mexicano en 2013, el General Cienfuegos dijo al país y a su tropa: "El respeto a los derechos humanos y apego a la ley seguirán siendo los preceptos que tutelen el íntegro actuar e interacción del soldado de México con la sociedad. Toda conducta que se aleje de este sendero, habrá de asumir y afrontar las consecuencias".
En otro histórico mensaje, ante más de 26 mil elementos presentes en el Campo Militar No. 1, y otros 131 mil soldados vía remota, reiteró que tienen la obligación de denunciar actos desleales, contrarios a la ley y disciplina militar, porque la ilegalidad no se enfrenta con más ilegalidad.
Hoy la referencia principal de la figura del General Salvador Cienfuegos es su reciente detención en los Estados Unidos. Pero frente a una serie de indicios y conjeturas que deberán ser probados, se impone una carrera militar ejemplar que ha merecido la condecoración de la Gran Cruz de las Fuerzas Armadas, la máxima condecoración otorgada por el gobierno de Honduras.
Por sus tareas en el combate al narcotráfico, la lucha contra la corrupción, la prevención de adicciones, el fortalecimiento de la democracia y el apoyo a los militares también ha sido reconocido por la Conago –que aglutinaba entonces a todos los gobernadores del país-, el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex, el INE, el Consejo Nacional de Abogacía, entre muchos otros.
Como lo dijo en su despedida como Secretario de la Defensa: aunque deje la tropa seguirá siendo soldado. Hasta pronto General.
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