Lo único que la Cuarta Transformación ha promovido en estos 79 días de gobierno ha sido la ineptocracia: premia la mediocridad y la ignorancia con becas a quienes ni estudian ni trabajan, pero cancela apoyos para niños sobresalientes. Corta subsidios a las estancias infantiles a las que recurren madres trabajadoras, pero contrata en puestos de la alta burocracia a personajes con carreras truncas, ni remotamente afines al puesto de trabajo, sin experiencia o, peor aún, pone a manejar recursos a personajes que apenas y terminaron la secundaria.
En una franca burla al Servicio Profesional de Carrera, este nuevo gobierno hace gala de que no es necesario estudiar para alcanzar un puesto de alto nivel en la administración pública. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dio de baja, esta semana, a dos subdirectores después de la polémica que desató: a Edith Arrieta Meza, quien se desempeñaba como Secretaria Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, a pesar de ser diseñadora de modas, y a David Alexir Ledesma, subdirector de Comunicación Social, quien a sus 29 años apenas tiene hasta el tercer semestre de la carrera en Ciencias de la Comunicación.
El justificado reclamo tanto de la comunidad académica como de buena parte de la sociedad no fue por estereotipos, como argumentó en su momento el Conacyt, sino porque sus perfiles eran totalmente incompatibles con las responsabilidades conferidas. ¿Cómo se puede concebir que un organismo dedicado a promover y estimular el desarrollo de la ciencia y la tecnología haga un lado a los expertos y ponga en su lugar a una persona que no ha podido terminar ninguna de las carreras en las que ha probado?
Otros ejemplos son el del titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, quien ya se acordó que no ha terminado su carrera en Derecho, pues aún debe materiales.
Está también el caso de María Chávez García, secretaria Administrativa del Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía (SE), quien a pesar de tener bajo su responsabilidad el manejo de recursos económicos de la dependencia de la SE, solo cuenta con educación secundaria. En su experiencia profesional, que está abierta al público, destaca la venta de lencería por catálogo. Rogerio Castro Vázquez, titular de la Secretaría General y Jurídica del Infonavit, no es abogado como requiere el perfil, sino maestro normalista.
Los 12 perfiles propuestos para ocupar una de las 4 vacantes para comisionados de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) no cumplen tampoco con los requisitos. Fueron evidenciados durante la ronda de entrevistas en el Senado cuando les preguntaron conceptos tan básicos de esta área como qué era un CEL (Certificado de Energía Limpia) y uno de ellos lo confundió con un teléfono celular. Otro de ellos, Ángel Carrizales es ingeniero químico, trabajó para Pemex y durante tres años laboró para Morena en el área de nóminas y Mario José Silverio Galicia Yépez, de profesión ingeniero y arquitecto, participó en la elaboración del Proyecto Alternativo de Nación.
Por eso de lo que han hecho gala los morenistas es de ser diestros sastres: arreglan las leyes a su conveniencia para acomodar a su gente. Doblaron la ley para que un extranjero ocupe el Fondo de Cultura Económica, flexibilizaron los requisitos para designar al titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT), sin requerirle experiencia alguna en la administración pública.
Podríamos seguir citando más y más ejemplos de la falta de perfiles adecuados para dirigir cada una de las áreas de gobierno; sin embargo, la gran pregunta que cada uno de nosotros debemos hacernos es si estamos dispuestos a que un abogado nos saque la muela o que un dentista pilotee un avión. Así, exactamente, tiene Morena a México: en una ineptocracia.
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