El pasado 25 de enero, la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) advertía de un posible desabasto de medicamentos debido a la falta de permisos para importar ciertos insumos básicos en la elaboración de medicinas. Hoy, los enfermos padecen los primeros efectos. Como ejemplo de lo anterior pongo a mi estado, Veracruz, donde la Secretaría de Salud y Asistencia (SSA) reconoció que la carencia en hospitales es de 40 por ciento.
Hace unos días, un grupo de enfermos con cáncer salió a manifestarse a las calles de Xalapa para denunciar que en el Centro Estatal de Cancerología (CECAN) se quedaron sin medicamentos. El colmo es que la autoridad estatal les pida “paciencia” en lo que desenredan la burocracia y los problemas que, afirman, heredaron pasadas administraciones, como si quien padece una leucemia o un cáncer de páncreas tuviera tiempo para esperar.
Tener el abasto de medicamentos garantizado es un tema, auténticamente de vida o muerte. Sin embargo, la mal llamada Cuarta Transformación no entiende que lo que está de por medio son cientos de vidas de bebés, niñas y niños, embarazadas, adultos mayores, enfermos terminales que con un discurso de combate a la corrupción no quedarán curados.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en México 49.9 por ciento de los derechohabientes de los Servicios de Salud están inscritos al Seguro Popular –el cual, por cierto, está entre ceja y ceja del nuevo gobierno federal-; 39.2 por ciento al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 7.7 por ciento al ISSSTE y el resto a otras instituciones. Sin embargo, el problema del desabasto de medicamentos ha iniciado en los servicios estatales, como el caso en comento. La Secretaría de Salud, a cargo de Jorge Alcocer Varela, dice que para atender a los 20 millones de mexicanos que no tienen acceso a estos servicios implementará una política de atención y medicamentos gratuitos, ¿cómo hacerlo si ni siquiera se puede garantizar a la derechohabiencia?
Dicen que a través del Plan Nacional de Salud 2019-2024 empezarán con las clínicas de los estados más pobres, de los más rezagados, aunque eso no quiere decir que seremos incluidos, tal y como ha pasado con la Estrategia Nacional de Combate a la Inseguridad, la cual dejó fuera a Veracruz a pesar de estar en los primeros lugares nacionales de violencia.
Las semanas pasan y no hemos conocido a detalle qué hará la Federación en materia de salud, mientras los ingresos en nosocomios siguen, mientras las quejas por falta de medicina van en aumento.
No pasemos por alto los despidos de médicos y enfermeras de diversas instituciones del país que en estos primeros tres meses realizaron, lo cual incide en la atención que reciben los pacientes y que, al pasar un número importante de servidores públicos al ISSSTE, hoy hay una mayor saturación. Esto va en contra sentido de la lógica de Pitágoras: a mayor número de pacientes, menor número de especialistas.
Éste, como muchos otros puntos en la agenda nacional, resultan prioritarios; por eso, como diputado demandaré que se nos dé a la brevedad un informe pormenorizado del abasto de medicamentos en todo el país; de cómo están operando clínicas y hospitales y, sobre todo, que nos digan cuándo se solucionará este problema, antes de que se les torné en la enésima crisis del sexenio.
Señoras y señores de la Cuarta Transformación: ¡con la salud no se juega!
Facebook.com/HectorYunes
Instagram: hectoryuneslanda
Twt: @HectorYunes
-o00o-
©2019 Prensa Héctor Yunes Landa | Xalapa, Ver. |
|