Por Héctor Yunes Landa
La Universidad Veracruzana atraviesa hoy por uno de los momentos más obscuros de su brillante vida académica. Rankeada como una de las peores universidades a nivel mundial, pretende ser tomada como botín por el peor gobernador que ha tenido Veracruz, en complicidad con el peor rector de su historia.
En lo que parece ser un perverso intercambio de favores, el rector Martín Gerardo Aguilar Sánchez busca reelegirse en el cargo como recompensa por haber otorgado un inmerecido título de científico a Cuitláhuac García, como lo denunció la propia comunidad universitaria.
No sólo eso, Aguilar Sánchez jamás exigió al gobernador –como sí lo hicieron los rectores anteriores-, el cumplimiento de la asignación presupuestal que marca la Constitución del Estado y que permitiría a nuestra Universidad atender el rezago y las necesidades que hoy la mantienen en el ostracismo. Sus declaraciones vacías no cuentan.
Hasta el día de hoy, el actual rector de la Universidad Veracruzana no puede reelegirse. La Ley Orgánica se lo impide a pesar de las reformas que aprobó el Consejo Universitario en marzo de este año. Para lograrlo, el Congreso local deberá aprobar la iniciativa que le fue presentada apenas el jueves pasado.
Será tarea de la próxima Legislatura del Estado -de la que tendré el orgullo de formar parte-, decidir sobre su legalidad y si cumple con las actuales necesidades de la Universidad. Vamos a impedir el pago de favores.
Pero más allá de la complaciente sumisión al gobierno del estado, ¿cuáles son los méritos de la actual rectoría de la UV para buscar la reelección?
Hace un par de semanas, la empresa Quacquarelli Symonds (QS) dio a conocer el ranking de las mejores universidades del mundo para el 2025. Se consideró a 1500 universidades evaluadas, incluidas 32 universidades mexicanas, públicas y privadas, entre ellas la Universidad Veracruzana.
¿Y qué creen? Lo digo con mucho coraje y vergüenza: la Universidad Veracruzana resultó ser una de las peores evaluadas al quedar entre los últimos cien lugares a nivel mundial. Incluso, por la metodología de evaluación, podría ser ¡la peor del mundo!
Acaso sólo podríamos superar a las Universidades del Bienestar, otra de las fallidas ocurrencias de la 4T. ¡De ese pelo!
¿Y en qué fallamos? ¿Por qué nuestra Universidad está cada vez peor? Resulta que reprobamos prácticamente en todo. Por ejemplo, en una escala de 100 puntos, la UV sólo alcanzó 7.7 en el área de investigación y descubrimiento.
En experiencia del aprendizaje obtuvimos tan sólo 7.3; y en empleabilidad, es decir, la cantidad de egresados que se incorporan al mercado laboral, apenas 2.7 de acuerdo a la reputación del empleador y 1.5 en resultados laborales. ¡Terrible!
Además, fuimos calificados con nulo compromiso social, la proporción de profesores internacionales también fue nulo; sólo obtuvimos 13.6 puntos en la red internacional de investigación.
¿En qué momento la Universidad Veracruzana pasó de ser un modelo de educación superior para el país y un orgullo de los veracruzanos a una de las peores universidades del mundo? La UV no puede naufragar, hundido por la burocracia, la mediocridad y el conformismo.
No es la Ley Orgánica lo que impide al rector reelegirse. Son sus resultados…
La puntita
No estamos rumbo a un régimen totalitario. Ya llegamos. Desconocer y ordenar a las instituciones el desacato de las órdenes de un juez y amenazar a los juzgadores con la cárcel, ¡no lo hacía ni AMLO! |
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