Por Héctor Yunes Landa
Rocío Nahle ya huele su derrota. Está desesperada. Por eso rechazó saludar de mano a Pepe Yunes, el próximo gobernador de Veracruz, a su llegada al museo de Antropología. Su papel se redujo a leer y… mentir.
Durante el primer debate de los candidatos al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle exhibió toda su pobreza moral y riqueza material, mostrándose como una mujer soberbia y resentida, sin escrúpulos, capaz de mentir las veces que sea necesario para alcanzar el despropósito de gobernar a los veracruzanos.
Ante la ausencia de propuestas y el desconocimiento de Veracruz, la candidata zacatecana recurrió a un amplio catálogo de mentiras y lugares comunes como asegurar que se ha reducido la pobreza, que fue Morena quien impidió que se llevara el agua de Veracruz a Nuevo León o que la deuda de Veracruz se redujo en más de 20 mil millones de pesos. Todo es falso.
Pero la mentira más grande de Rocío Nahle y Morena se llama Dos Bocas. Durante el debate, la zacatecana aseguró que la refinería se realizó en tiempo récord, que costó 8,400 millones de dólares y que no tenía una sola observación de auditoría. Miente tanto como respira.
Se dijo que la refinería costaría 8 mil millones de dólares; en el último informe de Pemex, se confirmó que se han invertido 18,900 millones. La refinería fue inaugurada por el presidente López Obrador el 1 de julio de 2022; dos años después no ha producido un litro de gasolina.
Además, está señalada en la última auditoría aprobada de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) con el 13 por ciento de las observaciones no solventadas por mil 300 mdp en asignación directa.
Ni antes, ni durante el debate, Rocío Nahle ha podido justificar cómo es que vive en una casa de 40 millones de pesos, de dónde obtuvo los recursos para comprar terrenos en el mismo fraccionamiento, residencias en Villahermosa o un departamento en Nueva York. Tampoco ha explicado el origen del dinero que tiene ahorrado en paraísos fiscales. Y así pretende gobernar Veracruz.
Incapaz de responder a cada uno de los señalamientos de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y beneficiarse de los cargos públicos –lo que le permite pagar 33 pesos de consumo de energía eléctrica en una de sus tantas residencias-, el mayor pecado que pudo endilgarle a Pepe fue su apellido: Yunes.
Entiendo muy bien la obsesión de López Obrador y Rocío Nahle con el apellido Yunes. Porque hemos puesto en evidencia, todos los días, la incompetencia, la corrupción y la violencia generada por Morena y sus gobiernos. Porque no tenemos miedo a la persecución; porque aquí nacimos y sí somos veracruzanos…
Sin cadáveres en el clóset ni pecados inconfesables a través de 30 años de carrera política, Pepe Yunes tuvo el tiempo suficiente para presentar un plan de gobierno para rescatar a un estado de la corrupción y la incompetencia morenista. Su decálogo es la piedra angular para un inédito gobierno de coalición.
Gracias al debate, algo quedó muy claro para los veracruzanos: Rocío Nahle es una amenaza para Veracruz debido a sus antecedentes de ineficacia, corrupción y enriquecimiento.
La puntita
¿Pepe ganó el debate? De acuerdo con Massive Caller, encabezó las preferencias con un 51.9%, seguido de Rocío Nahle con un 38.7% y Polo Deschamps con un 9.4%. Electoralia también colocó a Pepe Yunes en el primer lugar con un 49%, mientras que Nahle y Deschamps obtuvieron el 41% y el 10%, respectivamente.
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