Una vez más, la Cuarta Transformación se pasa por alto al Poder Legislativo. En uno de sus primeros anuncios de este 2019, el Ejecutivo Federal dio a conocer la convocatoria para integrar la Guardia Nacional aun y cuando en el Congreso de la Unión no hemos votado por su aprobación.
Desafortunadamente, no es la primera vez que el nuevo gobierno impone su voluntad sin consultar a nadie, sin cumplir con la normatividad o al menos sin comprobar la factibilidad.
¿Ejemplos? Hay muchos: el Tren Maya, del cual, hasta este momento, no se ha presentado el estudio de impacto ambiental correspondiente, a pesar de ser una de las regiones más ricas en recursos naturales del país.
La construcción de la refinería en Dos Bocas, en donde ya se iniciaron trabajos de tala y limpieza de terreno sin que se cuente con la autorización por el impacto ambiental o del cambio de uso de suelo.
Otro más es la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, en una consulta a modo que hará que se cumpla el refrán: salió más caro el caldo que las albóndigas pues, en un afán de seguir avante con Santa Lucía, el pago de las indemnizaciones nos saldrá sumamente costoso como país en términos económicos y de certidumbre a las inversiones.
Ahora es con la Guardia Nacional. Su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) presentó la iniciativa para reformar diversas disposiciones constitucionales que permitan su creación. El pasado 20 de diciembre, la Comisión de Puntos Constitucionales la aprobó sin escuchar las voces de los expertos en estos temas, de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) que tienen mucho que aportar; tampoco Morena y sus aliados quisieron ampliar la discusión al interior de dicha comisión a pesar de la insistencia de la oposición.
Por eso a todos nos sorprendió que el pasado miércoles se hiciera la convocatoria para integrar, en una primera instancia, a 21 mil 170 jóvenes a las filas de la Guardia Nacional cuando apenas tocará el turno de discutir el proyecto de dictamen ante el Pleno: actúan como si fuera ya un hecho consumado.
Tanta prisa llevan y tan al vapor se hacen las cosas, que ahora buscan realizar un periodo extraordinario de sesiones el próximo 16 de enero para sacarla adelante.
No es que nos opongamos a combatir los índices delictivos en el país, por el contrario. En el Grupo Legislativo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) somos sensibles a la urgente necesidad de frenar la violencia sobre todo porque, de acuerdo con las cifras oficiales de la Secretaría de Seguridad Pública (SP), solo en los primeros dos días de este año hubo 130 homicidios dolosos.
Por lo anterior subrayo: los priistas no seremos un obstáculo para que el gobierno federal cumpla con su compromiso y su obligación de combatir con eficacia la inseguridad del país; sin embargo, legislando sobre las rodillas no podremos hacerlo.
Una reforma constitucional conlleva análisis, consensos, escuchar todas y cada una de las voces involucradas; un proceso legislativo que, una vez más, ha sido burlado.
Hoy más que nunca las palabras del gran ideólogo veracruzano, Don Jesús Reyes Heroles, no deben perderse de vista: la forma es fondo.
Precisamente, el que los que se autoproclamaban representantes de la Cuarta Transformación crean que los poderes somos adornos navideños, que existe el Ejecutivo y otros dos; el que no respeten la división de poderes que tantos años de lucha como nación nos ha costado, será catastrófico para el país y apenas llevamos un mes y una semana…
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