En 2018, meses antes de la elección del candidato al Gobierno del estado en Veracruz, me reuní con un emisario muy cercano a quien manda en Morena. Me trasmitió su invitación para ser el abanderado de ese partido al cargo de Gobernador.
Invitación que agradecí y decliné, a pesar de las extraordinarias posibilidades de triunfo. Decidí entonces apoyar la candidatura de Pepe Yunes. El encuentro se realizó en el restaurante VIPS, frente la antigua glorieta de Colón en la ciudad de México.
Siempre he sido un opositor nato, real. Como diputado local, Coordinador del GPPRI y Presidente de la Jucopo, voté en contra de la bursatilización y también subí a tribuna a razonar mi voto en contra. Me opuse a la candidatura de Javier Duarte, con quien tuve desencuentros públicos y en privado, como la emblemática caña de pescar. Cuando se fugó, fui el único que le pidió públicamente que se entregara.
Incontables veces –como diputado federal y ahora como ciudadano- me he opuesto a las ocurrencias de los gobiernos de Morena. También he sido propositivo, como cuando me entrevisté con el gobernador en su tercer día de su gobierno y le expresé mi disposición a colaborar en la solución de los problemas del estado. Y ahora, mediante un listado de 15 propuestas, donde sugiero la manera de resolver la tragedia a la que nos ha llevado la 4T.
He sido firme en mis principios. Si bien como diputado federal me opuse con mi voto a la sinrazón morenista de desaparecer las guarderías infantiles, el Seguro Popular y los programas en favor de los mexicanos migrantes, también apoyé iniciativas de Morena para dar al Presidente herramientas para resolver el problema de la inseguridad, como fue la creación de la Guardia Nacional.
He dicho de AMLO que su gobierno nos dejará como herencia un aeropuerto internacional sin vuelos ni pasajeros, un Tren Maya en una selva sin árboles y una refinería en un mundo que ya no utilizará gasolina. Sigo diciendo que ya tenemos el gobierno más ensangrentado de la historia con más de 135 mil víctimas.
Publiqué también que la revocación de mandato formaba parte de una estrategia megalómana para desaparecer al INE. Y que la reforma electoral que intentan imponer, no es más que un acto de venganza contra la clase media que les ha dado la espalda y les quitará el poder en 2024.
En Veracruz, rechacé la perversa invención del delito de ultrajes a la autoridad, utilizado para la persecución de adversarios políticos, muchos de los cuáles hoy siguen en la cárcel a pesar de que la Suprema Corte confirmó su inconstitucionalidad.
He criticado de manera reiterada que, en lugar de un Gobernador, tengamos un pintor de casas, un chapeador de maleza, un repartidor de panfletos políticos y un frustrado agricultor. Y que mientras Cuitláhuac sigue buscando su verdadera vocación, Veracruz continúa hundido en la violencia, la corrupción y la ocurrencia.
Mis artículos semanales avalan cada palabra. Morena nunca ha sido una opción para mí, ni para Veracruz y tampoco para México. Sólo el desvarío de la perversión política podría suponer que pondría mi historia personal y mi trayectoria política a favor de un proyecto que ya fracasó.
Con Morena… ¡ni lo mande Dios!
La puntita
Para documentar el optimismo de los futuristas, comparto dos de los debates que he tenido con Mario Delgado, dirigente nacional de Morena:
https://www.medialog.com.mx/m.asp?id=09186595-D0D5-4C18-A9D3-DD6E4A0622A7 y https://www.youtube.com/watch?v=eySxeLaIaHw |
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