Los índices de popularidad con los que tomo el poder Andrés Manuel López Obrador (70% según SDP noticias), me recuerdan a los que tenia Enrique Peña Nieto al inicio de su mandato en diciembre de 2012. Allí están las cifras, júzguelas usted por si cree que miento.
Esos porcentajes y el margen de aceptación de Peña hicieron que arrancara con acciones publicas que jamás pensó, ni sus asesores y equipo cercano, que le llegaría, a largo plazo, a cobrar la factura. Seis años después deja la Presidencia de la República como el ejecutivo mas repudiado de la historia (85% según la BBC), peor que Carlos Salinas de Gortari, inclusive.
La privatización de la industria petrolera; la reforma educativa; la reforma financiera y presupuestos de egresos totalmente alejados de apoyar el desarrollo social y el bienestar de los mexicanos mas necesitados, fueron los clavos que mes a mes, año a año fueron cerrando el ataúd del hombre de Atlacomulco que desoyó las criticas de la oposición. Se sintió invencible y la realidad le cobro las afrentas al pueblo de México.
La decepción de los millones de compatriotas que votaron por el terminaron desesperándolos y cobraron la factura con el, pero mas con su partido. El resultado usted lo conocio el primero de julio: El PRI sufre la derrota mas humillante de su historia y, a contraparte, encumbra al luchador social que desde hace mas de 15 años venía luchando por ser el presidente de México, que les prometía a los mexicanos un gobierno de cambio, de combate frontal al neoliberalismo para que de esa forma implementara una serie de políticas publicas que generaran bienestar económico, educativo, cultural y de recreación. ¡30 millones de mexicanos y mexicanas le creyeron!
Pero tal y como aconteció con Peña, no han pasado ni 30 días y la euforia empieza a desvanecerse. Los cuestionamientos de los mismos simpatizantes que votaron por don Andrés comienzan a ser frecuentes y la popularidad ya no es la misma. En tan solo cinco meses ha perdido 9 puntos de popularidad (El Universal, 26/noviembre), que traducido en votantes arrojan dos millones setecientos mil menos.
La disminución al presupuesto de las universidades calo; Los traslados de las secretarias a distintas ciudades del país igual; los despidos que están generando en varias dependencias también; la creación de la guardia civil
o militarización ni se diga; la construcción del tren maya tan cuestionado por expertos en medio ambiente igual; el planteamiento de darle empleo a los migrantes centroamericanos antes que a los compatriotas desempleados de los estados del sur ni se diga; y el no cumplir con la palabra empeñada de dar reversa al gasolinazo, tal como lo prometió en campaña (dígase lo que se diga hay videos como testimonio), son acciones que lo empiezan alejar de electorado.
La decepción empieza a permear las amplias masas amloistas. Las expectativas que había generado eran un desafío que miles afirmábamos era muy difícil de cristalizar, pero que él se aferro a comprometerse a enfrentarlo con éxito y eso no esta ocurriendo.
Los globos sonda si que están calibrando el malestar que todas estas acciones emprendidas por el tabasqueño están generando en la población, y que después de mas de 30 años de políticas públicas neoliberales de empobrecimiento, de desorden social e inseguridad publica habían despertado la esperanza de bienestar.
Llega 2019 y con el sueño de la paz social, de bajar los índices delincuenciales; de generar millones de empleos para nuestros compatriotas, de acceder a una educación de calidad, de contar con atención medica especializada y medicinas gratuitas, de disfrutar una vivienda propia. Si ese sueño lo tiene también López Obrador adelante, lo ayudamos a construirlo porque ha llegado la hora de recuperar a México y de reconciliar a la nación; si no, será un gobierno mas de ensayos y errores. |
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