¡Cada día estamos a menos de que el país se incendie!
La noche del jueves intentaron asesinar al periodista Ciro Gómez Leyva al salir de su noticiario, en la cadena de televisión propiedad de la familia Vázquez Raña, en la ciudad de México. Solo se salvo porque su camioneta tiene un nivel de blindaje alto, si no, estaríamos escribiendo sobre una tragedia, una mas de las cientos, de las miles que se viven desde hace décadas en este país, pero que, tomando en cuenta las palabras del presidente de la república, cuando se refirió al atentado en la mañanera del viernes 16, transcribo “”….Ciro es un periodista, un ser humano, pero además es un dirigente de opinión pública y un daño a una personalidad como Ciro, genera mucha inestabilidad política…””, pues como escribiera Luis Spota en esa magnifica tetralogía de seis libros >La costumbre del poder<, son PALABRAS MAYORES.
Y en efecto, el ejecutivo federal nos da entender que no son comparables los asesinatos que se dan a diario, a lo largo y ancho de nuestro territorio, como ajustes de cuentas entre los grupos del crimen organizado, que un asesinato contra un periodista de la envergadura del conductor de noticieros de radio fórmula e imagen televisión. Habría tenido quizás los mismos efectos que el que genero el proditorio asesinato de Paco Stanley el siglo pasado, o mas, por el perfil de uno y otro.
El problema sin embargo es mayor, y se que muy pocos columnistas o articulistas se atreverán a escribir al respecto, por el significado de hacerlo, pero alguien tiene que ponerle el cascabel al gato porque desde mi óptica, mientras desde la presidencia de la república no se deje de ofender, peyorizar, acusar, insultar, descalificar, ridiculizar, y señalar que tal mexicano es malo o bueno, o que aquel es un traidor a la patria, las huestes amloistas ya han dado muestras en las redes sociales del como interpretan esos mensajes, y lo digo sin ambages, los mas duros, dogmáticos y ultras saltarán la cerca que separa a la tolerancia-discrepancia, de la violencia física.
Baste analizar lo dicho por Andrés Manuel López Obrador la mañana del miércoles (un día antes del atentado), en palacio nacional, en vivo, a todo color y casi casi en cadena nacional: >Es gente muy deshonesta, hay que seguir informando, no dejarles libre el terreno. Imagínese si nada mas escucha uno a Ciro (Gómez Leyva), o a Carlos Loret de Mola o a Sarmiento, si los escucha uno mucho, hasta le puede salir a uno un tumor en el cerebro<
Un jefe de estado, que proclama el humanismo como su doctrina, afirmando esto desde allí, el emblemático-histórico y significante Palacio Nacional semejantes disparates, pues le da a uno en que pensar cuando se suceden estos lamentables hechos, que se suman a otros y otros que van crispando a la sociedad nacional, acercándonos cada vez mas, insisto, a una lucha entre los “buenos” contra los “malos”, y todo porque el que debería de buscar la conciliación desde el poder, desde el poder incita a la división y al enfrentamiento.
De que sirve el mensaje del presidente al periodista, mandado desde la mañanera del viernes: “”quiero enviar mi solidaridad, enviar mi apoyo a Ciro Gómez Leyva que ayer fue victima de un atentado, afortunadamente no hubo consecuencias fatales, graves y lo celebramos, porque es un periodista, un ser humano, pero además es un dirigente de opinión pública y un daño a una personalidad como Ciro genera mucha inestabilidad política, desde luego lo principal es que nadie puede ser molestado, afectado, dañado, y a nadie se le debe agredir y mucho menos quitarle la vida que es lo mas sagrado, la vida humana”” .
¿Y las agresiones desde las mañaneras un día si, y al otro también? ¿Esas no generan violencia verbal y pueden desencadenar en violencia física señor presidente?
¿Quien va ser el responsable o los responsables del atentado contra el periodista? ¡fuente ovejuna señor!
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