Algo ya no esta encajando en los objetivos torales que se planteo Andrés Manuel López Obrador, primero como candidato, y a partir del primero de diciembre, como titular del Ejecutivo Federal, en materia de infraestructura de desarrollo.
Analizando con prudencia el presupuesto de ingresos y egresos 2020, me percato que dos de los tres grandes megaproyectos del presidente de México no tienen futuro, de acuerdo a los dineros que recibirán para el próximo año: el tren maya y el aeropuerto Felipe Ángeles, mejor conocido como el de Santa Lucia.
Lo explico:
El tren Maya costará, según cifras del Fondo Nacional para el Turismo, 120 mil millones de pesos. En este primer año de gobierno de López Obrador no se gasto prácticamente nada porque le dedicaron a lo sumo una decena de millones de pesos para estudios, pero para este 2020 que se esperaba por lo menos la mitad de esa cantidad, dado que AMLO se comprometió a inaugurarlo en 2022, solo contempla el presupuesto de egresos 2 mil 500 millones de pesos, lo que equivale al 2% de su costo total, es decir nada, lo que me llama la atención porque entendiendo la política como la he comprendido siempre, es una señal clara que esta obra, estandarte del presidente, podría ya no construirse, dando marcha atrás de manera incomprensible en un hombre que el mismo se califica como terco-terco.
Los argumentos para meterle freno casi total a la construcción del Tren Maya sobran. Lo que habla en un modelo capitalista es el dinero, y éste ya no se destinó, así que olvidémonos -interpretando la lógica monetaria-, de esta obra que de suyo estaba siendo combatida por los ambientalistas de México y el extranjero.
Pero hay mas: el aeropuerto de Santa Lucia, ya bautizada por Andrés Manuel como aeropuerto general Felipe Ángeles, tenia presupuestado un costo, según la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, de 95 mil 260 millones de pesos, y también se comprometió el Presidente de la República a entregarlo en 2022, sin embargo, en el presupuesto para el próximo año AMLO solo le destino
5 mil 372 millones de pesos, lo que equivale a un 6%, otra vez nada, que lleva a la misma conjetura: va pa tras y mas cuando me platica, una persona que tiene relación con el canciller mexicano Marcelo Ebrard, que a finales de junio, en Osaka, Japón, en uno de los salones de la reunión de G-20 se reunió con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong y platicaron, un buen rato, sobre dos inversiones que el gobierno de aquel país quiere realizar en México: el tren transístmico y el aeropuerto de Texcoco.
La primera contempla conectar el golfo de México con el océano pacifico a través de Coatzacoalcos, Veracruz-Salina Cruz, Oaxaca; y la segunda, rescatar ese aeropuerto, para lo cual tienen contemplado venir a México autoridades del mas alto nivel del gobierno, e inversionistas de aquella nación para plantearle a López Obrador su rescate, limpiándola de la corrupción en que lo dejo metido Peña Nieto y sus personeros.
Quizás a esto obedezca estas señales económicas mandadas por el hombre de Macuspana, tabasco, en el presupuesto federal para el próximo año, porque en cambio, en lo que se refiere a la refinería de dos bocas, la tercera obra emblemática de Obrador, que tiene un costo total de 164 mil millones de pesos, en el presupuesto 2020 le contemplan 41,256 millones de pesos, prácticamente el 25% del total, que hace comprensible que la misma la concluyan en el tiempo en que se tiene previsto: 2022.
De ser así, estas inversiones serían un verdadero bálsamo para nuestra economía, que en este primer año del gobierno amloista no ha crecido un solo punto porcentual. |
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