La elección del candidato o candidata de su partido a la presidencia de la república, ya se le complico sobremanera a don Andrés Manuel, y no necesariamente por indisciplinas de las corcholatas, sino de su salud en primer lugar, por los actos que sus hijos mayores vienen realizando de tiempo atrás en segundo término, y por las acciones u omisiones derivadas de su accionar como titular del Poder Ejecutivo Federal.
La docilidad mostrada por Claudia, Marcelo, Adán Augusto y Ricardo no le preocupan >para nada, y hasta el momento< al presidente, y menos hoy, donde el aún presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Senadores ya se autodestruyo, renunciando públicamente a postularse para cualquier cargo de elección popular, según él, para no traicionar al inquilino de Palacio Nacional, por lo que, de cuatro, solo quedan tres, es decir, un problema menos para el que decidirá la candidatura.
No. La razón por la cual López Obrador manifestó la noche del 28 de abril, cuando recibió a todas y todos los senadores de Morena, del PT, del verde y de encuentro social en donde vive, que “”la sucesión en su partido deberá estar lista a más tardar en el mes agosto””, se debe, principalmente, a las enfermedades que aquejan al mandatario, las cuales son de tal magnitud, que dio marcha atrás a la determinación que había tomado antes, de que ésta fuera hasta diciembre de este año.
Solo él y sus médicos saben que es lo que realmente padece, y la gravedad de sus dolencias, pero por lo dicho a sus compañeros de partido esa noche, relativo que le preocupa que lo vaya a traicionar su salud, y por ello decide que en agosto conozcamos si la ungida será Claudia, Marcelo o Adán Augusto, nos hace reflexionar que son graves sus afecciones, y en consecuencia, para que nadie le respingue y planche a los no favorecidos, prefiere que sea en pleno uso de sus facultades físicas y, diría yo, hasta mentales.
No hay duda ya sobre la precaria salud del presidente, la cual se agrava en la medida que salen los escándalos de tráfico de influencias y corrupción de sus hijos mayores. Se nota la descomposición en su rostro y movimientos corporales, en vivo y a todo color, cuando en las mañaneras alguien le pregunta por lo que latinus, o mexicanos contra la corrupción investigan y dan a conocer sobre ellos en las redes sociales, en los principales periódicos, radiodifusoras y canales de televisión.
Tantos años llevando como grito de guerra que él y su familia no son corruptos, y salen los videos de sus hermanos recibiendo fajos de billetes, su prima recibiendo obra pública, y ahora sus hijos traficando influencias para que a sus amigos (o prestanombres), les den contratos nada más y nada menos que por 100 millones de pesos, que a decir de AMLO no son nada, lo trae con esa maldita enfermedad moderna que es el stress, y que es la causante, a decir de los médicos (cardiólogos y neurólogos principalmente), como la causante de infartos u hemiplejías.
Eso es lo que le preocupa al presidente y más, si no deja la sucesión en su partido planchada, sin ninguna fisura que pueda darle al, o a la inconforme corcholata, la oportunidad de irse como candidato (a) de otro partido, o que junto con sus simpatizantes apoyen al que surja de éstos, y causarle de esa forma una derrota en las elecciones federales de 2024 al Ejecutivo Federal, que indudablemente le traería consecuencias jurídicas.
De allí las prisas del presidente por acelerar el dedazo en MORENA. Por lo menos a uno ya lo espanto, compro o desprestigio de tal manera, que Ricardo Monreal salió el pasado jueves a decir que no será candidato a nada.
Queda ahora como dominar, agarrar, o doblar a Marcelo que es el peligroso, el que podría abrirle un boquete a su partido si decidiera indisciplinarse, al comprobar que la encuesta que tanto parlan los cuatro teístas es pura simulación, y que al final, como la inmensa mayoría sabemos, porque conocemos de esto, será el dedo de don Andrés el que determinará la candidatura de Claudia a la primera magistratura de México. |
|