Hace 24 horas, los candidatos a gobernar Veracruz iniciaron sus campañas de proselitismo, que buscan obtener la confianza y el sufragio de más de 6 millones de hombres y mujeres a su favor, el próximo domingo dos de junio.
De las 3 candidaturas, la de Roció Nahle es la que inicia contra las cuerdas, a pesar de contar con todo el dinero del mundo y del apoyo gubernamental, tanto federal como local (de Andrés Manuel y Cuitláhuac), por venir de más a menos, perdiendo simpatías dentro y fuera de MORENA, que a 63 días de la elección es mucho más probable que pierda, a que gane, por tantos pleitos que generó con diversos actores políticos no solo de su partido, sino de la estructura del gobierno estatal, que de allí mismo han filtrado información a sus adversarios para que la muestren como una política enriquecida brutalmente a su paso por la función pública, como ya lo estamos constatando tanto en la prensa escrita, en la radio, y en todas las redes sociales, con datos tan precisos, que no ha podido desvincularse de ellos, y mucho menos combatirlos.
La premisa que tanto pregonan y abrazan los funcionarios emanados de MORENA, de que no son corruptos como los del PRI y los del PAN, que son diferentes a ellos, resultó, en el caso de la candidata del partido del trabajo, del verde y MORENA ser idéntica a ellos, porque ni juntando los sueldos de ella y su esposo, de toda su vida laboral, logran justificar las residencias ostentosas que poseen, hablando solo de ese rubro, sin meternos a sus chequeras, cuentas bancarias en México, en el extranjero o joyas, que son, hasta el momento, el mejor secreto que guarda doña Roció y el señor José Luis Peña.
Y es que el amor como el dinero, no pueden ocultarse siempre, como bien lo dice la sabia popular, y entonces, ese insultante y millonario convoy de camionetas blindadas que protege a Chío, enoja al >pueblo bueno<, así como la residencia de casi 50 millones de pesos que tiene en El Dorado de Boca del Río (que no la tiene ni Obama, parafraseando al filósofo de Macuspana), más la otra en Coatzacoalcos, y las que se acumulen en el transcurso de estos 63 días, serán, no me cabe la menor duda, el cadalso de la candidata que le hará morder el polvo el 2 de junio, perdiendo la elección, independientemente de todos los errores gubernamentales del actual gobierno de Cuitláhuac García y su camarilla, que resultaron ser unas verdaderas fichitas.
Esas trapacerías son las que los otros dos candidatos deben explotar en sus campañas, dándoselas a conocer a los y las votantes para que no sufraguen por ella, en lugar de salir hipócritamente a justificar su vecindad con la Chío, como si fuera una hazaña, una gracia, un orgullo ostentar lujos mal habidos.
La misma logística que instrumentaran en la campaña de la coalición -Sigamos haciendo historia-, será la que entierre -por fin-, a MORENA en Veracruz, y sus candidatas y candidatos a los distintos cargos de elección popular. Atrás quedarán los carros completos de 2018 y 2021, donde solo perdían un solo distrito federal o 2 locales. La correlación de fuerzas es muy distinta hoy y todo, por no ser diferentes a los que acusaban de corruptos y ladrones.
Desde mi óptica, puedo adelantar, que si los adversarios políticos de Roció Nahle apuntan bien sus baterías a desenmascararla, a mostrársela a la sociedad veracruzana tal cual es, así como las alternativas para solucionar todos los problemas que deja el mal gobierno de Cuitláhuac, la elección la perderá MORENA
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