Escribí, previo a las elecciones de 2018, en este mismo espacio, un artículo donde afirmé que “el Partido Revolucionario Institucional se iría extinguiendo, elección tras elección, hasta que en un futuro no muy lejano perdiera el registro”.
Me llovió en mi correo electrónico infinidad de críticas, donde el calificativo mas decente fue que no era objetivo, que estaba desconectado de la realidad, que de en balde enseñaba en las aulas materialismo histórico y dialéctico. Las abundantes eran denuestos, groserías, epítetos grotescos, para culminar precisando casi todas, que eso nunca sucedería.
Sin embargo, el primer aviso vino en la elección federal de 2018 con los resultados que ya conocemos (en 2012 el PRI obtuvo 15,905,440 votos, mientras que en 2018 7,677,180), donde hubo estados donde el otrora poderoso partido, >que mientras ellos controlaron a las autoridades electorales, porque eran ellos mismos, y donde perdían, arrebataban<, no consiguieron ganar ni una elección de diputados federales y locales, como en Veracruz en la elección de ese año, y a partir de allí han venido perdiendo no solo elecciones, cargos públicos (principalmente gubernaturas), sino también militancia y, desde luego, liderazgo; pero eso si, ganando desprestigio y repudio social tanto por las extrañas alianzas que realizan, como por las acciones que en los ayuntamientos, gubernaturas, diputaciones o senadurías ejecutan los hombres y mujeres que desempeñan esos cargos públicos, con honrosas excepciones, que son eso, extrañas excepciones.
Ello les ha acarreado menor simpatía pública que repercute en votos. Por eso afirmo que el PRI se viene enanizando, y por eso andan urgidos de alianzas con todos los partidos políticos que se dejen, porque sus últimos y actuales dirigentes nacionales saben de las escasas posibilidades que tienen para alzarse con triunfos de mayoría, que solo pueden lograr si a ese priísta que postulan le dan votos los panistas y/o perredistas.
Ahora, justo cuando las elecciones en el estado de México son de vida o muerte para el PRI, viene otro escándalo mas del nefasto Alito, su dirigente nacional, partiendo al grupo legislativo de su instituto político, quitándole el liderazgo a uno no que digamos impoluto senador Osorio Chong, para dárselo a uno de sus esbirros, de triste fama en el estado de Guerrero, arrastrando en esa vorágine hara-kireska a la que creo es una seria militante priísta Beatriz Paredes, que de inmediato generó reacción en las redes sociales, ya no solamente para los que luchan encarnizadamente por los cargos de dirigencia y públicos, sino para el partido en general, de repudio por las ambiciones que muestran del poder por el poder mismo, leyendo en todas ellas que ya no votarán por ese partido político.
¿Qué pensaran las muchedumbres reunidas en las distintas plazas públicas del país para defender al INE, cuya primera acción, tanto para las elecciones de Coahuila y del Estado de México, y desde luego para la de 2024, es votar contra MORENA y para lograr evitar que triunfe tendrían que optar por el PRI-PAN-PRD o MC? ¿Creerá Alito que con el desprestigio de él y su partido, la ciudadanía escogerá al PRI? Pero también ¿Qué espera el PAN con su reciente escándalo internacional de Genaro García Luna-Felipe Calderón. Que la sociedad los votará…o los botará?
Con objetividad leo lo que pasa en las redes sociales respecto a estos dos hechos, y con el termómetro en la mano escucho lo que se dice en las oficinas, en los cafés, en los atrios, en las calles, en las centrales camioneras, en los mercados y/o centros comerciales, y les puedo afirmar que el PRI esta viviendo su peor pesadilla, que sus dirigentes ya ven fantasmas que vienen acercándoseles para llevárselos y quizás, solo quizás, muy pocos advierten que 2024 podría ser su ultima contienda electoral.
Felicito a Joaquín Rosas por los 19 años de vida de AL CALOR POLITICO. Su esfuerzo y dedicación para lograrlo ha hecho que los veracruzanos de la entidad, y fuera de ella, nos mantengamos perfectamente informados. Muchos años y éxitos más.
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