Para combatir y acabar con la pobreza, hay que generar empleos. Esa es la fórmula que ha funcionado en el mundo, y como ejemplo están los países industrializados que lo han hecho y sus economías son boyantes, reflejadas primordialmente, en el ingreso per cápita, sinónimo de bienestar familiar.
Ahora bien, el empleo lo pueden generar el Estado y/o la iniciativa privada. Ejemplo del primero fue la etapa posterior a la gran depresión económica de 1929, cuando la mayoría de los gobiernos de las naciones que entraron en shok abrazaron las teorías económicas de John Maynard Keynes, y decidieron utilizar el dinero público para detonar el empleo a través de la inversión gubernamental, logrando el desarrollo de las fuerzas productivas en esos países, creando círculos virtuosos >empleo-salario-consumo-producción-empleo< y, aquí en México, el modelo desarrollista, creador del milagro mexicano.
Los Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Alemania entre otros países, es la otra moneda en la cual la iniciativa privada ha sido motor que ha empujado el desarrollo económico y, por ende, el bienestar familiar, al crear empleos y mas empleos, como ruta para combatir la miseria, la pobreza y la insalubridad, elevando, en consecuencia, de esa forma, los niveles de vida de sus poblaciones.
Por eso me da tristeza ver las estadísticas que nos dio a conocer la semana pasada el CONEVAL, que asienta que del 2018 al 2020 la pobreza en México se incremento en 3.8 millones de personas, pasando del 41.9 por ciento al 43.9 de la población, y que el incremento en la pobreza extrema (la que mas lacera), subió del 7% de la población, al 8.5 por ciento (de 8.7 millones de personas a 10.8 millones).
La carencia de acceso a los servicios de salud fue la que mas se deterioró, al pasar de 16.2 por ciento a 28.2%.
Lastima ver como un gobierno que tejió por mas de 18 años un discurso donde los pobres serían su prioridad, en lugar de disminuirlos los ha incrementado, y peor cuando afecta a los pobres mas pobres, destruyendo, en los hechos, las políticas públicas de las dádivas que el actual gobierno orquestó a favor de los ninis y otros grupos, en lugar que ese dinero público fuera destinado a la inversión pública para generar empleos, a través de un inteligente gasto en infraestructura a todo lo largo y ancho del país. De haberlo hecho antes,
y ya con la pandemia, no tendríamos en estos momentos estas magras realidades del empobrecimiento en que esta cayendo México.
Pero hay mas: Si la justificación que esgrimen los defensores de la 4T es que éstos aumentos de la miseria y pobreza en la república son derivados de la pandemia, abonaremos otro argumento mas, el relativo al nulo apoyo económico que el gobierno federal le dio a las micro-pequeñas y medianas empresas (distinto a otros gobiernos en otros países), dejándolos “morir” y destruyendo decenas de miles de empleos, que vinieron a contribuir a los lamentables datos que el CONEVAL nos dio la semana que recién concluyo, y que son una bofetada para el gobierno que afirmaba que por el bien de México “primero los pobres”, siendo que ha sido éste el que mas pobres y miserables ha generado desde la etapa postrevolucionaria.
Hoy tenemos 55.7 millones de compatriotas en situación de pobreza y de ellos, poco mas de 6 millones comenzaron a tener dificultades para comprar los bienes y servicios de la canasta básica.
Ojalá y alguien pudiera hacer entender al inquilino de Palacio Nacional que crear empleos equivale a salvar vidas, y que ninguna dádiva gubernamental podrá suplir un trabajo redituable y perdurable, como ya lo demuestran las cifras del CONEVAL. |
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