De entrada, no se trata de una detención común la del general de cuatro estrellas Salvador Cienfuegos, en el aeropuerto internacional de Los Ángeles California, la tarde-noche del pasado jueves. No, primero porque fue secretario de la Defensa Nacional en el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, y segundo, por el tipo de delitos que la Fiscalía Federal del Distrito Este de Nueva York lo acusa: 1.- Conspiración internacional para la fabricación y distribución de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana. 2.- Conspiración para importación de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana. 3.- Conspiración para distribución de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana y 4.- Conspiración por lavado de dinero de ganancias de narcóticos, por los cuales, de comprobárselos la fiscalía, podría recibir como sentencia la cadena perpetua.
En efecto, no es que lo hayan detenido como presunto responsable de haber cometido algún delito patrimonial o familiar, sino como protector del cartel de los hermanos Beltrán-Leyva, por traficar-distribuir-comercializar estupefacientes, y por haber lavado dinero producto de esas actividades ilícitas gravísimas y mas, porque las ejecuto siendo el mas alto mando del ejercito y fuerza aérea en el gobierno federal pasado.
Eso es lo que me preocupa, porque el general exsecretario no actúo solo, porque para realizar todas esas acciones tuvo que contar con personas del mismo ejercito para consumarlas y, en consecuencia: ¿Dónde están esos militares de alto rango? ¿En que puestos se encuentran en estos momentos? ¿Dirigirán algunas de las 12 regiones militares en que se encuentra dividida la geografía militar mexicana? ¿O quizás sean jefes de algunas de las 46 zonas militares o, de las 15 guarniciones militares que hay en el país? ¿O dirigirán alguna de las 4 regiones áreas militares o de las 18 bases aéreas militares con que contamos en el territorio nacional?
Esto explica, en consecuencia, el porque de la ineficacia de la lucha contra este flagelo, pero también nos explica porque la DEA y el FBI han escogido, para ejecutar las ordenes de detención contra algunos capos, y especialmente las dos aprehensiones de Joaquín Guzmán, al cuerpo de élite de la secretaria de Marina y no del ejército mexicano.
El aseguramiento del general Cienfuegos por la DEA (la Administración de Control de Drogas es la agencia del Departamento de justicia de los Estados
Unidos dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas en los Estados Unidos, además del lavado de activos), para entregarlo inmediatamente a las autoridades judiciales estadounidenses para su enjuiciamiento, me hace también reflexionar sobre todo lo que puede haber detrás de las concesiones que el presidente Andrés Manuel les viene haciendo a las fuerzas armadas, sin haber ejecutado “una limpia”, dado que ya mostraron que no son incorruptibles: control de la guardia nacional; obras del aeropuerto de Santa Lucia; construcción de tramos del tren maya; control de aduanas y puertos (por donde entra droga, armas y municiones), migración; fronteras; construcción de los inmuebles de los bancos de bienestar.
Me preocupa el fondo de todas esas concesiones porque hoy, después de la detención de este militar del mas alto rango, por el gobierno norteamericano, yéndome al extremo, pudieran ser hasta producto de amenazas veladas contra el titular del poder ejecutivo mexicano, aunque suene desproporcionado, en una simple lectura.
La >Operación Padrino<, como la bautizo la DEA, es una madeja que apenas comienza a desenredarse. Tendrá efectos catastróficos para México porque se da justo cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador les daba poder y presupuesto a nuestras fuerzas armadas; el meollo de todo esto es si esas concesiones las otorgaba como rehén de las mismas, o inmerso de una ignorancia supina de la terrible corrupción en que se encuentran muchos mandos importantes del ejercito mexicano.
He allí lo peligroso de este asunto. |
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