Lo que sube, baja; nada es eterno.
Los mismos efectos producidos, producto de las políticas públicas aplicadas por los gobiernos neoliberales a partir de 1985, que los supo aprovechar Andrés Manuel López Obrador, denunciándolos y haciéndolos entender entre la sociedad nacional, son los que están llevando a la catástrofe al presidente de México.
Campaña tras campaña, mitin tras mitin, a lo largo y ancho de la república, AMLO sabia decirle al pueblo los padecimientos que teníamos y, además, les vendía muy bien el remedio a todos y cada uno de ellos.
¡Fue siempre un excelente candidato!
Al mediocre crecimiento promedio, en todos esos años, del Producto Interno Bruto de 2.4 por ciento, les decía que él lograría un promedio, en sus seis años como presidente, del 6%. Respecto a la pobreza que crecía en los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, el se comprometió a disminuirla con apoyos económicos al campo mexicano, con apoyos económicos directos a hombres mujeres al través de programas sociales, y con la creación de empleos, a un ritmo de casi un millón por año durante su sexenio. Al éxodo de la población del campo y la ciudad hacia los Estados Unidos les prometió generar las condiciones necesarias para que se emplearan acá, y no abandonaran a sus familias.
Supo meterles en la conciencia a millones de nuestros compatriotas sus ideas de que con esas medidas combatiría la precariedad laboral y elevaría el poder adquisitivo del salario, disminuiría notablemente la inseguridad pública y de la delincuencia organizada, y terminaría metiendo a los cuarteles al ejército, que Calderón Hinojosa había sacado a las calles, porque el país se estaba militarizando y eso, afirmaba, solo se veía en las dictaduras.
Mas de 30 millones de mexicanos (as) compraron ese México de ensueño, y lo llevaron al triunfo el primero de julio de 2018 arrolladoramente, fanatizados por el hombre de Macuspana Tabasco, convencidos de todas esas promesas, mas aquella otra que existe y circula en videos, en las redes sociales, donde López Obrador afirma que la gasolina, durante su gobierno, costaría 10 pesos el litro.
Fueron combustible todas estas ofertas electoreras, que le sirvieron a don Andrés Manuel para incendiar la pradera, pero, en 3 años y dos meses de su
arribo a Palacio Nacional, este México nuestro esta peor que el que recibió aquel primero de diciembre de 2018.
Hoy, ya no hay ni siquiera aquel magro crecimiento económico neoliberal del 2.4%, y por lo que se refiere a los otros indicadores han empeorado a partir de su arribo a la titularidad del Poder Ejecutivo. Veámoslo a vuelo de pájaro: La pobreza ha aumentado; el poder adquisitivo se ha deteriorado porque la inflación no solo no la disminuyeron, sino que con sus acciones u omisiones la han catapultado (cada que vamos de compras, nuestro salario alcanza para comprar menos satisfactores), el éxodo de hombres y mujeres mexicanas sigue la ruta de arriesgar su vida e irse a laborar a los Estados Unidos, abandonando a padres o hijos; no se han generado los empleos que nos endulzo; y de seguridad, de seguridad………mejor ni hablemos porque usted yo sabemos como estamos tanto con el presidente, como con los gobiernos estatales (véanse estadísticas de CONEVAL e INEGI)
Así, ante el trienio perdido vino el desplome en su popularidad. Aquella máxima que nos lanzo que México sería económicamente como los Países Nórdicos, quedo en una quimera y le esta cobrando todas esas mentiras. En tan solo dos meses ha perdido 17 puntos porcentuales: ya solo lo aprueban el 49.8%, y su calificación como presidente ya bajo a 46.9%.
Impensables estas calificaciones para el gobierno de AMLO pero allí están, puede consultarlas (Massive Caller, Mitovsky, El Financiero etc.), y júrelo estimado lector-radioescucha, que con estos resultados, el 10 de abril que efectuaran el ejercicio de la revocación de mandato, no alcanzará los 37 millones de mexicanos (as) que exige la ley para ser valido ese ejercicio de participación ciudadana (artículo 35, fracción IX del CPEUM), por mas dinero que le inyecte tanto el gobierno federal como los estatales de MORENA, con espectaculares, bardas, pegotes, medallones, y el acarreo que ese día efectúen, llamando a votar para que AMLO SE QUEDE.
Y no, no ha tocado fondo aún este desplome. Seguirá minándose su popularidad porque no tiene la menor intención de dar un golpe de timón a sus políticas publicas, y los efectos reales los observaremos en las elecciones del domingo 2 de junio de 2024. |
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