¡El fraude esta consumado!
Ahora comprendo porque siempre tuvo cerca Andrés Manuel a Manuel Bartlett.
Por eso, el pasado miércoles, cuando se iba a iniciar el conteo de las encuestas en el World trade center, los alquimistas priístas, hoy ya morenos, ordenaron no dejar pasar a los representantes de Marcelo Ebrard, para que no testificaran la magia electoral que iban a ejecutar, al percatarse que la ventaja que tenía en ellas Claudia Sheinbaum, era irrisoria, de 1 a 2 puntos, según me comentaron funcionarios de la 4T ligados al que será el futuro dirigente nacional del movimiento de regeneración nacional, para que no digan los que me están escuchando o leyendo, que es solo una elucubración mía.
Cuando se percataron de esto, Alfonso Durazo Montaño le hablo al caudillo, y éste ordeno el abultamiento del resultado, echarle más votos a su preferida para que no tuviera ningún resquicio Ebrard de exigir el “”voto por voto, casilla por casilla””, y de esa forma organizaron el embarazo de los paquetes electorales sin la presencia de los vigilantes que Marcelo había acreditado con Mario Delgado, valiéndose, para cumplir con la instrucción, de la propia policía que a garrotazos, empujones, pellizcos y codazos le impidieron a la senadora Martha Lucia Micher y sus acompañantes entrar al WTC.
El resultado ya lo conocemos: más de 15 puntos de diferencia entre Claudia y Marcelo. Paliza, ¿cómo exigir entonces abrir los paquetes si la diferencia era abismal?, mejor que se vaya a llorar su derrota al hotel belair que está ubicado a dos cuadras del Pepsi center, donde tenía el excanciller su war room.
Ya van más de dos columnistas que escribieron este fin de semana sobre esta operación, de que, en efecto, tanto la encuesta espejo como las otras 4 las había ganado Sheinbaum, pero que eran por menos de medio punto o un punto, y que, de salir así a la luz pública, Marcelo tendría todo el andamiaje para poder gritar fraude y exigir la reposición, como al final lo manifestó, de todo el proceso, de allí >la operación magenta<.
Por eso el tamaño de la represión para con las gentes de Ebrard, y por eso también, del mismo tamaño, la respuesta de éste de llamar “cobardes” a Mario Delgado y al gobernador de Sonora, y afirmar, a los 4 vientos, que su permanencia en MORENA ya no era posible, porque “ya se parecían al PRI, y/o peor que a ésos”.
Lo manifesté en mi comentario radiofónico al siguiente día, cuando el entrevistador dudaba de la salida de Marcelo Ebrard de MORENA: “el apagafuegos del presidente ya cerro su ciclo obradorista, no solo por no haberle honrado la promesa empeñada años atrás, de hacerlo candidato, sino por la forma tan vil y cobarde como lo trataron. Marcelo se va, y lo van a extrañar, téngalo por seguro”.
Espérense a la noche triste del 2 de junio del 2024, porque en los dos escenarios: de triunfo o de derrota para MORENA, Marcelo y sus huestes estarán reflejados en los mismos. Ya ganando Sheinbaum, pero perdiendo la mayoría simple en ambas cámaras del Congreso de la Unión (y varias gubernaturas); o en la derrota de la candidata de AMLO.
Al tiempo si no.
Por Helí Herrera Hernández.
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