¡Se veía venir!
Lo comentamos en distintos escenarios y mucho antes de que tomaran posesión los ganadores de la elección del primero de julio, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo.
Es mas, se lo dije a varios de ellos: El Poder no es fácil, es una bomba de tiempo que sin oficio político puede estallar en cualquier momento, y mas, cuando en lugar de construir puentes los dinamitan, en lugar de favorecer diálogos los cierran; en lugar de honrar la palabra empeñada la quiebran, la ofenden, la incumplen. En política…….así no funcionan las cosas.
Se mofaron, para no utilizar una palabra mas hiriente, durante varios meses. No cumplían con los acuerdos que, a final de cuentas, eran obligación legal de ejecutarlos, como fue la toma del palacio municipal de Santiago Tuxtla por sus propias huestes; jamás escucharon que el bumerang vendría de regreso y los iba atrapar con sus mismas trampas.
Nunca se cansaron de utilizar la tribuna para restregar los 30 millones de votos y festejar su mayoría en el Congreso Local, que les daba, según ellos, un cheque en blanco para hacer y deshacer en el Poder Legislativo. Desoyeron el consejo cuando algunos morenistas de bien nos pidieron llevárselos y ahora, hoy, los tiempos fatales llegaron; esos tiempos que les dijimos vendrían y cobrarían los agravios.
La batalla no la perdieron el viernes 22. La perdieron desde el mismo momento que no comprendieron que no eran ellos, sino Andrés Manuel el de los 30 millones, que al pedir 5 de 5 los arrastro en el triunfo. La perdieron desde que no escucharon que ya como funcionarios de elección popular se tenían que capacitar para desempeñar el cargo; la perdieron cuando empezaron a entregarle altos cargos de dirección política a priístas mañosos, a panistas genuflexos, a perredistas de lengua corta y cola larga, por encima de constructores de MORENA; la perdieron cuando se ensordecieron al consejo sano de entablar diálogos con actores políticos para, al final, lograr ganar la guerra que abrieron, y a las que apostaron todas sus canicas, como fue el juicio político contra el fiscal.
La derrota la vimos todos, menos ellos, sin medir que en ella iba todo el capital político del Ejecutivo, y con él, de todo MORENA
Cuando quisieron dialogar, ya era tarde. Nadie de los que votaron en contra de los dos dictámenes les creyó, porque lo poco que habían acordado antes con ellos, nunca lo cumplieron. Y de los 31 que eran de aquella sesión vespertina de la LXV Legislatura del siete de febrero, cuando tuvieron que decretar un receso porque no alcanzaban la mayoría calificada, perdieron tres diputados mas, lo que habla, insisto, de la ausencia de experiencia en el quehacer legislativo y gubernamental.
Las bajas de esta guerra MORENA-Winckler son considerables. 1.- El Fiscal se queda; 2.- No hay operador político de ese partido en el Congreso de Veracruz; 3.- el presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXL Legislatura no es factor de unidad, ya no con el resto de los grupos legislativos, sino con sus propios compañeros de partido, inclusive; 4.- MORENA se fracciono y debilitó. Matemáticamente ya perdió la mayoría simple que tenía asegurada pues de 29 pasaron a 24 sus legisladoras y diputados.
Lo importante ahora para el grupo que esta en el Poder Ejecutivo no es la derrota, sino aprender de ella, entender la lección. Comprender que en política jamás 2 mas 2 son 4. Que ejercer el poder requiere de talento, capacidad, dialogo y acuerdos con las otras fuerzas, aunque éstas no hayan sacado en Veracruz millón y medio de votos. En un cuerpo colegiado el voto de un representante que saco cien mil sufragios vale igual que el que proviene de ese millón y medio de votos.
Que vean como su líder perdono a Peña Nieto y encumbro a la mafia del poder colocándolos en el Consejo Asesor Empresarial y se puso a trabajar, en lugar de salir de cacería, sabedor que en una guerra no se tiene garantizado el triunfo.
¡En política, los cuerpos son geometría, señores y señoras del Poder Público! |
|