De este lunes 23, a la media noche del lunes 30, son ocho días los que separan al presidente de México de la presidencia de la república.
Don Andrés Manuel físicamente abandonará Palacio Nacional y sus atribuciones como titular del Poder Ejecutivo, pero un servidor duda que deje de mandar, o por lo menos influir sobremanera en la nueva presidenta, doña Claudia Sheinbaum.
Tengo varios elementos que confirman mi visión que AMLO será el Plutarco Elías Calles del nuevo siglo en nuestro país, y que, aunque viva en “la chingada”, su voz seguirá retumbando en Palacio Nacional, y será constante que se escuche en el celular personal de la señora Sheinbaum, dando >sugerencias<, si no que instrucciones, sobre la problemática de la nación, y acciones a seguir en el rumbo político, económico y social.
Para eso tendrá más de medio gabinete a sus órdenes, incrustados allí, para darles las primeras órdenes, que, de no ser escuchadas por la presidenta, ni duda tengo que tomará su celular para hablarle directamente a ella.
Eso de que López Obrador, terminando su periodo constitucional de gobierno se iba a jubilar, que se lo crean sus fanáticos y fanáticas que le admiten todo, a pie juntillas, pero yo no, que visualizo el enorme poder que aun concentra, derivado de sus programas sociales, del manejo comunicativo extraordinario que tiene y que acrecentó desde las mañaneras, de la simbiosis que genero con las fuerzas armadas tanto por lo que les dio de presupuesto directo (para la fuerza área, Marina y la Defensa), e indirecto (obras) y direcciones como los aeropuertos y aduanas, así como cuando logro que liberaran al general Salvador Cienfuegos Zepeda en Estados Unidos en 2020. Le deben, el circulo dorado de La Marina y la Defensa, el alto nivel de vida que disfrutan y, en consecuencia, su lealtad perenne.
Con ese poder que acumulo en estos seis años, López Obrador seguirá dirigiendo la vida pública de México, porque si algo hay que reconocerle es que es un animal político, estemos o no de acuerdo con él. Allí esta como ordena y manda a todas las tribus que conviven en MORENA, sin chistar, obedeciéndole a ciegas, como el mismo lo ha exigido, y ni que decir con los gobernadores en funciones, varios de ellos envueltos en turbios negocios que, sin el apoyo de él, ya habrían caído de tiempo atrás.
No debemos olvidar la revocación de mandato, que es el arma que tiene como último recurso el señor López Obrador, si la misma presidenta u algún otro funcionario de elección popular se le sale de su bolsa, para ver de nueva cuenta al tabasqueño salir a las calles a exigir la destitución de éstos.
En 8 días desocupa el palacio el presidente, pero su alma, su espíritu vagará en ese lujoso hábitat, vigilante, viendo que todo siga, como él quiera que siga.
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