Los observadores del acontecer político del estado y del país han comenzado a preguntarse si el diputado federal originario de Minatitlán, Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, tiene el visto bueno del presidente Andrés Manuel López Obrador para recorrer Veracruz cada fin de semana.
Lo más lógico, opinan, es que un personaje que ocupa una posición de ese nivel en la estructura de los poderes públicos del país – el cuarto veracruzano en llegar a ese puesto - y más aun siendo del mismo partido que el primer mandatario, no se movería con tanta enjundia en un estado gobernado por un incondicional del Presidente, si éste no le hubiera dado su aprobación para hacerlo.
Y es que Gutiérrez Luna ya ha visitado en las últimas semanas Minatitlán, Coatzacoalcos, Poza Rica, Tuxpan, Xalapa, Coatepec, Orizaba y el puerto de Veracruz, donde se ha reunido con empresarios, productores, comunicadores, abogados, universitarios, campesinos, editores y maestros integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, con quienes sostuvo un encuentro masivo.
Este activismo político le ha permitido al diputado federal estar presente no solo en los diversos sectores sociales, productivos y políticos de las distintas regiones de la entidad, sino también en los medios de comunicación y redes sociales.
Hay quienes dicen, de manera conservadora, que la presencia en Veracruz del legislador que preside la Mesa Directiva que representa a 500 diputados federales de todo el país se debe a que busca posicionar su imagen para encartarse en la sucesión por la gubernatura del estado que comenzará a perfilarse a finales de 2023, es decir, dentro de 2 años, y cuyo proceso electoral se registrará en 2024.
Pero otros más audaces afirman que su activismo, – semanas antes del Tercer Informe de Gobierno del gobernador Cuitláhuac García Jiménez – se debe a que podría ser gobernador sustituto si el actual mandatario es llamado a formar parte del Gabinete del Presidente López Obrador. Lo anterior significaría, para hablar en el argot beisbolero, que Gutiérrez Luna fue mandado a la caja de bateo. Para lo que se ofrezca.
Lo que sí es un hecho es que el diputado federal ha venido a sacudir la inercia política y la modorra en que se ha movido Veracruz en los últimos tres años.
Quizá sin proponérselo, ¿o ese era el objetivo de quienes le autorizaron movilizarse? el diputado presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión ha exhibido a los funcionarios que desde el 1 de diciembre de 2018 llegaron a los puestos públicos de Veracruz y viven aislados en su zona de confort, en una burbuja donde solo dialogan consigo mismos y que, para colmo, con el pretexto de las tradiciones populares, no se cansan de hacer patente que su escala de prioridades no está presidida por las demandas y problemas de los veracruzanos, sino por la fiesta y la frivolidad en las que derrochan el presupuesto.
Veracruz ha sido un lugar de diálogo, de deliberación, de encuentros, desde la llegada de Hernán Cortés, hace 500 años, e incluso antes, con el intercambio comercial de los pueblos originarios que poblaron estas tierras, Olmecas, Totonacas o Huastecos. Por eso la historia del estado ha condenado a los mandatarios que en un ejercicio de antipolítica o de negación de la política, pretenden gobernar dialogando solo consigo mismos, traicionando la voluntad del pueblo. Y al buen entendedor. |
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