Nada más alejado de la realidad que pretender darle una lectura equivocada a una fotografía del ex gobernador priista Miguel Alemán Velasco, con el actual mandatario veracruzano, Miguel Ángel Yunes Linares, difundida ayer a propósito de la presentación del documental “Miguel Alemán González, un veracruzano en la Revolución”, en la Ciudad de México. Y es que, si algo caracterizó a Alemán cuando se desempeñó como gobernador del estado, fue precisamente la urbanidad política que le permitió tender puentes con los distintos actores veracruzanos para restaurar el diálogo y la confianza en las instituciones estatales, maltrechos por la política sectaria instrumentada por su antecesor en el Palacio de Gobierno de Xalapa, la cual por cierto, fue aplicada al pie de la letra por el actual mandatario estatal durante los primeros cuatro años de ese régimen, cuando se desempeñó como Secretario de Gobierno. De ahí que querer darle connotaciones políticas cortoplacistas, enfocadas en el ruido de las campañas electorales, a un acto de cortesía política del ex gobernador resulta francamente descabellado y absurdo, además de un insulto al ex mandatario veracruzano que estuvo muy cerca de ser candidato presidencial en el año 2000, pues las encuestas lo posicionaban como el mejor prospecto del PRI, por encima del entonces secretario de Gobernación Francisco Labastida Ochoa, quien finalmente fue el candidato y perdió la elección. Absurdo suponer que en un acto simbólico de homenaje al general revolucionario Miguel Alemán González, el hijo del expresidente Miguel Alemán Valdés hubiese condescendido a enviar un mensaje a los veracruzanos, nada menos que con quien representa a un partido que históricamente fue el principal adversario de la Revolución, o sea el Partido Acción Nacional. Quienes dicen conocer a Alemán y aspiran definirlo a partir de una cita, aquella de la conciencia, constancia y circunstancia, al parecer pasan por alto el peso de la historia y del apellido que, como el de Cándido Aguilar o Heriberto Jara en Veracruz; Obregón y Calles en Sonora; Cárdenas en Michoacán, o Ávila Camacho en Puebla; está profundamente arraigado a la historia del régimen revolucionario que gobernó al país en el siglo pasado. Un origen y una historia que el fundador y organizador de la Cumbre de Negocios que año con año inaugura el presidente de México Enrique Peña Nieto, de quien se dice, Alemán ha sido asesor para temas de Veracruz y empresariales, no echaría por la borda en un impensable salto del trapecio político, como otros lo han hecho sin ningún rubor. En ese sentido, al parecer hay algunos interesados en llevar agua a su molino y buscarle un sentido electoral a un mero acto de urbanidad. Sólo habría que repasar la biografía del general Miguel Alemán González, cuya coherencia liberal, revolucionaria y anti reeleccionista estuvieron fuera de toda duda. Nació en 1884 en Acayucan, Veracruz, hijo de Cristóbal Alemán y Francisca González. A principios del Siglo XX contrajo matrimonio con Tomasa Valdés y estableció su hogar en Sayula, que fue tierra entrañable para su familia pues en este poblado nacieron sus hijos Antonio, el ex presidente de México, Miguel Alemán Valdés, y Carlos. Fue simpatizante y militante de los grupos liberales desde principios del siglo XX; en 1906 participó en la sublevación campesina en Acayucan, bajo las órdenes de Hilario C. Salas, en protesta del traspaso de terrenos a favor de la Casa Pearson. En 1910 se unió al maderismo, levantándose contra el dictador Porfirio Díaz. Tras el asesinato de Francisco I. Madero suscribió la proclama de los Tuxtlas el 7 de junio de 1913, junto con otros jefes rebeldes de la región, desconociendo al régimen de Victoriano Huerta. Se levantó en armas adhiriéndose al Constitucionalismo, y operó en la serranía de los Tuxtlas. En 1915 permaneció leal a Venustiano Carranza, quién lo comisionó para reforzar las tropas del General Álvaro Obregón; participó entonces en la Batalla de Celaya, donde las fuerzas comandadas por el General Francisco Villa sufrieron una derrota decisiva. Fue ascendido a General de División. En 1920 se adhirió al movimiento de Agua Prieta. Por sus convicciones antirreeleccionistas volvió a levantarse en armas en 1928; fue perseguido y cercado por las tropas gubernistas, pero antes de caer preso se suicidó en Mata de Aguacatillo, Veracruz, a principios de 1929. El general Miguel Alemán González, en síntesis, fue un hombre leal a sus convicciones liberales, revolucionarias y antirreeleccionistas. Por eso quienes dicen que Miguel Alemán Velasco mandó algún mensaje a Veracruz a partir de una foto, harían bien en recordar otra frase que solía citar el ex gobernador: “Si mi abuelita tuviera ruedas, sería bicicleta”. |
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