En pleno proceso de precampañas rumbo a la gubernatura del estado, en Veracruz hay mucho ruido en el ambiente político, generado por la estesia, la emoción o los intereses particulares de grupos y actores que se disputan el poder público en la entidad.
Aunque no hay nada escrito, es un hecho que en Veracruz existe una fuerte correlación entre los actores políticos estatales apuntados en la contienda por la gubernatura, con los precandidatos de sus respectivas fuerzas políticas en el nivel nacional, de tal modo que un escenario posible sería que la fuerza o presencia de los aspirantes a la presidencia de la república termine por remolcar o afectar a sus abanderados a nivel local.
En ese sentido es indiscutible la estrecha conexión política entre Cuitláhuac García Jiménez con Andrés Manuel López Obrador, precandidatos de la coalición Juntos Haremos Historia, de Morena-PT-PES, a la gubernatura de Veracruz y a la presidencia de la república, respectivamente, como lo es la de José Francisco Yunes Zorrilla con José Antonio Meade Kuribreña, ambos abanderados de la coalición Todos por México, del PRI-PVEM, en el primer caso, y PRI-PVEM-PANAL, en el segundo; y la de Miguel Ángel Yunes Márquez con Ricardo Anaya Cortés, precandidatos de la coalición Por Veracruz al Frente y Por México al Frente, del PAN-PRD-MC.
El ruido que se percibe en el escenario político de Veracruz y del país, en este contexto, tiene que ver con el golpeteo propio de las precampañas, donde los contendientes y sus equipos aprovechan los puntos débiles y desaciertos de sus adversarios para exhibirlos ante la opinión pública y tratar de influir en el ánimo de los electores. Sin embargo, es claro que ese ruido político también forma parte de una estrategia deliberada para tender una cortina de humo y distraer la atención de la opinión pública hacia aspectos superficiales o intrascendentes del proceso político-electoral, a fin de desviarla de los asuntos políticos de fondo, es decir, de lo que realmente está en juego en las elecciones del primer domingo de julio: la continuidad de un modelo político y económico de corte neoliberal, que tiene al país sumido en la pobreza, la corrupción y la violencia, o un cambio de fondo hacia un modelo político incluyente, que reivindique los derechos humanos, sociales, económicos y culturales de la población, y termine con los privilegios de las élites para combatir la enorme desigualdad social del país, representado por una coalición plural aglutinada en torno a varios partidos de izquierda.
Desde una perspectiva demográfica, económica, social, la realidad actual del país explica el crecimiento en las encuestas del proyecto encabezado por López Obrador, con millones de mexicanos en la pobreza, golpeados por el alza en los precios del gas, la gasolina, la energía eléctrica, y los productos de la canasta básica.
Mientras tanto, en Veracruz, varios actores políticos han puesto énfasis en las condiciones económicas adversas de la entidad, que vive una recesión económica con pérdida de empleos.
Por eso habrá que ver si la población se deja seducir y entretener una vez más con las cortinas de humo, o esta vez no pierde de vista las condiciones objetivas de la economía, la falta de oportunidades, el regateo de los derechos humanos y sociales, y el 1 de julio abre las puertas a un nuevo proyecto de gobierno para el país. |
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