Por segunda ocasión en lo que va del año y del mes, el precandidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, a la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador, anda en precampaña por territorio veracruzano. De acuerdo con miembros cercanos de su equipo de logística en la entidad, el autodefinido choco-jarocho (tabasqueño-veracruzano) aspirante a llegar a Palacio Nacional a partir del próximo primero de diciembre, tiene previsto recorrer este día los municipios de Calcahualco, a las 11:30 am; Coscomatepec, a las 2:45 y Magdalena, a las 5:15 pm, en la región de las altas montañas veracruzanas. López Obrador vuelve a Veracruz para apuntalar, en primera instancia, la precandidatura de Cuitláhuac García Jiménez a la gubernatura del estado. Sabe el precandidato puntero en las encuestas que remolcar al joven Cuitláhuac no sería suficiente para ganar la gubernatura ante un pueblo politizado e informado como el veracruzano. De ahí que la estrategia parece orientada, justamente, a arropar, acuerpar, fortalecer y posicionar la figura de Cuitláhuac entre la población. Y está bien que García Jiménez, como Ricardo Ahued y Rocío Nahle, precandidatos al Senado de la República, tienen a su favor que cuentan con buena imagen pública, sin embargo, salvo en el caso de Ahued que ha logrado conservar e incluso acrecentar esa imagen con el ejercicio de gobierno, ni Cuitláhuac ni Nahle cuentan con más fogueo en la real politik de este país, que su experiencia como diputados federales en el Congreso de la Unión. Así que Cuitláhuac, más allá de sus méritos académicos, tendrá que aprender rápido el oficio político, incluso las habilidades retóricas de su empoderado mentor, si aspira posicionarse ante los veracruzanos y comunicar su imagen como una opción real, sólida, competitiva y creíble en términos de eficacia y de resultados, rumbo a los comicios del próximo primero de julio. En la tradición romana se atribuye a Julio César la frase según la cual la mujer del César no sólo debe ser honesta, también debe parecerlo, y haciendo un ejercicio de paralelismo y extrapolación, podría decirse que en política, al próximo gobernador de Veracruz no le bastará con ser honesto, también deberá parecerlo, para hacer énfasis en que un estado como Veracruz, con más de 8 millones de habitantes y la complejidad de los problemas sociales, económicos y políticos que enfrenta, no se gobierna con buenas intenciones, sino con el conocimiento real de los mecanismos y factores que influyen en las relaciones de poder, es decir, de los poderes formales y fácticos, por encima de los cuales, también hay que decirlo, no debe haber otro poder mayor que la voluntad del pueblo. |
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