El segundo y último debate de los candidatos a la gubernatura del estado organizado por el OPLE, en el extraordinario escenario del Museo de Antropología de Xalapa – motivo de orgullo y sede de los vestigios arqueológicos de las culturas originarias de Veracruz, Olmeca, Totonaca y Huasteca -, mostró a los cuatro aspirantes a ocupar la principal oficina del Palacio de Gobierno de Xalapa enfocados en sus prioridades en los últimos días de campaña. Quedó claro que Pepe Yunes Zorrilla, de la coalición Por un Veracruz Mejor, del PRI-PVEM, y Miguel Ángel Yunes Márquez, de la coalición Por Veracruz al Frente, del PAN-PRD-MC, no perdieron el tiempo en atacar a sus adversarios, por lo menos no de manera directa, aunque hicieron algunas referencias uno, a las insuficiencias del llamado gobierno del cambio, y otro a los excesos duartistas que tantos frutos le dieron a su padre en 2016. Cuitláhuac García Jiménez, de la coalición Juntos Haremos Historia, de Morena-PT-PES – y quien según varios sondeos encabeza la intención del voto de los veracruzanos, así sea remolcado por el efecto López Obrador – dedicó parte de su tiempo a dar golpes certeros al gobierno del cambio: “se fue un gobierno corrupto y llegó otro igual”; “se robaron 20 millones de pesos con un contrato de compra de despensas”, dijo, y al candidato oficial, a quien se refirió en todo momento ya no como el “bodoque” sino como “el hijo del gobernador”, en cuya campaña “se gastan el dinero del gobierno del estado”, alusiones que no merecieron respuesta de Yunes Márquez, quizá porque en su estrategia su objetivo fue mostrarse lo suficientemente preparado, con los conocimientos y la experiencia necesarios para gobernar un estado de más de 8 millones de habitantes. Y habría que decir en su favor que posiblemente logró su propósito, aunque también hay que señalar que los veracruzanos votarán por un gobernador el 1 de julio, es decir, por un líder político que encarne valores y expectativas no cumplidas hasta ahora, no por un burócrata, razón por la cual los señalamientos de Cuitláhuac sobre la presunta corrupción que prevalece en la actual administración estatal fueron muy graves como para dejarlos pasar. Si el gobierno del cambio no explica convenientemente los contratos exhibidos por el abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia, ni los otorgados por Julen Rementería cuando fue titular de la SIOP a una empresa presuntamente propiedad del dirigente estatal del PAN, Pepe Mancha, ni los señalamientos sobre el presunto uso del aparato del Estado – a través de recursos humanos, materiales y financieros - a favor de la campaña de Yunes Márquez, la población quedará con la percepción de que el gobierno del cambio “ha sido más de lo mismo”, lo que significaría que en esta elección el proyecto yunista ya no representa la bandera del combate a la corrupción. En ese sentido tiene toda la razón el agudo columnista Carlos Jesús Rodríguez, cuando aborda en su leída columna Por si acaso, el tema de un presunto conflicto de interés en el supuesto caso de que Yunes Márquez ganara las elecciones del 1 de julio, simple y sencillamente porque estaría más que claro que el gobierno del padre no sería investigado a fondo, ni castigado, por el gobierno del hijo. Y este enfoque es crucial para definir la elección pues en este escenario quienes saldrían perdiendo serían los veracruzanos, que no sabrán a ciencia cierta cómo fueron administrados los recursos durante el actual bienio. Dicho lo anterior, queda claro que de aquí al 1 de julio, lo que podría decidir la elección es si la gente está contenta con el gobierno del cambio, si cree que en estos dos años las circunstancias de Veracruz mejoraron en materia de seguridad, empleo o calidad de vida. Si la respuesta es afirmativa, la continuidad del gobierno yunista estaría asegurada, pero en caso contrario, si los veracruzanos no están conformes con la situación que viven, con la inseguridad, la falta de empleo, la precariedad de sus condiciones de vida reflejada en su mesa y en sus bolsillos, seguramente habrá un voto de castigo que le abrirá las puertas a una nueva alternancia y a un nuevo rumbo para Veracruz en los próximos 6 años. |
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