Veracruz se encuentra inmerso en una fase de transición política que desembocará en dos momentos fundamentales para las instituciones públicas del Estado. El primero tendrá lugar el próximo 5 de noviembre, cuando tome protesta el nuevo Congreso local y se instale la alternancia en el Poder Legislativo, representada por una cómoda mayoría de la coalición Juntos Haremos Historia, de Morena-PT-PES, la cual tendrá alrededor de 30 diputados locales a quienes corresponderá acompañar al nuevo gobierno durante la primera mitad del próximo sexenio. Lo anterior permitirá a la fuerza política que triunfó en las elecciones del domingo primero de julio asumir, en calidad de grupo mayoritario, la presidencia de la Junta de Coordinación Política, JUCOPO y ejercer, en los hechos, el control del órgano de gobierno del Poder Legislativo, algo que la actual legislatura le negó a través de interpretaciones facciosas de la ley. Será una oportunidad histórica para la izquierda en Veracruz. Para poner en práctica una nueva filosofía política en el Poder Legislativo, sustentada en una ética republicana, donde no se confunda lo público con lo privado, donde se ponga fin a la era de los privilegios, del manejo discrecional de los recursos públicos, de las mayorías venales que han desprestigiado la representación popular hasta convertirla en botín y donde se rescate al Palacio Legislativo, hoy convertido en un templo de opacidad, para devolverle su condición original de representación democrática y soberana de la pluralidad política de Veracruz. En suma, la Casa del Pueblo, no sólo de las élites políticas. El otro momento trascendental para las instituciones públicas del Estado tendrá lugar el próximo 1 de diciembre con la toma de protesta de Cuitláhuac García Jiménez como Gobernador Constitucional de Veracruz. Su arribo al Palacio de Gobierno de Xalapa simboliza, sin más ni más, que la llegada de la izquierda al Poder Ejecutivo estatal. En este sentido, a partir del 5 de noviembre en el Poder Legislativo y del 1 de diciembre en el Palacio de Gobierno, la izquierda como filosofía y como práctica política, tendrá en Veracruz una oportunidad histórica para ejercer un cambio no solo de forma, sino de fondo en la función pública, un cambio que por un lado transforme la parafernalia del poder, pero también que proponga y ponga en práctica una nueva forma de conducirse en el servicio público, sustentada en una ética republicana, donde no se confunda lo público con lo privado, y se abatan los abusos y excesos de las élites para sanear las instituciones y devolverle la credibilidad, el prestigio y el respaldo ciudadano a la política. Así de fácil, así de complejo. |
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