Por Inocencio Yáñez Vicencio.
La política como la entendían los griegos no era remanso, no era quietud, no era silencio, no era callar. En la Grecia Clásica, segunda Finley, Arendt, Crick...la política es debate, discusión, deliberación, consenso, acuerdo. El poder está en la eklesia, en la asamblea. Es democracia directa, no hay prácticamente gobierno, no conocen la representación propiamente dicha, no está separada de la sociedad. Con razón se dice que entre la democracia directa y la democracia representativa no hay continuidad, son cosas diferentes. El gobierno representativo se encuentra en diversas épocas de la historia, pero su desarrollo se presenta mucho después y es cuando se empieza no sólo a reflexionar sobre sus límites sino también sobre los mecanismos para contrapesarlo. Muy a pesar que desde la antigüedad se habla de que es preferible el gobierno de las leyes al gobierno de los hombres, no es hasta que se presentan las experiencias más macabras de su abuso, cuando se presta mayor atención en el ejercicio del poder. Los límites que se contemplan van a depender de su fundamentación. Como podemos ver en los Diálogos de Platón, especialmente en los Georgias. Ahi vemos que para Calicles, es en la fuerza donde reside la justicia. La naturaleza como fuente del poder está presente hasta no mucho tiempo. Las enseñanzas paulinas dicen que todo poder viene de Dios. La teología como fuente del poder predominó en toda la Edad Media. El poder para ser legítimo debía der ungido por la Iglesia. Carlo Magno, es el prototipo. El Sacro Imperio Romano- Germano, sobrevivió hasta fechas recientes. La Ilustración y la Revolución francesa asestaron en nombre de La Razón un golpe demoledor al poder sustentado en la divinidad. Con el paso de la teoría del poder real al poder popular, ya no es ante Dios ante quien deben los gobernantes rendir cuentas sino ante el pueblo.
El gobierno, al separarse de la sociedad, hay que limitarlo para evitar arbitrariedades. El principio liberar de que los gobernantes únicamente pueden hacer lo que dicta la ley y que los gobernados puenden realizar todo aquellos que la ley no les prohibe, es básico, pero su fuerza y vigor dependen de que la ley sea producida por los mismos destinatarios de ella, para que sean verdaderamente libres, como bien lo postula Rousseau. Si no puede hacerlo directamente un pueblo, por lo menos debe llevarlo a cabo por medio de sus representantes electores en plena libertad, pero si tenemos representantes que son electos en condiciones no igualitarias y bajo un sin número de triquiñuelas, reulta una representación espuria, que no puede expresar la voluntad general, por lo que sus leyes, son simplemente legalizadoras de una esclavitud. Y si a eso agregamos que no se le permita a esa asamblea quitarle ni una como a las iniciativas del presidente, pues estamos ante el peor de los despotismos, porque un poder se ha engullido a otro. Cualquier colectivo, llámese partido, sindicato, sociedad civil o un simple chat, donde no se permita la discusión o se ningunea, es una agua estancada y toda agua estancada se pudre, apesta.
Negar o inhibir la discusión en un colectivo es negar la política, porque la razón de la política es la diferencia, sin diferencia no habría político, la política nació para encauzar la diferencia, no para sofocarla. Por eso se habla que los acuerdos siempre serán parciales, porque el acuerdo total es un ideal, que de alcanzarse se acabaría la política. Los que ven la nación monolíticamente u orgánicamente, por eso no admiten los partidos. La Revolución francesa en 1791, mediante la Ley LeChapelier abolió todos los cuerpos intermedios. Los partiidos son hijos bastardos del liberalismo, es una realidad que se impuso, por eso su rechazo y estigmatización. Los marxistas ortodoxos al proponer un Estado monoclasista , según ellos, pasan de la administración de los hombres a la admisión de las cosas, con lo cual suprimen la política, al no quedar más que la clase obrera como sujeto y protagonista de la historia.
Cuando se tiene un gobierno representativo, separado de la sociedad, es de suma importancia limitarlo, es de gran trascendencia que se ejerza bajo el imperio de la ley, donde la ley si es la ley, porque de otra manera, para empezar actúa como si el poder le viniera de los votos, lo que si asi fuera, como cada representante tiene diferente cantidad de votos, tendría, por lo tanto, diferente dosis de poder. No, en una elección, lo que se disputa es el derecho, el título, para ejercer una función, función que viene de la Consulta, en una sociedad constituida, donde un constituyente plano su voluntad que no pueden alterar los poderes constituidos, por eso y para eso, existe un mecanismo especial y un tribunal encargado que los poderes ordinarios no violenten la voluntad constituyente. Ese es el gran error de Morena. Pero no es un asunto de ignorancia. Es la irrupción de un grupo de bandoleros que fueron reclutando poco a poco cuadros y grupos contestatarios y semiclandestinos, muchos de ellos preparados para la accion directa, que mezclan violencia y politica, bajo una cultura rupturista. A su arribo contribuye todo lo que significó degradación y descalificación de la política. Astutamente se ubicaron fuera de la política, hicieron política atacando la política. Capitalizaron asignaturas pendientes. Evidentemente, hoy mismo, cooperan los que creen en un Estado sibsidiario, en el Estado que deja hacer y deja pasar, en el Estado de espaldas a la sociedad. Eso, en sociedad de grandes desigualdades no puede ser. Proponer en una campaña electoral eso es suicida. Los capitalistas se olvidan que son lo que son gracias al Estado mercantilista, pero igual, que los populistas, una vez que llegaron, quitan la escalera para que otros no lleguen. Urge abrir el debate no únicamente sobre el personal que nos debe gobernar sino también sobre el tipo de Estado que conviene para salir del atraso en que nos encontramos. En este debate, si bien es cierto que tienen cabida todas las visiones, no tienen futuro extremismos. Hay que reflexionar sobre cada pslabra, cada concepto, cada categoría. Cuando bajamos a la calle, a la banqueta, comprobamos que el comunismo tiene más adeptos a partir de que dice: si comunista es el presidente que nos da, bienvenido el comunismo. Treinta años de impartir marxismo en la Escuela Superior de Economía del IPN, tal ves no me hagan un conocedor del marxismo, pero si me dan facultades para afirmar categóricamente que Amlo, no es marxista, tiene marxólogos que no marxistas en su gobierno , asi como sus detractores. Pare un diálogo entre Chano y Chón.
El populismo es ambiguo y retacero. Sin leer a Ernesto Laclau, no se puede comprender. Necesitamos atajarlo y para atajarlo para combatirlo. De otra manera, creyendo combatirlo, lo alimentamos.
El mismo Weber cuando propone minar la burocracia con la figura carismática, lo legitima. Para combatir el populismo hay que ir de frente contra el retorno de las propiedades del poder a la persona. Lograr que avancemos en el gobierno de leyes, es avanzar en la construcción de un poder imperdonal. Palmariamente tenemos que lograr que en verdad los destinatarios de la ley sean sus productores.
Las elecciones del domingo próximo 2 de junio, son muy importantes porque de la libertad para decidir quienes deben gobernarnos y hacer nuestras leyes, dependen nuestra autonomía y nuestros derechos individuales.
Sin republicanos, no hay República. Poner por delante el interés público es condición para no privatizar el patrimonio común. La República la han llevado a la bancarrota quienes han destruido sus controles y contrapesos y al mismo tiempo han expropiado el patrimonio común.
Morena, Amlo y Rocío, nos han regresado a la época en que no existía diferencia entre el presupuesto del reino y el presupuesto del rey. En que no existía violación de la ley porque se decía que el monarca no podía violar su propia voluntad. Contra eso necesitamos la unión de todos los republicanos.
No obstante que algunos quieren aprovechar esta situación para promover fundamentalismos, con lo cual han torpedeado la propuesta frentista e incluyente, confiamos en que las bases comprendan que hoy el partido para la oposición es la República.
En Veracruz, con Pepe Yunes, por fortuna tenemos un candidato que engloba a todos los interesados en que termine el gobierno que se rindió ante el crimen organizado y que persigue inocentes.
Votaremos contra la Zacatecana, porque representa la alianza con Duarte y la continuidad del mal gobierno de Cuitlahuac. |
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