Por Inocencio Yáñez Vicencio.
El resultado electoral de ayer domingo en Colombia, en el que triunfó el exguerrillero de M-19, Gustavo Petro, es contundente. La gran mayoría de nuestros pueblos han decido girar hacia la izquierda. Esta es la razón por la que Amlo y Morena, por más que hayan ratificado el acuerdo neoliberal con Estados Unidos, de herencia salinista, que siga los recortes recomendados por el FMI, que tenga como puntales al gran capital que encabezan Carlos Slim, Salinas Pliego y para los pobres sólo tenga lomosnas y la ley del garrote que Adán Augusto, oficializó en Tabasco, se empine ante Trump; no deja de vestirse de izquierda, para no perder la base social con la que ganó la presidencia.
No obstante que Amlo, triunfó en las elecciones de 2018, llevando una bandera y un programa de izquierda, a los pocos meses de su gobierno fue denunciado por Roger Bartra de ser un proyecto reaccionario y conservador y al dejar la titularidad de la secretaria Carlos Urzúa, declarara que Amlo, aprobaría con mención honorifica las asignaturas del neoliberalismo; no pierde oportunidad de asociarse con gobiernos tenidos por izquierdistas. El problema es que sus detractores por sistema meten en ese mismo casillero tanto a los que se dicen como a los que realmente son de izquierda y por eso juega con ellos. Ni Daniel Ortega ni Nicolás Maduro son de izquierda. Han asaltado el poder en nombre de la izquierda. Urge hacer esa bifurcación. No podemos seguir haciéndole el juego a las fuerzas del gran capital que a todo lo que se mueva en su contra le llama comunismo y atisba su última arma, que es el fascismo. Hacer esa diferencia nos permitirá leer correctamente hacia donde se encamina la sociedad. Contra la historia no se puede ir. Las grandes masas que por mucho tiempo han dado todo y hoy no tienen nada, no quieren ser más actoras pasivas y reclaman su participación en el diseño de una sociedad menos injusta. Pronto sabrán estas masas quien las defiende sinceramente y quien únicamente utiliza su clamor para su beneficio.
Amlo y Morena, trafican con la política y han engañado a las masas. Eso ni duda cabe. Pero una alternativa de derecha no tiene futuro. Lo vemos en Veracruz. El PAN está en manos de mercaderes de la política. Es cierto el blanquiazul lleva mano en la coalición Va por México, pero qué candidato pondría. ¿ Cómo se atrevería a proponer a un Miguel Ángel Yunes Marquez, que trató de engañar con su residencia y cómo reemplazo a la alcaldía del puerto de Veracruz, envía a su mujer? ¿ Qué no tenía su partido otro cuadro? ¿ Qué no es este un acto de clara negación de la política al hacer de lo público un acto privado, más bien , de familia? Solamente sus testaferros se lo pueden aplaudir. Es probable que halla quien les venda su preferencia para sobrevivir, porque no puedan ganarse la vida de otra forma que no sea más que parasitando, pero, ya sin los recursos del Estado, no parece que les alcance. El PRD, al unirse a los panistas sin que estuvieran de por medio las reglas del juego democrático amanazadas, como hoy lo están, mostró una lucha del poder por el poder, que le sirvió para llenar los bolsillos de sus directivos y al PAN para ocultar su ultramontanismo. El PRI al no expulsar a sus traidores y corruptos, carga con el descrédito de sus sinvergüenzas y vividores. Esta descomposición de los partidos que conforman la coalición Va por México, tanto a nivel nacional como local, la emplaza a construir una agenda y una candidatura a lado de las organizaciones y movimientos de la sociedad civil, que han sido golpeados por la seudoizquierda.
La oposición tiene posibilidades de triunfar en el 2024, siempre y cuando le quite el tufo derechista a la coalición Va por México, porque Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Perú y pronto Brasil, muestran que no hay otro camino que la auténtica izquierda. Los programas sociales, una verdadera izquierda puede proponer institucionalizarlos, pero no suprimirlos, si quiere tener futuro.
La alternativa a Morena, debe contemplar la restauración de la República y la restauración de las reglas e instituciones democráticas.
Sea que Del Río Virgen, haya salido libre porque el juez no encontró elementos para tenerlo en prisión o porque las presiones fueron tan fuertes que le doblaron las manos al operador del derecho, ha sido una derrota para el gobernador Cuitlahuac, que demustra que en la entidad no hay Estado de derecho.
La restauración del Estado de derecho, debe ser otro punto central del programa alternativo.
Hoy es claro que Morena se vistió de izquierda para asaltar nuestras instituciones y destruirlas, pero ante esta burla, grave error seria no tener el pulso de los tiempos y creer que falló la izquierda. No falló un impostor. Rechazar a un impostor no significa rechazar a la auténtica izquierda. La población en cuanto a sus problemas sociales, no dará ni un paso atrás, preferirá quedarse con lo peor, antes que retroceder, por eso la única opción viable será de auténtica izquierda y esa opción de radicalización social, sólo se puede construir a lado de las grandes organizaciones y movimientos de la sociedad civil. |
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