Por Inocencio Yáñez Vicencio.
No obstante estar convencido de que es indispensable para el establecimiento y el desarrollo de una democracia la presencia de movimientos y organizaciones de la sociedad civil, siempre he visto con suspicacia a algunos que reclaman su paternidad su exacerbado antiestatismo, por la sencilla razón que la sociedad civil, para existir necesita de libertades y derechos, que el único que los puede garantizar es el Estado. Por eso, para mí no resulta extraño ver a esos gurús de la sociedad civil, darle la espalda a los movimientos y organizaciones autónomos ante la persecución y represión que sufren por parte del presidente Andrés López Obrador y sus testaferros. ¿ Dónde están esos pontífices del societalismo? Hoy la sociedad civil necesita de sus patriarcas y pareciera que hasta la tinta de sus plumas se agotó, porque ya ni siquiera alguno de ellos se atreve a escribir para defenderla. ¿ Dónde se han metido esos que lideraban Amianza Cívica o las protestas pos electorales? ¿ Quién va alzar la voz para defender a los periodistas que reprime el gobierno de Cuitlahuac?¿ Quién se solidariza con los niños que padeciendo cáncer no reciben ni medicamentos ni tratamiento? ¿ Quién se preocupa de las muertes de los hombres y mujeres que en Chihuahua y Morelos han caído por defender el agua o el medio ambiente? ¿ Quién se preocupa porque las universidades públicas sean auditadas? ¿ Quién se preocupa por evitar que las universidades anunciadas por el gobierno morenista no sean simplemente una maniobra para quitarle presión a los movimientos de rechazados?
No tiene nada de moral, por decirlo en términos decentes, que esos camaleones se hayan ido, por lo que hace a nuestro estado, a refugiar a la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana, para desde ahí manejar sus recursos financieros y humanos a su antojo. Es muy inquietante que el principal tránsfuga del societalismo, siendo el no sólo miembro de la Junta de Gobierno tenga a su esposa como funcionaria de la U. V., porque evidentemente hay un conflicto de intereses. Si hace una compra sin licitar u otra anomalía, ni modo que se le sancione, porque inmediatamente intervendría el jefe de facto del Máximo Órgano de Gobierno, para presionar con el objeto de absolverla. ¿ A cambio de qué? De que calle en un momento si viera que la rectora incrementara escandalosamente su patrimonio personal u otras fechorías. Ya de por sí es una aberración que un órgano colegiado esté de hecho en una persona, lo cual destruye lo colegiado . ¿ Quién ha permitido que dentro de la universidad nazca un cacicazgo ilustrado? Lo evidente es que quien hoy maneja la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana, si no pone al Rector va a imponerle cuotas de poder para su familia y amigos. Esto ya sucedió en Guadalajara, en Colima... donde las bandas universitarias han terminado por adueñarse hasta de la gubernatura.
En Veracruz lo que está por verse es si los otrora defensores de la sociedad civil, que al ver que no era negocio sacar la cara por la ciudadanía y que se fueron a apoderarse de la Junta de Gobierno de la U. V., se encuentran en condiciones, para, en nombre de una mal interpretada autonomía, crean un Estado dentro del Estado.
En política no hay vacíos, repetía un ilustre tuxpeño, siempre habrá alguien dispuesto a llenarlos.
La Universidad Veracruzana se debate en una crisis que a nadie parece interesasarle. Con ese cuento de que debe vincularse a la planta productiva, se aboga por una enseñanza legitimista. Obviamente si a los maestros se les pregunta si quieren trabajar, van a inclinarse por un modelo educativo que los releve de la carga académica. No, los facilitadores del conocimiento no deben reemplazar a los maestros. Sólo puede evaluar el que sabe. Los alumnos no pueden ni deben hacer el trabajo de sus mentores. Entre quienes se inclinan por el fin de la historia y una sociedad inexistente, estamos quienes creemos que se debe educar para cambiar la actual sociedad. La reproducción de la actual sociedad llevaría a la simple instrucción. Cuando hablamos de una educación crítica nos referimos a partir de lo que que tenemos para llegar a una sociedad más justa y más igualitaria, para eso tenemos que desmontar los principales supuestos en que se sustentan las bases que han agotado su capacidad legitimadora.
No debe pensarse en un candidato a la rectoría que únicamente satisfaga los apetitos de poder dentro y fuera de la Universidad, sino en alguien que perspectivas para una educación crítica y vinculada a los grandes ideales por hacernos libres de toda dominación y sujeción personal o de grupo. |
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