Por Inocencio Yáñez Vicencio
Todo estaba arreglado para que le día 17 de julio de 2020, el arribo de Emilio Lozoya Austin, nos hiciera olvidar que estábamos próximos a alcanzar la cifra de 40´000 muertos por una pandemia manejada frívola e irresponsablemente por la administración federal y las catastróficas consecuencias económicas que acarreará no haber hecho nada para apoyar nuestras fuentes de empleo, por la semiparalisis de las actividades productivas que por los estragos que se presentaron antes en Asia y en Europa, se debió haber previsto que la cuarentena iba más allá de una cuarentena; cuando por si fuera poco ese día las redes daban cuenta de una impresionante demostración de fuerza del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que horas después los noticieros de cobertura nacional confirmarían, cimbrando al país, por el grueso de su contingente, el número de sus vehículos blindados y las armas de alto poder que portaban, pero también porque todos sabemos que muchas veces bastan vanguardias para tomar un Palacio o un Cuartel, para asaltar el poder, aunque hoy existan varias formas de convertir en un cascaron a las instituciones, siéndole suficiente con hacer rehén a un gobierno para ponerlo a su servicio, haciéndose de la vista gorda para que las bandas del crimen organizado se desarrollen y conquisten nuevas plazas, obligando a las autoridades bajo su vasallaje a que los protejan y hasta liberen a sus capos, tramiten visas humanitarias para los delincuentes extraditados, ofendan y desmantelen a las fuerzas armadas nacionales e, inclusive, promuevan amnistías para liberar transgresores de la ley, que muchos de ellos se irán a parar a las filas de las bandas del crimen organizado.
Conforme al diagnóstico de Andrés Manuel López Obrador, de que la delincuencia tiene su origen en la pobreza, la desigualdad y la injusticia, cabe esperar que dado que los pésimos resultados en materia económica y del COVID-19, los años venideros tendremos más pobreza, desigualdad e injusticia, la delincuencia crecerá y se multiplicaran los actos delictivos.
Un gobierno que en lugar de reorientar su industria, su comercio, sus finanzas, sus relaciones laborales, su sistema educativo, solo se pone a regalar dinero para aumentar su clientela electoral, nada tiene que ver con un estado de bienestar y menos con un ataque a fondo de las contradicciones sociales.
La denuncia que hicieran los periodistas Sergio Ramos y Beatriz Pagés, del exponencial aumento de muertes dolosas en la actual administración respecto a pasados sexenios, y el desplante de fuerza que acaba de realizar el CJNG prueban, no que el crimen organizado resulte al margen de los problemas sociales si no que, aceptando que sean sus causas, nada se ha hecho por reducirlas y que repartir dinero sin ton ni son, si bien no es malo en sí, lo es cuando se saca del presupuesto etiquetado para las guarderías, para el seguro popular, para las medicinas contra el cáncer de los niños, para el CONACyT, para las universidades, para la fumigación contra el dengue, para los apoyos del campo.
Hoy muchos que votaron creyendo esa patraña de que desde el primer día de que AMLO fuera electo se acabaría el crimen organizado y la corrupción, empiezan a despertar y ver que los abrazos no balazos, como las súplicas a las madres de los delincuentes para que hicieran recapacitar a sus hijos y siguieran el ejemplo del presidente, queda al descubierto que es solo una argucia para que el Titular del Ejecutivo deje de hacer lo que la Ley manda, con los recursos materiales y legales del Estado. Es
inexplicable que un presidente que fue electo para ejecutar los mandatos de la Constitución, ser guardián del orden jurídico y de nuestras instituciones, se exhiba reuniéndose con la madre del Chapo, ofreciéndole todo su apoyo para visitar a su hijo en los Estados Unidos, sobre todo días después de haber liberado al hijo de Joaquín Loera Guzmán en una fallida captura. Por si fueran pocas estas señales de capitulación ante el crimen organizado, está en proceso toda una liturgia para que el principal señalado en la autoría de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, pase de victimario a víctima, con el propósito de dañar la imagen del ejército Mexicano.
Este proceso de rendición ante los grupos criminales, es necesario remarcarlo, los sitúa ante la disyuntiva de tomar el poder por asalto o haciéndolo rehén para que continúe actuando en beneficio de los grandes capos. Grupos que tendrán la fuerza pero no la legitimidad, por lo que es un hecho que opten por la segunda alternativa, es decir, hacer del gobierno un rehén en lugar de tomarlo por asalto, total, consigue lo mismo: poner el poder del Estado al servicio de la delincuencia.
Cuesta trabajo aceptar que se repita la estrategia de Fox de darle la espalda al crimen organizado que permitió que se disparará el crimen, así como aceptar la estrategia de Calderón, de apoyarse en el supuesto grupo hegemónico, pero más nos asombra que ha esto se sume que AMLO entregue la plaza a las bandas criminales sin ni siquiera luchar, porque ahora llevaran a cabo tranquilamente su gleba, matarán a los jóvenes que se resistan colaborar con ellos y realizar sus operaciones ilícitas, sin que nadie los moleste, dejando a la población a merced de criminales.
La contrarreforma, mejor conocida como cuarta transformación, fracasó porque la estrategia de seguridad la basó en la rendición, porque la supuesta entrega de Pemex al capital privado la secundó privatizando la petroquímica y endeudando a la paraestatal, porque destruyó la educación regresándole las plazas y sus privilegios a la SNTE, porque con la cancelación del aeropuerto provocó que miles de millones de pesos se perdieran, porque construye una refinería teniendo las instaladas trabajando por debajo de su capacidad de producción, porque tiende vías para un ferrocarril sin viabilidad, porque minimiza los feminicidios y deja solas a las mujeres en la lucha por sus derechos, porque dejo sin técnicos y apoyos al campo, porque abandono a los médicos y pacientes del coronavirus a la suerte de sus amuletos, porque canceló el seguro popular, guarderías y medicamentos para niños con cáncer, porque nos engañó diciendo que las pensiones y becas saldrían de los ahorros de la corrupción y ahora resulta que lo toma del dinero de la supresión de fideicomisos, de los subejercicios presupuestarios, del desabasto de medicinas a los centros de salud y de los recortes a la educación, investigación, salud e infraestructura, porque llevaron a la ruina la economía y al no cuidar las fuentes de empleo la crisis general es inminente y de proporciones mayúsculas, porque en la revisión del Tratado de Libre Comercio incluyeron cláusulas entreguistas que permiten la intromisión de EUA en nuestro país, porque es saludable que se lleve ante la Justicia a Emilio Lozoya, pero si no someten a la justicia al Napo, a Elva Ester, a Bartlett, a Ebrard, a los directivos de la SNTE, a los que son señalados de hacer negocios con empresas del Mayo Zambada y a los que actualmente realizan operaciones con empresas fantasmas, será justicia selectiva y la justicia selectiva ya no es justicia, sino venganza y entonces está persecución contra miembros de otros partidos, deberá interpretarse como un circo para distraernos y tratar de ocultar el rotundo fracaso de AMLO, porque fracasó en el combate a la corrupción al apoyarse en estados de humor en lugar de enfrentarla fortaleciendo los mecanismos de rendición y transparencia, que se socavaron haciendo asignaciones directas en más del 78.3% de los contratos y desmontar los órganos de limitación, control y vigilancia. |
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