El haber encabezado un movimiento de la secundaria en 1966 en Tuxpan, que derivo en la privación de mi libertad me permitió estrechar amistad con dirigentes estudiantiles en el Estado y fuera, particularmente, de la capital de la República (Felix Lucio Hernández Gamundi, Fernando Hernández Zarate, Francisco Piñeiro Chirinos y otros), pero también conocí un grupo de trepadores que si bien eran jóvenes que se distinguían de aquellos que cobraban hasta por el número de camiones del servicio urbano que secuestraban, solo los diferenciaban los modales, porque los fines de hacer de la grilla su vida presente y futura, eran los mismos.
Unos destacaron como jilgueros otros como administradores, pero lo que es innegable es que eran personas desconectadas con su base generacional. Cuando se les llama a un cargo de elección popular o administrativo, no representan a nadie, por eso en el 68 no le sirven ni al gobierno ni a la sociedad. El movimiento estalla para abrir caminos que hoy pareciera se volvieron azolvar.
Es en la administración donde surge Dante Delgado. La primera vez que lo escuche hablar, fue sin que él se percatara, en la oficina de mi amigo Enrique Soto Izquierdo, titular del Instituto de la Juventud Mexicana, cuya delegación en Veracruz tenia encomendada el ahora dueño del Movimiento Ciudadano, gravándoseme sus cualidades histriónicas y aduladoras, que finalmente lo llevarían hasta la gubernatura.
En una ocasión, estando al frente del gobierno de nuestra entidad, fue invitado a un panel sobre la Revolución Mexicana, en la calle de Francisco Sosa, Delegación Coyoacán, y de repente este que se hace llamar demócrata espetó: “los que estamos en el poder, perdemos el tiempo tratando de convencer a la oposición”. Dijo este partidario de la democracia deliberativa y participativa que tratar de convencer a los contrarios era una pérdida de tiempo. Ahora se puede uno explicar porque comulga con Ricardo Anaya.
Cuando la XIII Asamblea del PRI, los colaboradores de Luis Donaldo Colosio, nos enviaron a ganar el derecho de asistir a ella a nuestras bases. Gané la elección en el seccional de la Mata, en Tuxpan, Ver., y cuando soy convocado para la asamblea municipal envía a Domingo Yorio Saqui a que avalemos la lista de los que el gobernador antes palomeo. Haciendo abortar el proyecto reformador de Colosio.
Tuvo la fortuna de gobernar con mucho dinero. Carlos Salinas en lugar de pagar la deuda externa, con la venta de las paraestatales, creo un Fondo de Contingencia, para financiar los patronatos de solidaridad, apareciendo una circular donde se le pedía a su Secretario de Comunicaciones del Estado, que comprara el cemento a la empresa donde Dante tenia intereses.
No obstante que en su mandato no había ORFIS, no había Contraloría con funciones amplias, no se configuraba una real oposición, no se respetaba a los grupos y organizaciones de la sociedad civil, no se permitía la autonomía de los medios y no fueron pocos los que silenciaba, según la opinión pública, con un espacio en el Pasaje Tanos, hasta un departamento en alguna unidad habitacional, se nos hizo llegar el expediente voluminoso que respaldaba su consignación ante el juez de la causa,
que por las probanzas era evidente que no se había armado de un día para otro, ni era ajena la administración chirinista. Las circulares, facturas, escrituras, hundían a Dante. Que gracias a un pitazo anuncia su salida del PRI y se convierte en mártir, sobre todo en cuanto se descubre que se realiza fuera de tiempo y el juez no lo absuelve, simplemente no se pronuncia por ser este asunto extemporáneo. Era la costumbre mantener en espera para decidirse según lealtades. En este caso se les paso el tiempo.
Está muy claro, si por entonces hubiese habido los controles y filtros de hoy, el escándalo del saqueo por el que se le señala a Dante no sería menor ni al de Duarte ni al de Miguel Ángel Yunes Linares.
Es indudable que ayudo a su corte pero sus beneficiarios son menos que los que perjudico, por eso Dante se absuelve, pero la historia lo condena.
Nadie como Dante ha sacado tanta ventaja de que el Instituto Nacional Electoral, permita que los partidos se llamen movimientos y ciudadanos, con lo que se enmascaran para aludir la critica a los partidos.
Que hace seis años viéramos a Dante atacando al PAN y ahora lo veamos azulado, lo hace un mercenario.
Que el Movimiento Ciudadano, antes disfrazado de izquierda, hoy se sume al derechista Ricardo Anaya, solo tiene un motivo: El botín |
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