Por Inocencio Yáñez Vicencio.
El escenario que en estos momentos vivimos en México, tiene muchas cosas comunes con las que vivió Italia al terminar la Primera Guerra Mundial. Los que regresaban de la guerra, no obstante que habían ganado, se lanzaron contra la clase política, acusándola de corrupta y vendida, por haber aceptado un botín que ellos consideraban menor al que merecían. Mussolini, que hasta 1914 había sido director de Avanti, órgano de difusión del Partido Socialista, sale a la calle al frente de los excombatientes y con los Arditi, empieza su carrera, aprovechando la inconformidad con los repartos, que el poeta D' Annunzio, que reclama Dalmacia, anexionada a Yugoslavia. Aprovechan la carestía y el malestar que producen las huelgas, para hacer un trabajo de esquiroles al servicio de las fracciones más reaccionarias del bloque del poder.
Desde el poder se envían a las fuerzas policiacas a ir limpiando el camino a los fascios de Mussolini. Cuando llegan los rompehuelgas a las granjas y a las fábricas, ya la policía les ha descombrado el camino, por lo que las tareas de suplantación y de vuelta al orden se les facilita. Después de la Marcha de Sobre Roma de 1922, que realizan los fascios, relata Angelo Tasca, que sin ser mayoría los fascistas en el Parlamente, el rey Víctor Manuel, invita a Mussolini a formar gobierno y lo primero que hace, igual que más tarde lo hiciera su sobresaliente discípulo, Adolfo Hitler, emprende una cacería contra los socialistas, encarcelando hasta su muerte a Antonio Gramsci.
En México llega al poder un hombre que se ubica fuera de la política y desde ahí se lanza contra una clase política, sin negar que buena parte de sus señalamientos sean veraces, está el hecho que hace política haciéndose pasar por no político para eludir la parte de la carga del desprestigio que le toca. Aprovecha problemas que están sin resolver tanto de seguridad, economía como de representación. Se presenta como un militante de izquierda, maneja y explota sentimientos nacionalistas y ya en el poder, desmantela también las instituciones republicanas y democráticas y está en camino de anular toda competencia, pasando por una legalidad que ni Victoriano Huerta, ignoró, porque pudiendo hacer que lo nombraran directamente, trató de simular que cumplía con la ley, mientras que Amlo, con toda desfachatez, acaba de aceptar que viola la ley, interviniendo en el proceso electoral.
Desde el momento que Andrés Manuel López Obrador, expresó que no combatirla al crimen organizado porque también era pueblo, estaba claro que justamente dejaba de cumplir con las que le manda que combata a todos aquellos que la transgreden, por la sencilla razón de que pueblo es el conglomerado que vive bajo el derecho y por lo tanto deja de ser pueblo quien decide vivir fuera de la ley, y dado que la primera función de un Estado es darle seguridad a sus ciudadanos, negarse a aplicar la fuerza legítima del Estado, es entregarlo a los criminales. Pero por si eso fuera poco, su política de abrazos no balazos, la liberación del hijo del Chapo, su reunión con la madre del jefe de jefes del narcotráfico, puso al descubierto las alianzas fácticas del actual gobierno.
El crimen organizado viene actuando como brazo ejecutor de Amlo y de Morena. La amenaza de volar el edificio del periódico Reforma, en caso de seguir criticando al presidente marca el inicio del cumplimiento del pacto. Los más de 63 alcaldes, exalcaldes candidatos y políticos abatidos de los partidos de oposición es parte del trabajo de limpia que tienen encomendado los criminales paraestatales. Los registros de partidos afines a Morena que bajo la presión de Amlo, les obsequió, se inscriben en la lógica de la elección de Estado que se ha echado a andar. Los anuncios que a tres meses antes de las votaciones el presidente hizo que se duplicarán hasta llegar a seis mil pesos bimestrales cada año, ya lo colocan fuera de la ley y como presidente faccioso. Los siervos o servidores de la nación son brigadistas de Morena que tocan puertas para amenazar que si no votan por Morena, se terminan los apoyos. Son treinta mil brigadistas que se dedican a sembrar miedo.
Los dineros de los fideicomisos, de los ahorros fiscales, de los subejercicios, están trabajando a favor de Morena.
La Coalición Va por México, se enfrenta a Morena y sus satélites, en condiciones de desigualdad de recursos. Que hemos tenido en el pasado desigualdades es cierto, pero nunca unas elecciones donde el gobierno mande por delante malosos a deshacerse de sus competidores y que los apoyos se personalicen. Que inclusive que con tal de ganar votos se prefiera regalar dinero a darle medicinas a los niños con cáncer, guarderías a las madres, construir escuelas y carreteras y apoyar las fuentes de trabajo.
Vamos a votar por los partidos PAN, PRI y PRD, no porque sean los partidos que idealizamos sino porque urge restablecer el equilibrio de poderes que permitan vigilar y controlar a un poder que se encamina hacia la eliminación de la competencia real y con ello hacia la dictadura.
Para que nuestros impuestos no sean derrochados por los hijos de Amlo ni dilapidados en líneas fraudulentas del metro o de caprichosas cancelaciones de obras y nuestra libertad siga destruyendo, concentrando en unas solas manos el poder , urge tomar conciencia de que no podemos, por unas limosnas que Amlo le da a los que él llama mascotas, silenciando ante los engaños y calamidades del gobierno morenista.
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