Según Hannah Arendt, la política nace en el Ágora. Es ahí donde la politica surge como un mecanismo para encauzar la difeencia, porque donde hay diferencias hay conflictos y la razón de la política es la diferencias. Suprimir las diferencias puede ser un ideal, más no algo a corto plazo, porque liquidar la diferencias es liquidar la politica. Por ejemplo. Los marxistas al ofrecer acabar con las clases sociales y la lucha de clases, ofrecen terminar con la política. No son los únicos que levantan abierta o simuladamente esta bandera. El mismo liberaliamo, al levantar su edificio estatal sobre una baae monolítica, niega las clases sociales y con ello abjura de la polticas, por eso tanta animadversión hacia ella. No olvidemos que la Revolución francesa y la ley Le Chepellier de 1791, suprimen los cuerpos internedios y Sieyés no concibe la existencia de partidos políticos.
Hablar en igualdad de derechos en la Plaza Pública, sobre los asuntos comunes, es el principal derecho en la Grecia Clásica. La política nace como un instrumento para proponer, deliberar, consensur y acordar. Ese era un derecho de todos pero, como siempre, la eklesia, la van monopolizando los mejores dotados para hacerse escuchar y persuadir, sin que deje de ser una severa pena falsear o calumniar. La retórica, la demagogia, el sofisma... degeneraron. Sea cierta o no la oración fúnebre que el hostoriador Tucides, pone en boca de Pericles, al volver de la Guerra del Peloponeso, hace una radiografía de como era el demócrata o como quería que lo vieran. El griego de la época de Pericles concebía la política como una acción concertada para encarar y resolver los problemas que les eran comunes. En el declive de la Grecia Clásica no sólo reaparecen tiranías sino que sus grandes pensadores ya relatan un Giorgias o un Calicles depositando la justicia en la fuerza.
Con la Roma Antigua se desarrolla una política que privilegia el mando y la obediencia y que por lo mismo, al separarse el mando de la sociedad, surge el reto de los equilibrios republicanos, que tanto seducirían a Maquiavelo.
Los contractualistas, no obstante basar en el consentimiento tanto el pacto unions como el pacto sujeción, sostenían la unidad total del Estado, lo que era explicable porque el nuevo Estado surgía de los escombros del feudalismo, de una sociedad poliárquica. La Política que sale de la pluma de Juan Althusio, es una excepción. Ese federativo orgánico es reanimado hasta Alex De Tocqueville. Hoy lo retoma Pier Rossanvallon.
Hasta Kelsen vastaba que la elaboración de una ley cumpliera con el procedimiento que marca su producción, para que fuera válida.
Fue la teoría de la acción comunicativas de J. Habermas quien fue más allá del debate instrumental hasta instalar la racionalidad en la acción comunicativa, al demandar que no basta que se cumpla con un procedimiento instrumental y que es necesario que la decisión esté precedida de la intervención de todos los interesados.
No obstante este procedimiento deliberativo que exige la nueva racionalidad, lo aberrante es encontrarnos con un presidente como Andrés Manuel López Obrador, que al enviar sus iniciativas al Poder Deliberativo, haga alarde, por anticipado de que no se le cambiará ni una coma.
Desde el momento que externamos un parecer, que ya no lo guardamos para nosotros, la ofensa más grande, es pedir que tácita o explícitamente nuestros receptores o interlocutores lo asimilen como verdad sacra o revelada.
Por cuanto a mi toca quiero decirles que me distiguen todos aquellos que se toman la molestia de escudriñar mis afirmaciones, en el entendido que nuestra reputación dependerá de las herramientas cognitivas y éticas con que repliquemos, lo que queda a merced del tribunal de la opinión publica.
Para mi es una gran satisfacción someter mis reflexiones al escritunio público, sin esperar un pluralismo sepulcral sino todo lo conteario, vivo, que en lugar de pretender matar el debate, lo vivifique. |
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