Por Inocencio Yáñez Vicencio.
Las infamias de que ha sido objeto el destacado perredista veracruzano, Rogelio Franco Castán, por parte de su expareja Guillermina Alvarado González y las autoridades morenistas que la protegen, hacen prever una ruptura de las barreras entre lo personal y lo político, que no puede traer nada positivo para la convivencia de la sociedad.
Nunca he cruzado una palabra con Rogelio, pero soy también oriundo de Tuxpan y tengo fresco los comentarios de amigos y vecinos que pueden ayudar a formarse una opinión de él y que por no compartir decisiones políticas, sería ético callarlas.
Siempre he escrito y expresado opiniones favorables a la causa feminista. El título de este artículo parodia el slogan de la corriente radical feminista, pero no es la única corriente. Existe el feminismo socialista, el feminismo de la igualdad, el feminismo de la diferencia. De la obra de Auguste Bebel : La mujer y el socialismo, a la obra de Simone de Beavoir: El segundo sexo, se libra un debate muy esclarecedor. Con las aportaciones de Iris Marion Young, toma una orientación que debe abordarse dialécticamente si no quiere naufragar. Para empezar no podemos regresar a una propuesta que alimente el totalitarismo que no distingue entre lo personal y lo político. La política surge para ocuparse de los problemas comunes. Dijera Habermas, tenemos que luchar porque lo político no colonice lo personal. El paso de una organización estamental a una representación nacional, en primer lugar es una cuestión de técnica constitucional, porque su precedente, la asamblea de cuerpos hacía casi imposible el acuerdo. La batalla culminante en la Revolución francesa es cuando se logra acordar que se pase de votar por estamentos a votar por cabezas. La asamblea moderna nace para ocuparse de asuntos generales, con el objeto de facilitar el consentimiento. Por eso cuando se llavan aquí asuntos particulares al Congreso se desnaturaliza
Permitir que lo político se inmiscuya en lo persona es autorizar que el Estado o la comunidad determine nuestra religión, familia, nuestras actividades deportivas, nuestras lecturas, nuestros gustos ...
Es cierto que la lucha de las mujeres no puede terminar con el fin del capitalismo, pero mientras exista, infiscutiblemente la condiciona, por lo que no enfrentarlo puede fortalecer la dominación femenina en lugar de replegarla, por lo menos. Yo lo que creo es que la lucha femenina debe ir más allá de la lucha cara a cara contra el varón. Las feministas deben abrevar en Gramsci. La lucha de posiciones es mejor que la lucha frontal. La lucha frontal las aísla. Dijera Gramsci, no se están enfrentando a un Estado que fuera pura fuerza. Necesitan producir su hegemonía. Necesitan legitimarse. Necesitan adeptos. Organización. Fuerza más consenso.
Para que no sean presas de las trampas de sus adversarios deben abrir un debate histórico, lógico, metódico y estratégico. Depurar ideas pero también quintacolumnistas y esquiroles. Nunca las mujeres habían carecido de representación tanto como ahora. Las representantes son familiares, amigas o incondicionales de grupos caciques. La misma representación es una ilusión porque se basa en un ciudadano ficción, que no existe, porque la igualdad en que se basa es sólo para no reconocer la desigualdad entre los hombres y mujeres concreta. Para cubrir la cuota de género echan mano de sus mujeres y empleados. La verdadera lucha de las mujeres tiene que ser por una representación real. La nación igual sólo existe en mente de quienes nos hacen pasar esa representación clasista por una representación general.
En las filas del movimiento feminista hay mucha gente que sirva a sus adversarios con sus acciones y su conducta individual. Justifico su coraje ante la insensibilidad de Amlo, las vallas y eso de que no pudieron llenar el Zócalo, que en son provocaciones, pero creo que pensar en crecer a base de ideas mas que de acciones directas, hay que ganar la opinión pública y, también depurar sus filas de personas que lo que buscan es desacreditar la lucha feminista y sacar provecho personal, como es el caso de Guillermina Alvarado González, que como puede desprenderme del juicio de sus propias hijas y vecinos, así como la narrativa que hace la columnista Claudia Guerrero, es la negación no sólo de madre sino inclusive de mujer. Yo siempre he pensado que si todos los padres cumpliremos con el cuidado de los hijos poco tendría que hacer el gobierno. ¿ Qué puede aportar a la causa femenina una persona que abandona y maltrata a sus hijas? Los que maltratan y ofenden a los niños deben sufrir las penas más severas, porque les destruyen su vida.
¿ Que congruencia puede haber en una mujer que se dice feminista que para perjudicar a su expareja, se abriga en el mismo gobierno que ha perseguido al feminismo?
El gobierno de Morena con estas acciones contra Rogelio sólo demuestra que nada lo detendrá en su afán de acabar con la oposición
Claro que hay que parar la violencia y de todo tipo. El que que recientemente vimos por las redes, que en el estado de Morelos, donde un padre al quedar viudo entra en relación con una mujer, que según los niños del señor, siempre iba a gritarle, termina por matarlo, dejando el total abandono a esas criaturas. Seguramente no denuncio esas ofensas, porque era hombre y nadie le iba a creer. Si analizan bien el reclamo de que se juzgue con equidad de género, no es otra cosa que el juez prejuzgue.
Tanto le importan a los gobiernos de Morena, los problemas familiares¿ por qué no actúa preventivamente a favor de la familia? ¿ por qué no tiene un programa de ayuda a los huérfanos resultado de la pandemia y la violencia?
No, Amlo y Cuitlahuac, únicamente pretenden acabar con sus adversarios, sin importarles utilizar a gente repugnante y nauseabunda para destruirlos. |
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